“Cuando una persona desaparece en el mar, de alguna manera, saber lo que pudo pasar, ayuda a aliviar el dolor de sus seres queridos”

Entrevistamos a Elizabeth Gutiérrez, responsable del Proyecto Personas Migrantes desaparecidas de la zona de Levante y Balears.

Elizabeth Gutiérrez es educadora social y su trayectoria en Creu Roja comenzó en 2015 para trabajar en el área de personas mayores, donde llegó a compaginar proyectos tan enriquecedores como el programa de buen trato a personas mayores, discapacidad y apoyo a atención a infancia hospitalizada y el de Restablecimiento del Contacto Familiar.

Este último proyecto, en el que adquirió una experiencia en búsqueda de personas desaparecidas, es el que le ha llevado a su puesto actual como responsable del Proyecto Personas Migrantes Desaparecidas en la zona de Levante y Balears, financiado por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030.

¿Cómo surge el Proyecto de Migrantes Desaparecidos dentro de Creu Roja?

En 2021 se instaura el proyecto en las Islas Canarias a raíz de la cantidad de solicitudes de búsqueda que se producían por parte de los familiares de personas que desaparecían en su ruta migratoria en el mar. Fruto de su éxito, en 2022 se decide llevar el proyecto a toda la zona de Levante, Balears y zona sur de España.

Desde que comenzamos el programa en esta zona, hemos podido esclarecer la suerte de 38 personas desaparecidas en periplo migratorio y estamos trabajando en la búsqueda de otras 200, en su mayoría de origen argelino de entre 16 y 30 años y que se embarcaron en alguno de los 26 naufragios en los que actualmente se está trabajando.

¿Cuál es su objetivo principal?

El objetivo es esclarecer la suerte de las personas que han desaparecido durante su ruta migratoria y poder ofrecer respuestas a sus familias sobre lo que ha podido ocurrir a bordo de esa embarcación o durante su periplo. Nuestra misión es aliviar el dolor que sufren muchas familias al no saber qué ha podido pasar con su ser querido.

¿Qué debe hacer una familia cuándo desaparece un familiar?

Lo primero es que acuda a cualquier sede de la Media Luna Roja o Cruz Roja, esté donde esté. Siempre habrá una persona que le podrá ofrecer la solicitud que debe cumplimentar en ese momento y siempre va a tener el apoyo de un técnico/a para ayudarle a realizarlo.

Ese apoyo va a ser clave en la recogida de información para su búsqueda, ya que necesitamos datos muy precisos sobre la persona desaparecida, como la fecha de su partida, el número de personas en la embarcación, información sobre los acompañantes, el modelo o tipo de motor de la embarcación, la ropa que llevaba puesta ese día o cualquier rasgo característico de esa persona (pelo, color de ojos, tono de tez, tipo de pelo, o si tiene un tatuaje o una cicatriz). Incluso si saben el puerto exacto de salida, podemos identificar la ruta que han podido seguir.

Una vez realizada la solicitud, esta se envía a Cruz Roja Española y desde allí se traslada la petición de búsqueda a todos los referentes del equipo de Restablecimiento del contacto familiar en costa/puntos de llegada. Siempre les recordamos a los familiares que no es necesario que se trasladen a los puntos donde creen que pueden haber llegado, porque la solicitud siempre va a llegar.

¿Qué pasos sigue el programa una vez se recibe una solicitud de búsqueda?

Comprobamos a través de todos nuestros recursos y diferentes aplicaciones de bases de datos saber si esa persona consta en los registros de llegada. También trabajamos con los compañeros y compañeras del Proyecto de Primera Respuesta de Emergencia a población inmigrante (PREPI) o comprobamos si se le ha podido derivar a algún centro de acogida gestionado por Cruz Roja o incluso que esté en dependencias policiales, o haya sido derivado a un centro de menores en el caso de menores no acompañados.

¿Y si no consta en ningún registro?

Elaboramos una serie de informes conforme a la situación que presenta esa persona. Si la persona ha desaparecido en ruta migratoria, realizamos un informe con toda la información que podamos recoger a través de las fuentes con las que colaboramos, como Policía Nacional o Salvamento Marítimo, entre otras.
Si conseguimos identificar o asociar que la embarcación en la que iba esa persona desaparecida consiguió llegar a alguna costa, recogemos todos los testimonios de las personas que podían ir con ella, por si disponen de alguna información. Es cierto que en la mayoría de los casos no se conocen, pero sabemos que muchas veces se hacen vídeos y fotos, y todas esas fuentes ayudan a clarificar los supervivientes o desaparecidos que iban a bordo y a saber qué pudo pasar. Nos basamos en hechos constatables y que se pueden verificar.

Si sabemos que la embarcación en la que iba la persona no ha llegado a nuestras costas, intentamos ofrecer un informe a los familiares explicando qué pudo pasar. Ahí no contamos con fuentes directas como pueden ser un testimonio, pero a través de las diferentes solicitudes de búsqueda de personas que iban en una misma embarcación, cada familia te cuenta algo distinto, y para nosotros eso va a ser clave para crear un relato y poder ofrecerles toda la información sobre lo que pudo pasar.

¿Qué apoyo les proporcionamos a las familias?

Es prioritario atenderles. Intentamos acotar al máximo el tiempo de espera para aliviar el dolor de una pérdida de un ser querido. Sabemos que no tenemos todas las claves para poder cerrar sus heridas, porque creemos que nunca se cierran, pero cuando se pierde a un familiar, de alguna forma, alivia y ayuda saber qué pudo pasar. La capacidad de escucha, la capacidad de respetar los tiempos, los silencios, ayudarles a canalizar ese dolor… todo eso es fundamental y para eso estamos preparados.

Siempre habrá una persona de nuestros equipos que los acompañará en casos como la identificación de un cuerpo o para realizar cualquier tipo de trámites en los juzgados.

En un proyecto así debe haber muchas historias por contar…

Todos los naufragios te marcan muchísimo, es inevitable, pero siempre recuerdo uno en concreto en el que un menor que estaba en un centro de acogida en Alicante se enteró a través de redes sociales de que cuatro integrantes de su familia naufragaron en una embarcación al intentar llegar a España. Son casos muy duros.

Pero por suerte también vivimos otras historias, como el caso de un chico de Mali que llegó a nuestras costas después de dos años de periplo migratorio. A través de nuestro recurso SALAMAT (“Safe and well”) pudo enviar un mensaje a sus familiares de que había llegado bien. Estaban muy agradecidos ya que llevaban dos años sin saber de él y pensaban que había fallecido

¿Cuál es tu mayor motivación para realizar este proyecto?

Mi gran motivación son las familias, al ver la gran cantidad de solicitudes que se envían, y saber que podemos aliviar de alguna manera el dolor y la angustia, aportar algo de luz en ello. Para todas las personas que formamos parte de este proyecto es fundamental poder dar una respuesta, sea positiva o negativa, ya que les ayuda muchísimo a avanzar, a no quedarse anclados en el tiempo, sin saber.

¿Cómo sociedad qué podemos hacer para ayudar?

Yo creo que absolutamente todos y todas hemos tenido algún familiar que ha migrado en algún momento, y es importante el saber mirar hacia adentro antes de criticar y de poner etiquetas a las personas que llegan. Desconocemos sus historias de vida, sus motivos, el porqué una madre con un bebé se mete en una embarcación tan precaria. Entender que no debe ser nada fácil y que si lo hacen es por algo. Si tuviesen los recursos para subsistir, nadie dejaría su casa atrás