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Sembrar esperanza, recoger salud. Los beneficios de cultivar un huerto

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SEMBRAR ESPERANZA, RECOGER SALUD. LOS BENEFICIOS DE CULTIVAR UN HUERTO

Sembrar esperanza, recoger salud. Los beneficios de cultivar un huerto
Su existencia beneficia la socialización, permite retomar el contacto con la tierra y el entorno natural, mejora la salud física y mental y además son una apuesta por el conocimiento y la protección ambiental

Humanidad

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Cruz Roja

Parte 1: la semilla de la integración social

Los huertos urbanos están de moda. Cada vez se habla más de estos espacios destinados al cultivo de verduras, hortalizas, frutas o legumbres, entre otras variedades, en el entorno urbano. Una actividad lúdica y productiva, que mejora la calidad de vida a través del ejercicio físico que requiere el trabajo agrícola y con la que se gana, por supuesto, una despensa llena de productos saludables.  

Además de su función productiva, el huerto urbano sirve para incrementar la relación entre el medio urbano y el natural, y fomenta la biodiversidad y la conectividad ecológica de los hábitats que benefician el equilibrio de los ecosistemas. Por otro lado, y desde una perspectiva social y antropológica, pueden y deben fomentar las relaciones sociales entre las personas, y contribuyen a los encuentros intergeneracionales e interculturales.   

 

La semilla de la integración social  

En Palencia conocen, desde hace años, las ventajas de recoger e intercambiar frutas y hortalizas. Una iniciativa con más de treinta años de historia, donde ochenta personas acuden a diario a los huertos eco huertos sociales de Cruz Roja. Un proyecto que, desde que comenzó a funcionar a principio de los años noventa en la capital palentina, siempre ha tenido una estupenda acogida. Tres décadas después, estos huertos son bien conocidos en la localidad y reproducidos, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, con iniciativas similares que se han ido desarrollando en diferentes lugares, por los contrastados beneficios que ofrecen a los usuarios y usuarias.  

“Conozco a la gente, los veo funcionar, veo la satisfacción de cultivar un producto y sacarlo adelante”, comenta Juan José López, técnico del proyecto ‘Huertos ecosociales’. Estos huertos nacieron para atender a la tercera edad, aunque con el tiempo se han abierto a otros colectivos y han adquirido un carácter psicosocial y terapéutico, centrados en tres aspectos: el físico, el psíquico y el social.  

Un proyecto que, respecto al aspecto psicológico, ayuda a favorecer la memoria o funciones como la planificación, la atención o la concentración. Además, instala rutinas, tal y como explica Mº Concepción Gutiérrez, psicóloga de Cruz Roja. “Participar en sembrar algo, y que ese algo crezca en base a mis cuidados; a mi esfuerzo, a mi trabajo, a mi sudor; y que eso se convierta en un producto, que además luego puedo compartir con mis seres queridos, te da una satisfacción personal enorme”, explica. “Al final, eso se debe a lo que llamamos motivación por el logro, es decir, yo me esfuerzo para conseguir resultados”, asegura. 

"No dejas de estar participando en algo que nace y que depende de tus cuidados, de tu perseverancia, en definitiva, depende de ti"

Una rutina, la de acudir al huerto, que además fomenta la autoestima y el compañerismo, ya que genera una satisfacción para los usuarios y usuarias y, por lo tanto, un bienestar emocional. Dentro del aspecto social, Gutiérrez destaca que la conexión social es fundamental. “Si lo que yo hago o no hago, repercute en los demás, está fomentando que la experiencia de una relación social esté basada en un trueque”, añade.  

En Palencia, la labor de sus implicados vecinos y vecinas hace que puedan plantar prácticamente lo que quieran y eso da pie a una gran variedad de productos 

Una de las máximas del proyecto es desarrollar una agricultura tradicional y ecológica. También se apuesta por el reciclaje, la sostenibilidad y la limpieza. Es, en definitiva, un ejemplo de convivencia y armonía social, con el que los y las residentes se comprometen desde el primer momento. Todos y cada uno de los horticultores y horticultoras aficionados de estos huertos ecosociales de Cruz Roja, recomiendan al resto que sigan sus pasos. “Al final no dejas de estar participando en algo que nace y que depende de tus cuidados, de tu perseverancia, en definitiva, depende de ti. Eso hace que movilices muchos recursos personales y yo creo que solo hace falta escuchar los testimonios para comprobar que les genera mucho bienestar”, concluye Mº Concepción Gutiérrez, psicóloga de Cruz Roja. 

Parte 2: La horticultura como terapia e instrumento educativo  

La horticultura como terapia e instrumento educativo  

Un huerto urbano proporciona alimentos sanos y nutritivos, con el sabor auténtico de las hortalizas. Está demostrado que se trata de una actividad relajante y saludable, que implica hacer un poco de ejercicio aeróbico, lo cual tiene consecuencias muy favorables para la salud.  

Además, es una manera de valorar el medio ambiente y la naturaleza, ya que es inevitable no conectar con ella, y no tiene límite de edad, ya que se trata de una actividad muy adecuada para todo el mundo, incluidos niños y mayores. Los primeros encuentran en ella una gran fuente de conocimiento, mientras que para las personas mayores es una buena manera de hacer ejercicio.  

