Lo de siempre o lo nuevo. El empleo se mueve entre la tradición y la innovación buscando siempre un nicho de negocio, un mercado: una oportunidad. En Cruz Roja saben bien que el trabajo resulta clave para afrontar una vida con dignidad y, por ello, su Plan de Empleo lleva ya la friolera de 20 años ayudando a personas a encontrar un lugar donde establecerse y crecer (a todos los niveles). Como prueba, las siguientes inspiradoras historias.

Cuando lo artesanal es una apuesta de futuro

Beatriz Briones es natural de Huete, un municipio de Cuenca de 1.478 habitantes. Allí tiene un proyecto de apicultura que bebe de la tradición: la suya es la segunda generación en dedicarse a una actividad que su propia tía abuela le enseñó con cariño y esmero. En 2019, Beatriz obtuvo el certificado de profesionalidad de apicultura para dedicarse profesionalmente a su pasión. Gracias al programa Empleando Digital de Cruz Roja, ha aprendido también a realizar en 3D sus propias plantillas para estampar cera. La formación también le ha permitido confeccionar sus propias etiquetas, algo que ha supuesto un antes y un después y le ha permitido ganar en autonomía y calidad. 

“Con 15 años empecé a ir a las colmenas”, cuenta Beatriz echando la vista atrás. Y es que no siempre se ha dedicado a ello plenamente, pero ahora sí está muy enfocada en sacar su proyecto adelante, que sobre todo se materializa a través de la venta de miel en frascos, tanto en su propio hogar como en algunos comercios (“la familia de mi marido tiene una panadería de toda la vida, y también se vende allí”, expone). Tampoco le hace ascos a utilizar sus manos para crear otro tipo de productos. “Me encanta coser y bordar: soy un culo inquieto”, confiesa. 

Beatriz tiene muy claro por qué el mundo de las abejas la ha cautivado siempre, y por qué este pequeño de apicultura le robó el corazón hace ya unos cuantos años. “Una colmena es una organización exacta: algo extremadamente preciso. Nadie se casa con nadie. Cada uno realiza su trabajo y ya está. Es algo que me apasiona, y me puedo tirar horas mirando una colmena por fuera para no molestar a las abejas”, explica. “Siempre he tenido colmenas y he sacado miel, también cuando mis hijos eran más pequeños, pero ahora, además, también me reporta económicamente”, añade. 

Aunque Beatriz es consciente de que no es una profesional del sector (“no tengo 1500 colmenas”, puntualiza) y su producción es pequeña, contempla el horizonte de futuro con ciertas expectativas. “Despacito y poco a poco, pero sigo caminando”, declara. Por el momento, la sensatez marca el camino: “No me planteo promocionarme más porque hay mieles como la de romero o la de mil flores que enseguida se me acaban, y no quiero dejar sin ella a gente que me ha comprado toda la vida”. 

“Con 15 años empecé a ir a las colmenas”

Pese a todo, y tras la formación realizada en el FabLab Cuenca de la mano de Cruz Roja, Beatriz siente que puede hacer frente a todo. “Ahora hago mis diseños, mis carteles… estoy deseando ir allí para utilizar la maquinaria”, expone en relación al centro. También, gracias a la Organización, Beatriz ya sabe crear una página web. Todo llegará con calma, constancia y con buena letra. “Este año espero duplicar el volumen de colmenas y en el futuro, me gustaría abrir una tienda en Huete enfocada en turismo que abriera los fines de semana”, dice Beatriz. Planes, desde luego, no le faltan. 

Lo especial de crear algo con las manos

Cortado láser, bordado digital, plóter, impresión digital en tela, o vinilo decorativo y textil. Ninguno de estos términos se le escapa ya a Gema Balcones, una emprendedora de Salmeroncillos de Abajo, un pueblo de apenas 100 habitantes de Cuenca. Ella también ha participado en Empleando Digital a través de FabLab Cuenca y su experiencia no podría ser más satisfactoria.

Y es que, aunque Gema dedica también su tiempo a trabajar en una empresa de limpieza, las manualidades son realmente su pasión. “Llevo ya 25 años formándome”, señala, y cuenta que tiene su propio puesto para vender camisetas decoradas con pintura a mano alzada, o decoración de madera o de fieltro. Con sus creaciones, ha participado en numerosos eventos y ferias. “Me encanta porque, sobre todo, me gusta el reciclar, el darle una segunda vida a los objetos que la gente tira, y que de tus manos, tan solo con tu imaginación, puedas hacer algo bonito”, cuenta. 

