El pasado verano, en menos de quince días, España pasó de padecer una de las peores olas de calor (la cuarta desde que arrancó la estación) a sufrir inundaciones como consecuencia de las lluvias torrenciales causadas por la DANA a principios de septiembre, que dejaron cinco personas fallecidas, tres desaparecidas y localidades enteras arrasadas. Son dos tipos de emergencia aparentemente diferentes, pero con muchas cosas en común. La más importante: cuanto más y mejor preparada esté la población, menos riesgo correrá y más protegida estará. 

Cuanto más y mejor preparada esté la población, menos riesgo correrá y más protegida estará

Pero, ¿cómo se prepara a la comunidad ante una emergencia? “En la Unidad de Emergencias de Cruz Roja tenemos una amplia experiencia en el ámbito de la respuesta a emergencias: ocurre algo y respondemos de manera inmediata. Luego, con el apoyo de otras áreas, Cruz Roja continúa el trabajo contribuyendo a la recuperación de las personas que han sido afectadas. Ahora, necesitamos integrar de manera más armonizada en todo el territorio la actuación en las etapas previas: en la preparación y prevención ante desastres de la población”, explican desde la Dirección del área de Socorros de Cruz Roja. Desde Cruz Roja estamos trabajando para que la preparación y prevención de la población sea la misma desde cualquier pueblo o ciudad ante cualquier desastre, tal y como ocurre en la respuesta frente a las emergencias. Aprovechando la experiencia del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja en este sentido y, después de definir aquellas áreas de trabajo que consideramos más prioritarias, la Organización ha establecido seis puntos que se ponen en marcha de manera simultánea para poder trabajar. 

Actuaciones para estar preparados 

Estos puntos orientarán el desarrollo de actuaciones concretas que se adapten a las particularidades de cada territorio, focalizando en aquellos riesgos que resulten de mayor importancia en cada zona. Las actividades a realizar son de carácter diverso, por ejemplo, ayudar a las familias a elaborar un plan de respuesta, fomentar simulacros y entrenamientos, realizar formación relativa a la preparación ante desastres en el ámbito educativo, formar a la ciudadanía en primeros auxilios o contribuir a apoyar los sistemas de alerta temprana existentes. Iniciativas que persiguen llegar a toda la población pero, sobre todo, a las personas más vulnerables y que tratan de minimizar las consecuencias que los desastres asociados a peligros naturales o provocados por el ser humano ocasionan en la población, la economía y el medio ambiente. 

LOS 6 PUNTOS de la preparación y la prevención: 

1. Incrementar el nivel de consciencia y conocimiento sobre los riesgos a los que estamos expuestos. 
2. Enseñar a las personas cómo deben responder frente a la emergencia. 
3. Promover una recuperación más rápida después de una emergencia buscando que, si vuelve a producirse, la ciudadanía esté más fuerte y preparada. 
4. Crear alianzas con la Administración pública y otras entidades claves para fortalecer colectivamente la prevención y preparación ante emergencias. Frente a los desastres, necesitamos sumar todos los apoyos. 
5. Influir en la agenda política para contribuir a que se cubran las necesidades en materia de preparación y prevención. 
6. Ampliar recursos y competencias del voluntariado para trabajar en la prevención y preparación, y reforzar nuestras propias capacidades y competencias para ser de máxima utilidad a la población.