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Una década en busca de refugio

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UNA DÉCADA EN BUSCA DE REFUGIO

Una década en busca de refugio
Los sirios no se marcharon para perseguir un futuro mejor: sencillamente, se marcharon en busca de un futuro. Tras una década de conflicto bélico, el país es un territorio desolado, donde las organizaciones humanitarias se esfuerzan por mitigar la catástrofe. Las cifras son casi tan impactantes como los testimonios de quienes han rehecho su vida en otros países, porque no pueden regresar al propio. En un país en el que más de la mitad de los jóvenes es menor de 25 años, toda una generación ha quedado marcada tras haber perdido gran parte de su niñez y adolescencia a manos del conflicto.

tabla con una decada buscando refugio

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PARTE 1 una decada buscando refugio

Siria es un país devastado. Una tierra donde no arraigan las raíces de sus gentes, ya que la mayoría ha tenido que cruzar la frontera y esparcir sus semillas por el mundo, en el mayor movimiento de refugiados de la historia reciente. Ahora, volver es prácticamente imposible. En esta República Unitaria del Oriente Medio, que en marzo ha cumplido una década sumida en la Guerra Civil, el conflicto ha arrasado con las estructuras sociales y ha desatado una catástrofe humanitaria sin precedentes. Todas las familias se han enfrentado a la sombra de la pérdida y quienes han huido siguen escuchando los ecos de la tragedia. Las personas sirias no decidieron irse de su país: es que no les quedó otra.

Según la ONU, más del 60% de la población de Siria necesita asistencia humanitaria, lo que implica que estamos ante el problema humanitario más grave del planeta. Unas 13,4 millones de personas (de un total de, aproximadamente, 18 millones) necesitan ayuda humanitaria, entre las que se cuentan 4,8 millones de niños y niñas -500.000 en situación de desnutrición-. El conflicto ha provocado que haya 5,6 millones de refugiados en todo el mundo y 6,1 millones de desplazados internos.

Más del 60% de la población de Siria necesita asistencia humanitaria: estamos ante el mayor problema humanitario del planeta

Cientos de miles de personas han muerto, incluyendo decenas de personas voluntarias que ejercían su labor, y otros tantos millones lo han perdido todo. Se han destruido viviendas, escuelas, hospitales y carreteras, por no hablar del suministro de agua y de electricidad. Pueblos y ciudades devastados a una escala enorme. En el último año, millones de personas han caído en una mayor pobreza a causa de la peor crisis económica desde que se desató el conflicto, situación que se ha agravado por el impacto de las sanciones y la pandemia mundial de COVID-19. El conflicto en Siria ha sido absolutamente brutal para la población civil, sobre todo para las personas jóvenes. Más de la mitad de la población siria es menor de 25 años

Una encuesta encargada por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) pone de relieve el alto precio que han pagado los y las jóvenes de ese país. Los resultados de la encuesta, en la que han participado 1.400 sirios y sirias residentes en Siria, Líbano y Alemania arrojan datos escalofriantes sobre la destrucción de familias y amistades, las enormes dificultades y preocupaciones económicas, las aspiraciones frustradas, las etapas perdidas y la profunda carga psicológica tras años de violencia y daños incesantes. "Ha sido una década de pérdida salvaje para todos los sirios. Para la juventud, en particular, los últimos diez años han estado atravesados por la pérdida de seres queridos, de oportunidades y del control de su propio futuro. La encuesta pinta un panorama sombrío de toda una generación a la cual el conflicto le robó la adolescencia y los primeros años de adultez", señaló Robert Mardini, director general del CICR, desde Ginebra. Pese a todo, la mayoría de los jóvenes sirios encuestados se manifestaron optimistas respecto del futuro. Sus esperanzas y aspiraciones para la próxima década son universales: seguridad y estabilidad, la posibilidad de tener una familia y un empleo bien remunerado, atención de salud y servicios accesibles en todo sentido, y el fin de la agitación y el conflicto.

PARTE 2 una decada buscando refugio

El Líbano: un refugio para 1,5 millones de personas sirias

Desde el comienzo del conflicto, la Media Luna Roja en Siria ha asistido a las víctimas a través de sus más de 11.000 personas voluntarias. La Media Luna Roja trabaja en estrecha colaboración con el Comité Internacional de Cruz Roja (CICR), desde donde se atiende a las personas que todavía permanecen en Siria, pero también a las que se refugian en países como Jordania, Líbano o Irak. Su labor pasa por la distribución de alimentos, medicamentos y otros artículos esenciales. 

