Unos vínculos indestructibles - Ahora
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- El proyecto Vincúlate de Cruz Roja une a personas mayores y zonas rurales para poner en valor la participación comunitaria. Para ello, se busca que sean las propias personas mayores las que detecten y aporten soluciones; todo, de la mano del personal técnico y voluntariado de la Organización.
Personas mayores, zonas rurales, soledad no deseada y participación comunitaria. Estos son algunos de los ejes clave del proyecto Vincúlate de Cruz Roja, una iniciativa que busca reducir el riesgo de exclusión social de las personas mayores que viven en entornos rurales. Para ello, el proyecto pretende lograr una mejor autonomía personal y de cuidados así como fomentar una mayor participación de la propia comunidad. Con el fin de combatir el aislamiento social y la soledad no deseada, también persigue promover redes sociales de apoyo.
Y es que las personas mayores en las zonas rurales se enfrentan a un contexto difícil. La reducción de autonomía personal y el deterioro físico aumenta el riesgo de que se reduzca la interacción con el contexto y el entorno y da como resultado un sentimiento de soledad y aislamiento social. El proyecto Vincúlate busca darle la vuelta a esta situación: “Consideramos que las personas mayores son y deben ser las protagonistas de su propia vida. A todas las personas nos gusta ser parte de un todo, que se nos tenga en cuenta y que podamos participar en la toma de decisiones”, revela Belén Bravo, del área de conocimiento de inclusión social de Cruz Roja y una de las impulsoras del proyecto.
No hay lugar para la condescendencia ni los paternalismos en este sentido. Por eso, antes de actuar es imprescindible preguntar a las personas mayores qué problemas detectan y cómo creen que se deberían resolver. “En este proyecto, como pasa en otros de Cruz Roja, vamos a preguntar a las personas mayores qué necesitan. El hecho de que vivan solos, por ejemplo, no significa que se sientan solos. La soledad es un sentimiento, no un estado, y es importante no darlo por hecho”, apunta Belén Bravo, que expone que este proyecto busca “ir más allá” y que la identificación de las necesidades para después implementar medidas y acciones resulta imprescindible.
El mundo rural tiene, además, unas características peculiares y específicas que hacen que las personas que lo habitan no siempre tengan las mismas oportunidades que el resto. “No va a ser lo mismo un municipio donde haya ya una fortaleza comunitaria que en un pueblo que no; de ahí la importancia de nuestra capacidad de adaptación a cada lugar”, menciona Bravo.
"Las personas mayores son y deben ser las protagonistas de su propia vida"
La sociedad, la familia y el sistema de cuidados están cambiando aunque las problemáticas, eso sí, se mantengan: “Necesitamos que nos cuiden, pero las personas cuidadoras tradicionales no son las mismas y hay que dar nuevas respuestas”. El fortalecimiento comunitario es la respuesta a ello: reforzar el entorno y el contexto para promover el bienestar y la participación activa desde la movilización social y el trabajo en red. Si las personas crean sus propias soluciones como generadoras de cambio estas siempre van a resultar más coordinadas, consensuadas e integradas.
El proyecto se encuentra en estos momentos en la fase de mapeo del contexto, esto es, que perfiles especializados en trabajo y educación social y agentes comunitarios que son de las zonas o territorios donde se va a desarrollar la iniciativa están recabando datos sobre el entorno, así como las fortalezas, recursos o asociaciones que actúan ahí. “Nuestro objetivo es trabajar en estrecha y continua colaboración con las instituciones, asociaciones y agentes sociales presentes en la zona para que de esta manera se establezcan alianzas coordinadas y efectivas”, evidencia Bravo. El voluntariado es un activo imprescindible, “en el mundo rural más si cabe”. Este aporta, además, un valor añadido porque también son de las zonas donde tiene lugar el proyecto, y es capaz de crear un clima de confianza y aprecio todavía mayor.
“Facilitaremos la creación de redes de comunicación a través del sentimiento de pertenencia”
Aunque el proyecto se encuentra en esta fase inicial, existen ya algunas certezas, como que para fomentar la participación social hay que ofrecer un acompañamiento a las personas mayores e informar de los recursos que tienen a su disposición y que quizá no conocen. Generar espacios de participación también resulta básico. “Facilitaremos la creación de redes de comunicación a través del sentimiento de pertenencia”, dice Belén Bravo.
El proyecto Vincúlate está presente en 8 comunidades autónomas, 12 provincias y 41 municipios y su ejecución se llevará a cabo hasta diciembre de 2025. Como novedad de esta iniciativa, se incorporan herramientas para evaluar el impacto y conocer la eficiencia y eficacia del proyecto. “Vamos a constatar qué actividades han generado un cambio real en la comunidad de forma transversal, y junto con una empresa evaluadora vamos a hacer un análisis exhaustivo de ello. La transferencia del conocimiento y la escalabilidad del proyecto es fundamental y por eso queremos saber cuáles son las lecciones aprendidas y cómo podemos mejorar en base a eso”, señala Belén Bravo.
Este proyecto de “Fortalecimiento de las comunidades rurales para intervenir frente a la soledad no deseada de las personas mayores” está enmarcado en el Programa FSE+ de Inclusión Social, Garantía Infantil y Lucha contra la Pobreza y cuenta con cofinanciación por parte de la Unión Europea y de Fundación MAPFRE a través de la Convocatoria +RURAL.
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