La formación en la que ha participado no ha hecho más que reforzar todos sus propósitos. “Ha sido una revolución: la caña. Este taller te abre un abanico de posibilidades para extender tu negocio”, recalca. Además, “nos han ayudado a crear nuestras propias páginas en perfiles sociales, a vender online y a agilizar todo el proceso”, matiza. 

Pese a que la pandemia ha afectado negativamente a su proyecto, Gema está ya de nuevo con las pilas bien cargadas. “Ahora justo estamos en época de comuniones y estoy a tope de pedidos”, revela. “También es cierto que tengo mucha clientela fija desde hace muchísimo tiempo, así que estoy superagradecida”, menciona. La gente que queda satisfecha con sus productos no duda en recomendarlos y así, mediante el boca a boca, Gema se enfrenta en estos momentos a mucho trabajo por delante. “Incluso hay gente que no me conoce de nada, pero han visto mis productos, y me encargan algo”, pone como ejemplo.

Por ese mismo motivo, Gema tiene claro que le encantaría seguir creciendo y que en los pueblos se pudiera dar más visibilidad a la gente artesana. “A mí me encantaría seguir aprendiendo, y seguir expandiendo mi proyecto. Dedicarme en cuerpo y alma a esto”, añade. Y en ello está.

El imparable poder de la fotovoltaica

En 2019 el Plan de Empleo de Cruz Roja en la Comunidad de Madrid comenzó a estudiar las posibilidades de empleo para personas en situación de vulnerabilidad que suponían las profesiones ligadas al llamado “empleo verde”. Profundizaron entonces en actividades como el reciclaje y tratamiento de residuos, las energías renovables, la movilidad sostenible o el transporte no contaminante. Entre otras acciones, se ha desarrollado recientemente un Certificado de Profesionalidad nivel 2 de Montaje y Mantenimiento de Instalaciones Solares Fotovoltaicas de 540 horas. Uno de esos empleos que tiene mucho futuro. Y explican el por qué.

“La energía que estamos consumiendo viene de algún sitio y tiene costes, tanto medioambientales como económicos. Los medioambientales los estamos viendo con el cambio climático y los económicos los estamos sufriendo en la factura de la luz. Con todo, el sector está demandando en torno a unos 20.000 empleos”, expone Santiago Martín, profesor del Certificado de Profesionalidad de Montaje y Mantenimiento de Instalaciones Fotovoltaicas, en Zona CREO. 

“Es la tecnología del futuro"

A Denis Marchetti le llegó la información del curso por correo electrónico y no se lo pensó. “Justo estoy ahora formándome en electricidad, que fue el sueño que dejé en mi país sin culminar”, explica. A Jessica García, otra de las alumnas del Certificado de Profesionalidad de Montaje y Mantenimiento de Instalaciones Fotovoltaicas, también le atrajo mucho la formación: “Es la tecnología del futuro y me encanta que la Cruz Roja me haya dado la posibilidad de estudiarlo porque normalmente es un curso muy caro, y este está subvencionado”, dice.

“Es un yacimiento de empleo en el que la mayoría de alumnado va a salir colocado. Todo lo que es sostenibilidad, y medio ambiente nos importa, por lo que también queremos favorecer el empleo verde. Toda la gente que ha entrado está contenta y sí lo ve como una opción de futuro”, recalca Lorena Luján, técnica autonómica del Programa de Empleo de Cruz Roja en la Comunidad de Madrid. 

Lo confirma, además, Santiago Martín, profesor del curso: “Profesionalmente la sociedad ya está concienciada: demanda este tipo de instalaciones. Cualquier persona que tenga un consumo eléctrico quiere que la fotovoltaica sea una forma de generar energía”. Ellos y ellas, además de encontrar nuevas oportunidades laborales, también son parte del cambio hacia un futuro más verde. 

Llegar tan lejos como lo haga la fibra óptica

El montaje e instalación de fibra óptica es otro de los nuevos nichos que la tecnología está abriendo a su paso. En Alcázar de San Juan (Ciudad Real), Cruz Roja y la empresa Getecom han facilitado el curso de Cualificación Media de Montaje e Instalación de Fibra Óptica, enmarcado dentro del proyecto ‘Segundas Oportunidades para la formación y aprendizaje de jóvenes inscritos en garantía juvenil’ del programa POEJ. El itinerario, compuesto por 180 horas impartidas por la propia compañía Getecom, comprende fundamentalmente teoría de redes y prevención de riesgos laborales. Además, está acompañado de otras competencias digitales y transversales asociadas al sector y al empleo.

El curso, además, tiene un compromiso de contratación por parte de la empresa, puesto que el objetivo de ponerlo en marcha era encontrar perfiles que pudieran instalar fibra óptica y comenzar a trabajar cuanto antes. Alba Torrijos, técnica de Empleo de Cruz Roja en Ciudad Real, apunta que de las 14 personas que iniciaron el curso, 7 están actualmente trabajando con la empresa. 