En la provincia de Toledo, concretamente en Talavera de la Reina, los más pequeños de la localidad ya conocen las tareas de la siembra y la recogida. Todos ellos y ellas participan en programas de Cruz Roja Juventud y viven en primera persona la gratitud de ir viendo los resultados del cuidado de las diferentes verduras y hortalizas. Sabiduría agrícola y amor por el medioambiente que hace que los niños y niñas crezcan conociendo mejor los procesos naturales y potenciando su capacidad para observar el medio natural. 

Proyectos como este surgieron tras la pandemia en un esfuerzo por humanizar los hospitales

Los beneficios de acudir a este tipo de huertos no sólo se quedan en el plano físico y emocional, sino que sus efectos llegan al terreno terapéutico. De la mano de Cruz Roja, otro gran ejemplo es el que ocurre en el hospital Joan March de Mallorca, donde desarrollan un programa con pacientes en el que el cultivo de ajos, rabanitos y lechugas está demostrando excelentes efectos terapéuticos.  Una iniciativa que presenta los huertos como un aliciente para que las visitas de familiares y amigos de las personas ingresadas se puedan desarrollar en un espacio diferente a la habitación donde pasan la mayor parte del tiempo.   

La actividad transcurre una vez a la semana, gracias a la dinamización de una persona voluntaria, y los usuarios y usuarias son los responsables de la producción de cada huerto, donde por supuesto, también disfrutan de sus frutos.  Un proyecto nacido de la unidad de trabajo social, dentro del plan de humanización de los hospitales en los que actúa Cruz Roja

 “Todos esperamos con emoción los jueves, que es el día que bajamos al huerto”

Oliva Sanz, responsable de la Unidad de Trabajo Social del hospital, explica que se trata de un proyecto que surgió tras la pandemia en un esfuerzo por humanizar los hospitales. “Mientras trabajábamos en esa línea, nos dimos cuenta que el hospital, al encontrarse en una colina con un paisaje precioso alrededor, para los pacientes, la mayoría con un perfil de edad avanzada, el huerto iba a ser como una segunda casa”, afirma. Una experiencia altamente gratificante que aporta grandes beneficios: por un lado, los pacientes trabajan a nivel físico y cognitivo, y por otro lado, les anima a responsabilizarse. “Hemos visto una mejoría a nivel sociabilización increíble. Vuelven a relacionarse entre ellos y eso es fundamental porque al final las personas mayores cuando están en un hospital acaban aislándose”, explica Oliva, quién añade emocionada que “todos esperamos con emoción los jueves, que es el día que bajamos al huerto”.   

Un proyecto que va más allá de una terapia física y emociona, ya que también supone un espacio agradable para las familias. Oliva afirma que es fundamental crear espacios agradables para las visitas, ya que “no es lo mismo visitar a un familiar en una habitación, que verle en este huerto. Ahí se genera un ambiente de ocio para toda la familia”. Concluye que este escenario de siembra y recogida, también es un aliciente para el resto de áreas, “el equipo de rehabilitación, por ejemplo, ya no trabaja con los pacientes andando por el pasillo. Ahora el objetivo es llegar al huerto y volver”.  

texto3: La práctica agrícola como fortalecimiento emocional 

La práctica agrícola como fortalecimiento emocional 

Si existe una zona en donde el contacto con la tierra y el entorno natural ha ayudado directamente a la salud mental y emocional de sus habitantes, ha sido La Palma. Fundación Cepsa mantiene su compromiso con los damnificados por la erupción volcánica en la isla colaborando nuevamente con Cruz Roja Española, esta vez en un proyecto centrado en la creación de ecohuertos sociales, cuyo primer espacio ha visto la luz en el municipio de El Paso. 

Un proyecto que se une a las acciones conjuntas realizadas desde el inicio del fenómeno volcánico y que busca mejorar la salud física, mental y emocional de los diferentes colectivos afectados, es decir, infancia, juventud, mujeres en riesgo de exclusión y mayores, y prevé involucrar a medio centenar de personas a lo largo del presente año.   

Estos huertos ecológicos sociales son una herramienta para poder trabajar diferentes aspectos, tales como la inserción, la formación para el empleo, los buenos hábitos alimenticios, la actividad física, el ocio saludable, la conexión con la naturaleza, la recuperación de hábitos y costumbres sobre el mundo rural, o el autoconsumo, entre otros.  Además de cultivar sus parcelas y recolectar, en este caso los participantes recibirán formación y asesoramiento para la práctica del cultivo, así como charlas sobre hábitos saludables, y participarán en talleres colaborativos.  

"Consideramos muy positiva la convivencia que se genera al trabajar la tierra de forma colaborativa"

Para la responsable de Fundación Cepsa en Canarias, Belén Machado, “al realizarse al aire libre, en espacios naturales, el cultivo de un huerto es una actividad muy saludable que reduce el riesgo de padecer enfermedades mentales, aumenta la sensación de bienestar y la autoestima de quienes la realizan y fomenta los vínculos sociales entre los participantes”. “Son espacios educativos y lúdicos, que además permitirán a quienes tuvieron que abandonar el ámbito agrario al perder sus terrenos volver a acercarse y conectar con la naturaleza. También consideramos muy positiva la convivencia que se genera al trabajar la tierra de forma colaborativa”, señala.  

Por su parte, el coordinador provincial Santa Cruz de Tenerife de Cruz Roja, Rubén González, hace hincapié en que “la solidaridad de las empresas es un aspecto crucial, como también lo es que no se limite al momento inicial de las emergencias, sino que vaya más allá mientras siga existiendo una necesidad, como ocurre con la apuesta de Fundación Cepsa por mantener su ayuda a los damnificados del volcán en La Palma”.  

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