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Mireia Barba: Una zanahoria de tres patas de origen local que cambió mi manera de comprar y consumir
SIGNATURA CONVIDADA
UNA ZANAHORIA DE TRES PATAS DE ORIGEN LOCAL QUE CAMBIÓ MI MANERA DE COMPRAR Y CONSUMIR
Mireia Barba
UNA ZANAHORIA DE TRES PATAS DE ORIGEN LOCAL QUE CAMBIÓ MI MANERA DE COMPRAR Y CONSUMIR
Dicen que una imagen vale más que mil palabras y que leer abre ventanas al mundo, pero 'espigar' un campo de zanahorias con permiso del propietario de la tierras por no cumplir los criterios estéticos en un campo del Parque Agrario del Baix Llobregat, a tan solo 10 km de la ciudad de Barcelona, es una experiencia vivencial y de acción directa que da un vuelco a nuestra manera de comprar y consumir.

Espigar, esa palabra en desuso, esa actividad con raíces milenarias que da nombre a nuestra organización y que hemos recuperado para dar respuesta a retos ambientales y sociales, como son el fomento del aprovechamiento alimentario y del derecho a una alimentación saludable y sostenible para toda la población. Hablaremos de ello un poco más adelante. Ahora, pero, hablemos del problema que dió origen a nuestra iniciativa. 

No somos conscientes del alcance de la problemática de las pérdidas y el desperdicio alimentario, una de las más severas de nuestro presente tanto a nivel ambiental como social. Según datos de la FAO, anualmente se desperdicia 1/3 de los alimentos producidos a escala global. La huella ecológica de esta problemática es enorme, pues cada vez que se desperdicia un alimento, también se desperdician los recursos que se han utilizado para su cultivo y cosecha. Por otro lado, esta problemática provoca el 8% de emisiones de gases de efecto invernadero, hecho que la convierte en una de las principales causantes del cambio climático.

Las pérdidas y el desperdicio alimentario ocurren a lo largo de toda la cadena y están provocadas por motivos muy diversos. Algunos de ellos tienen que ver con el funcionamiento del sistema agroalimentario imperante, y otras ocurren en puntos concretos de la cadena. 

En el sector primario, que es el eslabón de la cadena en el cual actuamos mediante los espigueos y otras acciones de sensibilización e investigación, las pérdidas están provocadas, sobre todo, por las políticas de precio y estéticas que impone el mercado alimentario. Si los agricultores y agricultoras tienen cosechas de alimentos que tienen formas, colores o tamaños que se escapan de los estándares del mercado, no las pueden comercializar. Tampoco pueden hacerlo con aquellos alimentos por los cuales se les paga un precio más bajo que el coste que tiene cosecharlos. Esto impide a agricultores y agricultoras cosecharlos y comercializarlos, y es por ese motivo que hay toneladas de alimentos perfectamente comestibles y nutritivos que quedan sin recoger. 

Desde Espigoladors reivindicamos la necesidad de transformar el sistema alimentario actual para avanzar hacia un modelo más sostenible, socialmente justo, que ponga en valor la agricultura local y el origen de los alimentos, y que haga realmente efectivo el derecho básico y universal a una alimentación saludable.

Sin lugar a dudas, cada vez más, las personas estamos desconectadas del origen de los alimentos, que son la tierra y los campos de cultivo. Esta desconexión es la responsable de que el valor social que se da a los alimentos y al trabajo del sector primario sea cada vez menor. Las personas no conocen el trabajo que se esconde detrás de cada una de las frutas y verduras que consumimos, y los recursos que se han utilizado para hacerlas crecer. A esto debemos sumarle el hecho que actualmente los alimentos se han mercantilizado y ya no se entienden como un bien común y un derecho esencial que deben tener todas las personas.

Hace pocos años, en 2014 impulsamos un nuevo fenómeno o movimiento que ha vuelto a activarse: la acción de espigar. Esta actividad tiene la virtud de aprovechar, para la alimentación humana, los alimentos que han quedado en el campo después de la cosecha principal o de las cosechas sembradas no recogidas, hecho que contribuye a prevenir la generación de pérdidas alimentarias y al aprovechamiento alimentario. Por otro lado, el espigueo es una herramienta muy potente de sensibilización ya que permite acercar a personas a los campos de productores y productoras locales, conocer el motivo de las pérdidas de alimentos totalmente aptos para el consumo, el origen y valor de los mismos y participar en la recolección de los mismos para donarlos a entidades sociales y bancos de alimentos, fomentando así el derecho a una alimentación saludable para todas las personas, en especial aquellos colectivos que padecen situaciones de vulnerabilidad o pobreza alimentaria. Al mismo tiempo permite visibilizar la labor y la existencia del campesinado local, que con su trabajo diario hace posible que tengamos acceso a alimentos frescos y saludables. 

El espigueo es una actividad que se enmarca dentro de la economía circular, permitiendo dar una segunda oportunidad a frutas y verduras y evitar su pérdida o desperdicio. A su vez, gracias al compromiso y solidaridad de nuestra red de agricultores y agricultoras colaboradores, contribuye a garantizar el acceso de alimentos recién recolectados: en menos de 48 horas estas verduras y frutas llegan a los hogares de aquellas personas que forman parte de más del 20% de la población que vive en situación de pobreza debido a los estragos de la crisis generada a consecuencia de la Covid-19. Y, finalmente, pero no menos importante: se trata de una acción que tiene la misión de generar un cambio de conciencia y de hábitos de consumo que promuevan la compra de alimentos de proximidad y fomentar una cultura del aprovechamiento alimentario como la que tenían nuestros antepasados.  

 

* Las opiniones de los colaboradores y colaboradoras que se publican en AHORA corresponden únicamente a sus autores y podrían no coincidir con los valores y principios de Cruz Roja, que fomenta la participación, el debate y la libertad de expresión para contribuir a crear una sociedad plural e informada.

Mireia Barba
Mireia Barba
Mireia Barba, presidenta y cofundadora de la Fundación Espigoladors. Imatge de fons

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