En Cruz Roja, precisamente, hay una parte de los equipos dedicada a la prospección empresarial, es decir, a buscar empresas en las cuales pueda haber lugar para los y las participantes de los programas de Empleo de la Organización. “Toda la formación que vamos sacando es en base al mercado laboral. Exploramos esos nuevos nichos de mercado que necesitan mano de obra y no la tienen”, añade.

"Exploramos esos nuevos nichos de mercado que necesitan mano de obra y no la tienen"

La experiencia, por el momento, es inmejorable. “Seguimos teniendo contacto con las personas que hicieron el curso y están muy contentos. El feedback es bueno”, comenta Alba Torrijos. Puede confirmar sus palabras Daniel Gómez, uno de los jóvenes menores de 30 años que realizó la formación y que actualmente está trabajando en la compañía. “Cuando vi la oferta del curso me pareció una excelente oportunidad para intentar mejorar mis salidas laborales. Además, el contenido me resultaba muy atractivo porque me gusta mucho ‘cacharrear’ y pensé que podría encajar bien”, dice. Después de completarlo, solo puede reflexionar sobre que “detrás de cada conexión [de fibra óptica] hay un trabajo enorme”.

Con todo, la formación ha superado por completo sus expectativas. “Lo comencé pensando que iba a ser todo teórico y se transformó en una experiencia muy gratificante en la que hicimos muchas prácticas y en la que iba viendo cómo, día a día, iba aprendiendo muchas cosas con gran intensidad. Los profesores también fueron muy majos (y algunos de esos profesores, por cierto, son ya ahora mis propios compañeros de trabajo)”, cuenta Daniel Gómez que no duda en afirmar lo a gusto que se siente y que en el trabajo “hemos hecho una pequeña familia”. Por ello, sus expectativas, asegura, consisten en “poder seguir creciendo dentro de Getecom, y cuanto más alto llegue, mejor”. “Quiero estar al 100% para que la empresa esté contenta conmigo, porque yo estoy muy contento en ella”, destaca.

También se deshace en buenas palabras hacia Cruz Roja. “Nos han ayudado muchísimo durante el curso y también después, que ya no tendrían quizá por qué preocuparse por nosotros”. “Hubo muy buena organización y mucho trato sobre todo con Alba, que fue nuestra tutora. Todas las palabras que tengo hacia ella son pocas porque nos ayudó muchísimo durante el curso y también después. De hecho, hace un par de días me llamó para ver qué tal iba todo. Estoy muy agradecido”, concluye. 

"En España quedan aún muchas zonas por cubrir con fibra óptica y para estos trabajos se necesitan trabajadores cualificados"

Por parte de Getecom, también evidencian la relevancia que tiene la fibra óptica en la actualidad. “En España quedan aún muchas zonas por cubrir con fibra óptica y para estos trabajos se necesitan trabajadores cualificados que puedan ya no solo desplegar estas redes sino, poder mantenerlas y realizar trabajos de actualización sobre ellas en el medio y largo plazo. Todo esto, unido a los nuevos planes de desarrollo del 5G es lo que está contribuyendo a la elevada demanda de estos perfiles”, precisa Jonathan Matas, CEO de la empresa.

Y es que el sector de las comunicaciones, estima Matas, tiene “claras carencias  de profesionales cualificados, por lo que hay una demanda insatisfecha en el mercado laboral de este tipo de perfiles”. A partir de ahí, la empresa se percató de que tenía que ser ella misma la que formara a personas interesadas en trabajar en este sector para satisfacer su demanda de trabajadores, algo que podría promover nuevas oportunidades laborales para personas que estuvieran buscando su lugar. Para ello, desde el principio, Cruz Roja se convirtió en un compañero de viaje que "entendió perfectamente las oportunidades laborales que podrían tener los alumnos que realizaran estos cursos”.

Por último, Jonathan Matas, CEO de Getecom, brinda una lección para aquellas personas que busquen un empleo: “La actitud es clave”. En su caso, afirma, “somos una empresa con una cultura corporativa muy definida, en la que primamos el buen ambiente, el trabajo en equipo, la gestión abierta de la diversidad y el compromiso”. “A partir de aquí, cada puesto de trabajo puede requerir determinados conocimientos técnicos, pero a nosotros nos gusta enseñar, compartir y ayudar a que las personas puedan ir adquiriendo cada vez más experiencia y habilidades, contribuyendo a su desarrollo profesional y a su empleabilidad”, añade.