El Líbano comparte frontera al norte y al este con Siria. El país acoge alrededor de 2 millones de personas refugiadas, de los que alrededor de 1,5 millones son sirios. Se estima que el 30% de su población es población refugiada, lo que convierte al país mediterráneo en el de mayor proporción de personas refugiadas respecto a su propia población, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Desde 1970, el país ha sufrido guerras civiles, crisis económicas e inestabilidad política lo que ha dañado el sistema de bienestar y particularmente el sistema sanitario. Hoy, Líbano padece la mayor crisis económica desde el final de su guerra civil en los años 90. Una crisis agravada por la irrupción del COVID-19. Este contexto ha llevado a la mitad de la población libanesa a vivir bajo el umbral de la pobreza y a nueve de cada 10 familias sirias a la pobreza extrema.

Cruz Roja Española realiza en Líbano una labor continuada desde 2013 en el ámbito de la salud en la atención primaria y a nivel hospitalario. En el país su labor se desarrolla tanto con la Cruz Roja Libanesa como con la delegación que la Media Luna Roja Palestina. En estos ochos años, Cruz Roja Española ha llevado a cabo principalmente en el sector de la salud y los medios de vida 41 proyectos y 5 están siendo ejecutados en este momento. Para ello, la Organización ha movilizado más de 5.6 millones de euros. Facilitar el acceso al derecho a la salud de las personas que presentan dificultades de movilidad, carencia de recursos económicos, situación de precariedad y que habitan en zonas con una infraestructura sanitaria inexistente y/o deficiente; y apoyar el funcionamiento de los cinco hospitales de la Media Luna Roja Palestina en el Líbano facilitando la disponibilidad de medicamentos, la actualización y ampliación de equipamiento médico así como a través del fortalecimiento de las capacidades de su personal son algunas de las principales tareas que Cruz Roja Española lleva  acabo en Líbano. Ello ha contribuido a cubrir las necesidades, principalmente sanitarias de más de 340.000 personas, de las que más del 37% son población refugiada siria Ana López, es delegada de Cruz Roja Española en Siria y una de las personas de la Organización que mejor conoce el terreno:
 

PARTE 4 VIDEO ANA LOPEZ una decada buscando refugio

PARTE 3 una decada buscando refugio

Ya en España, Cruz Roja Española, facilita la acogida e integración de las personas que solicitan protección internacional y que escaparon del horror para empezar otra vida. Es el caso de Salwa o Mahmoud. 

PARTE 5 una decada buscando refugio

SALWA. Dejó Siria en 2012. Llegó a Logroño en 2016

En taxi. Así se marchó Salwa de Siria, junto a su marido y su bebé, aunque al alcanzar la frontera de Libia, tuvieron que esperar cuatro horas para entrar. No había alternativa: en su pueblo de Rif Damasco, ya habían comenzado las detenciones arbitrarias y ellos estaban recibiendo cartas con amenazas. Corría 2012 y dejaron atrás la tienda, el taller donde él trabajaba y la Universidad en la que ella estudiaba. Empezaron de cero en el país vecino, donde recorrieron hasta tres ciudades y nacieron sus otros dos hijos.

No fue fácil. Con 6,8 millones de habitantes, Líbano ya ha acogido a más de un millón de ciudadanos sirios, además de cientos de miles de personas refugiadas palestinas. El ambiente no es el más propicio y el trabajo, para quienes llegan de fuera, suele resultar precario e insuficiente. "Mi marido estaba cobrando 350 dólares por trabajar 15 horas al día y el alquiler de la casa, que era pequeñísima, costaba 600", cuenta Salwa. Así que, cuando les propusieron ir a España, no se lo pensaron. En 2016, Acnur gestionó la acogida de la familia en Logroño, y nada más llegar, Cruz Roja contactó con ellos para facilitar su integración.

Estuvieron seis meses en un centro de acogida, aprendiendo el idioma y, durante el año siguiente, les ayudaron económicamente. Meses más tarde, su marido encontró trabajo en un taller mecánico, y a día de hoy, la familia es completamente autosuficiente. Sus hijos han crecido aquí y están integrados entre sus compañeros de clase, y aunque ella no ha podido convalidar sus estudios de Psicología, colabora con Cruz Roja como traductora en la acogida de otras familias. España le ha brindado una segunda oportunidad y piensa aprovecharla.

"Los que quedan me dicen que no tienen luz ni agua. No volvería a Siria, porque no me gustaría ese futuro para mis hijos"

En absoluto tiene intención de regresar a Siria. "¿Para qué? La mayor parte de mi familia está refugiada en Alemania. Y en cuanto ponga un pie en el país, me pueden encarcelar", afirma Salwa. Según le cuentan sus amigos, las condiciones tampoco son las mejores, con una hora de electricidad al día y el suministro de agua limitado a un día por semana, por no hablar de la inseguridad y los secuestros. "Ya no hay bombas, pero sigue habiendo peligro. Cuando se derrama tanta sangre, el rencor queda mucho después de la guerra. Y no me gustaría ese futuro para mis hijos", reivindica.
 

