Una conocida expresión reza que “la educación nos hace libres”. Libres para escoger una profesión, libres para vivir con consciencia crítica, libres para discernir qué camino es el más adecuado. Aprender, estudiar, y formarse nos convierte en personas con más capacidades y aptitudes para enfrentarnos a la vida. Por desgracia, no todo el mundo tiene las mismas facilidades ni parte de la misma situación cuando hablamos de educación.

Unos datos para demostrarlo. España es el país con mayor tasa de abandono escolar de la Unión Europea. Así lo demostraban datos publicados en 2020 por el Eurostat, donde también se deslizaba otra inquietante cifra: el 17,3% de las personas jóvenes de entre 18 y 24 años no siguen formándose tras finalizar la Educación Secundaria. 

España es el país con mayor tasa de abandono escolar de la Unión Europea

Datos de Cruz Roja también aportan más información al respecto. En su Boletín sobre Vulnerabilidad Social número 15 de 2017 se mostraba que, de las personas atendidas por la Organización, un 36% tenía estudios primarios completos y un 17% no había podido completarlos. Por otro lado, el 21% había terminado la secundaria y el 6%, al contrario, tenía estudios secundarios sin terminar. 

Aunque en 2020, por primera vez en la historia, se registró un mayor número de personas con estudios superiores finalizados frente a aquellos que solo habían finalizado la Educación Secundaria o menos (un 39,7% frente al 37,1%, según la última edición del Sistema Estatal de Indicadores de la Educación), y el abandono temprano de la educación y la formación también descendió un punto respecto a 2019, la situación todavía resulta preocupante. Por ese mismo motivo, uno de los ejes de Cruz Roja es facilitar que personas que han dejado los estudios puedan volver a retomarlos.

Poco importa si abandonaron su formación cuando eran menores de edad. Poco importa si han decidido retomar sus estudios al cumplir la treintena. Desde la Organización acogen a todo tipo de perfiles que buscan volver a las aulas para hacer que su futuro sea lo más sólido posible. Porque la educación no solo nos hace libres: también es la llave para abrir numerosas puertas hacia una vida digna.

Para ello, desde la Organización existen diferentes itinerarios que se pueden recorrer con el objetivo de aproximarse a una profesión o sacarse el título de la ESO. No todos los caminos que propone Cruz Roja son iguales, pero sí persiguen un mismo objetivo: hacer que las personas vulnerables y en riesgo de pobreza o exclusión social tengan una segunda oportunidad de formarse. 

El primer paso: recuperar las rutinas

Los Programas Formativos de Cualificación Básica (una suerte de antesala a las FP de Grado Medio) es el primero de estos itinerarios. Los Programas Formativos de Cualificación Básica (PFCB) son unos estudios de carácter voluntario, a veces con una duración de un año académico, que pueden cursar personas que no han finalizado la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), pero quieren proseguir con su formación reglada. Es el primer paso para retomar el pulso educativo; una primera fase en la que el alumnado se aproxima a una profesión para, poco a poco, ir recuperando la motivación.

¿Qué tipo de formaciones se acogen específicamente bajo este paraguas? Algunas como Servicios Auxiliares de Peluquería o Servicios Auxiliares de Estética. Gracias a esta toma de contacto con un oficio, cuenta Maite Espinosa, directora del Área de Educación de Cruz Roja Alicante, es más sencillo que posteriormente puedan pasar al Centro de Formación de Personas Adultas de Cruz Roja Alicante, ubicado exclusivamente en esta ciudad. Este segundo itinerario formativo se diferencia de los Programas Formativos de Cualificación Básica en que, en el Centro de Formación de Personas Adultas, la formación se orienta, específicamente, a sacarse el título de la ESO o a superar la prueba de acceso para el Grado Medio de la FP.

“A veces nos encontramos con chavales muy jóvenes, de 16 años, que no han tenido muchas oportunidades”, cuenta Espinosa. Introducirles en una profesión u oficio en los Programas Formativos de Cualificación Básica antes de que pasen al Centro de Formación de Personas Adultas es positivo para ir entrenando la constancia y la paciencia, claves cuando hablamos de educación, especialmente en contextos difíciles. 

“A veces nos encontramos con chavales muy jóvenes, de 16 años, que no han tenido muchas oportunidades”

Con una duración de septiembre a junio, los cursos del Centro de Formación de Personas Adultas funcionan casi como los de una escuela al uso. Respecto a su coste, suelen ser de ámbito privado, pese a lo cual se pueden conseguir en muchas ocasiones becas para costearlos. “Nos comunican su situación, rellenan unos documentos y, tras un proceso de valoración, pueden estar becados parcialmente o incluso el 100% del curso”, añade Maite Espinosa.