PARTE 6 una decada buscando refugio

MAHMOUD. Dejó Siria en 2015. Llegó a Córdoba en 2017

Las labores de traducción también son habituales para Mahmoud, no solo para ayudar a Cruz Roja, sino para conseguir trabajo como intérprete en empresas de exportación.  "Aunque ahora todo está muy parado por la pandemia", admite. Anteriormente, ha sido contable, soldador, camarero mozo de almacén y ha recogido fruta en el campo. "Trabajo en todo lo que va saliendo, tenemos que pagar el alquiler", asegura. Desde que llegara a Córdoba, hace ahora cinco años, ha tenido que luchar cada día para mantener a su mujer y sus dos hijos. "El Gobierno te da seis meses en un centro de acogida y te ayuda durante un año. A partir de ahí, búscate la vida", explica, en un español más que aceptable.

Cuando vivía en Siria, tenía una tienda propia. "La vida era mejor, pero llegó la guerra", recuerda. Aguantó cuatro o cinco años en mitad de la contienda, hasta que reclamaron a los hermanos de la familia para el servicio militar, que es obligatorio durante dos años y medio. Fue entonces cuando decidieron escapar a otros países fronterizos, huyendo de una muerte casi segura. Un hermano escapó a Turquía, sus padres viajaron a Dubai, y él se quedó en Argelia, para gestionar los papeles de su mujer y de su hijo. Cuando logró sacarlos de Siria, todos eran oficialmente refugiados, y les enviaron un año Alemania.
 

"La vida era mejor, pero llegó la guerra"


Y de Alemania a España, donde no está siendo fácil. A pesar de haberse formado en los cursos de Cruz Roja y de haber trabajado en distintas empresas, aún continúa en una situación inestable. Mahmoud recuerda la vida que tenía en su país, donde ya solo quedan sus abuelos y sus tíos. "Dicen que ya no hay tantos bombardeos, pero que lo están pasando mal", cuenta. El sueño de la familia es regresar a su tierra algún día, pero no lo harán mientras se mantenga la situación política. "En Siria, si estás a favor del Gobierno, a lo mejor puedes comer. Si no, ya puedes prepararte para luchar y pasarlo mal", y concluye: “Antes mataban a la gente con armas, ahora la están matando de hambre”.  

PARTE 7 una decada buscando refugio

Refugiados que refugian

Las acciones de voluntariado que Salwa o Mahmoud realizan para Cruz Roja en España no son una excepción: muchos de los refugiados que han sufrido en todo el mundo quieren contribuir a que otros sufran menos. Es el caso de Shaza quien, a sus 26 años, vive en Çanakkale (Turquía) desde hace cinco. "Como refugiada en otro país, temía no hacer algo para devolver un poco de lo que Turquía ha hecho por nosotros", dice. Así que colabora en el reparto de comida a personas turcas en situación de vulnerabilidad. "No puedo soportar la idea de que alguien necesite ayuda y yo no poder darla", afirma.

Su historia es parecida a la de Merek Arbash, con quien comparte edad y la condición de refugiada en Turquía. Entre semana, esta joven siria se dedica a coser mascarillas en un taller, ayudando a que la protección "llegue a todos los niños". Así es como ha conocido a Seren Bilal, de 33 años y nacida en Izmer (Turquía), que es una de sus compañeras y se ha convertido en su mejor amiga. "Merek es muy dulce, nos reímos mucho por cualquier cosa", comenta Seren. Turcos y sirios se integran y se hermanan, también a través de las máquinas de coser, y terminamos viendo a estas dos mujeres paseando junto al mar.

 

PARTE 8 una decada buscando refugio

¿Cuál es el origen del conflicto?

Bashar Háfez al-Ássad es, desde el año 2000, el presidente de la República Árabe Siria. No fue un dirigente electo: sucedió a su padre, Háfez al-Ásad, quien falleció tras 29 años al mando. La comunidad internacional creyó que tendría un perfil reformista, pero su reacción ante las protestas populares de la Primavera Árabe fue muy violenta, ordenando que se abriera fuego contra los manifestantes. De inmediato, estalló una Guerra Civil entre los distintos grupos políticos del país. Desde combatientes rebeldes moderados (el Ejército Libre Sirio, ELS), a grupos islamistas y yihadistas (Estado Islámico, EI), pasando por los kurdos, que dominan la franja Norte del país. Hay múltiples facciones religiosas.

El conflicto adquirió una dimensión todavía mayor cuando se involucraron otras potencias internacionales. Mientras que Estados Unidos ha apoyado a algunos grupos rebeldes, la alianza de Rusia con el Gobierno de Asad es, en buena parte, la razón de su supremacía militar. Países circundantes, como Irán, Turquía o Arabia Saudita, también hacen valer sus propios intereses. Y así ha ido transcurriendo una década, en la que millones de personas han escapado del país buscando refugio, mientras que los organismos internacionales han tratado, sin éxito, de consolidar acuerdos de paz. Hasta la fecha, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos estima que el conflicto bélico se ha cobrado unas 465.000 vidas.
 

PARTE 10 una decada buscando refugio

KEVSER. Dejó Siria en 2015. Llegó a Turquía ese mismo año

Durante la crisis de la COVID-19, Kevser no solo ha recibido asistencia: también la ha ofrecido de vuelta. "Quiero apoyar a las personas que estén sufriendo", afirma. Hace dos años que presta servicios en el hospital de Red Crescent en Ankara (Turquía), donde se encarga de visitar hogares vulnerables e informar a otras personas refugiadas sobre las ayudas disponibles. Durante el confinamiento, sus funciones se vieron ampliadas. "Mucha gente venía preguntando cómo podía protegerse y nosotros se lo explicábamos en su idioma. También creamos grupos de Whatsapp para ofrecer apoyo psicológico", dice.

Al tiempo que prestaba estos servicios, su familia precisaba de otros. "Los meses de marzo, abril y mayo fueron muy duros. Mi marido no encontraba trabajo y no podíamos pagar las facturas", recuerda. Por ello, recurrieron a la asistencia que proporciona la Red de Seguridad Social de Emergencia (ESSN), financiada a través de la Unión Europea. A través de ella, se han entregado tarjetas de débito a 1,7 millones de personas refugiadas en Turquía. "Ese dinero nos ha permitido salir adelante y pagar nuestra casa. Ahora no tenemos deudas, pero mi mayor sueño es encontrar un trabajo para que, por fin, volvamos a ser autosuficientes", insiste. Y sigue asistiendo a cursos y formaciones.

Kevser y su familia se marcharon de Siria en 2015, cuando una bomba cayó cerca de su casa. "Antes teníamos una bonita vida, yo tenía una bonita tienda", recuerda. 

"Antes teníamos una bonita vida, yo tenía una bonita tienda. Ahora, mi mayor sueño es encontrar un trabajo para volver a ser autosuficientes"

Durante los cuatro años que padecieron la guerra, ella se convirtió en voluntaria de primeros auxilios, "porque quería ayudar a los heridos". Presenció de cerca cómo el conflicto se cobraba la vida de muchas personas y dejaba a decenas de miles de heridos, hasta que aquella bomba asustó a su familia. Optaron por dejarlo todo y cruzar la frontera en dirección a Turquía. Nunca ha perdido su vocación solidaria y, mientras busca una vida estable para los suyos, también ayuda a otras familias a tenerla.
 

PARTE 9 una decada buscando refugio

El impacto de la covid-19 en los refugiados

Como siempre, las crisis siempre son más dolorosas para las personas más vulnerables, y la COVID-19 no es una excepción. El estudio realizado por IFRC y TRC sobre el impacto que ha tenido la pandemia en los refugiados de Turquía arroja datos extensibles a otras partes del mundo. Los índices de deuda y desempleo se han incrementado, de modo que un 80% de familias refugiadas tiene al menos un miembro en el paro. Sin embargo, las estadísticas también demuestran que quienes reciben asistencia humanitaria mitigan el golpe: registran un 13% menos de inseguridad alimentaria, además de hacer frente a sus obligaciones de pago con el alquiler y las facturas gracias a las líneas de crédito.

En España, la puesta en marcha del Plan Responde de Cruz Roja, cuyo objetivo ha sido reaccionar ante la emergencia sanitaria, con más de 11 millones de euros de dotación, no se ha olvidado de brindar asistencia a las personas refugiadas. La Organización redobló los esfuerzos para hacer llegar las recomendaciones transmitidas por la OMS a todas las personas beneficiarias, asegurándose de que estuvieran disponibles en diferentes idiomas. A su vez, elaboró planes de contingencia urgentes para evitar la propagación de contagios entre las personas ubicadas en recursos de acogida. Y también se facilitó la entrega de bienes y alimentos para cubrir sus necesidades básicas.

Desde el comienzo del conflicto se han venido realizando campañas para concienciar sobre su situación a la población, dando a conocer los retos y dificultades que afrontan las personas refugiadas en España. Porque la resolución de muchos de sus problemas pasa por lograr una plena  integración, que es un resorte fundamental para poder llevar una vida normalizada. Ahora que están aquí, #TeNecesitanCerca, es el lema de la Organización para sensibilizar a la sociedad sobre su situación y los retos que tienen en el día a día.

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