Laura Abegón dejó los estudios con 15 años. “No tenía nada claro”, admite. Ahora, con 28 años, está cursando el primer curso del Grado Medio de Farmacia. Y ello, asegura, ha sido en parte posible por Cruz Roja. “Me han ayudado muchísimo, a todos los niveles”, relata. Comenzó a estudiar en el Centro de Formación de Personas Adultas de Cruz Roja Alicante en 2019; y tres años después, con el título de la ESO en su haber, está cumpliendo uno de sus sueños. 

“Es cierto que después de casi 10 años sin coger un libro, me pregunté qué cómo iba a hacerlo, pero al final te pones, no te queda otra. Y eso que soy también mamá, pero gracias a tus profesores, que te apoyan y te guían, lo consigues”, añade. “Si no me hubiera encontrado con esta gente por el camino, seguiría sin estudios todavía”, reflexiona. 

El caso específico de Ceuta y Melilla

En Ceuta y Melilla, a diferencia de otros territorios, tienen una formación particular: los llamados ‘Otros Programas Formativos’ (OPF), descendientes de lo que anteriormente se conocía como Garantía Social y, después, PCPI (Programas de Cualificación Profesional Inicial). En Ceuta, concretamente, Pilar Durán, directora del Área de Conocimiento de Educación y Medio Ambiente de la ciudad autónoma, explica que el centro de Cruz Roja es colaborador del Ministerio de Educación y llevan desde mediados de los 90 avanzando, junto con el sistema educativo, para ofrecer oportunidades a las personas que quieren volver a estudiar.

A diferencia de otras formaciones, los Otros Programas Formativos (OPF) tienen una duración de 9 meses (900 horas) y no siempre se rigen por el curso académico, ya que depende de la concesión de subvenciones. Eso sí: cumplen el mismo objetivo de acoger a personas en riesgo de exclusión social para facilitarles su inserción en el mundo laboral. 

Los Otros Programas Formativos (OPF) tienen una duración de 9 meses (900 horas)

Para ofrecer los cursos, además, atienden mucho a las profesiones más demandadas del momento. “Ahora tenemos formaciones de auxiliar de comercio y almacén, auxiliar de entrega y recogida a domicilio, y auxiliar de limpieza y desinfección de servicios domésticos y profesionales. Además, contamos con uno específico para personas con otras capacidades (con más del 33% de discapacidad) también de auxiliar de almacén”, relata Durán. 

Sí que guarda cierta similitud con la Formación Profesional Básica en el sentido de que, mediante esta formación, también se les proporcionan “hábitos de estudios” al alumnado para incorporarse al ámbito educativo, aunque difiere de la primera en dos aspectos: se obtiene, al acabar, un certificado profesional (pero no la ESO), y su duración es de un año en lugar de dos (como sí pasa en la FPB). Con los OPF, además, se obtiene un certificado académico y se puede solicitar uno profesional (en caso de que el programa tenga todos los módulos profesionales de dicho certificado profesional). Respecto al perfil más común, depende. “Es muy diverso; desde los 16 años menores no acompañados, a cualquier persona mayor de 17 años que no hayan finalizado la ESO, personas en riesgo de exclusión social...”, recalca la directora del Área de Conocimiento de Educación y Medio Ambiente de Ceuta. 

En los OPF, además, hay dos módulos distintos. El profesional, que gira en torno al oficio o profesión concreto, y el específico, que recoge habilidades sociales, así como competencias lingüísticas y matemáticas; materias, estas últimas, que después se pueden convalidar en otros centros dependiendo del nivel. Paralelamente, Pilar Durán puntualiza que también pueden ir preparando a los y las estudiantes a presentarse por libre a los exámenes de la ESO. “Tratamos de potenciarlo”, señala.

Este tipo de cursos que se ofrecen integrados en los OPF en Ceuta y Melilla son gratuitos. Además, se les facilita a las personas que lo cursan todo el material educativo que precisen. Por otra parte, también incluye las prácticas en distintas empresas y entidades, algo que supone en muchas ocasiones una oportunidad de tener un primer contacto con el mundo laboral. “Algunas personas después se quedan en la empresa, o ganan experiencia y siguen con su ruta de búsqueda de empleo, donde les apoyamos en la inserción, por ejemplo, ayudándoles con el currículum y demás”, comenta Durán.

Y después, ¿qué?

Además de estas formaciones destinadas a reenganchar a las personas que abandonaron en algún momento sus estudios, Cruz Roja no cesa en su empeño de extender y expandir los conocimientos. Porque, como decía el célebre científico Albert Einstein, “yo no enseño a mis alumnos: solo les proporciono las condiciones en las que puedan aprender”.

Por ese mismo motivo, desde la Organización también ofrecen cursos de primeros auxilios y formaciones de FP sobre distintas materias, entre otros, que se pueden cursar tanto de forma presencial como online. Puedes conocer más aquí.