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Pablo Suárez: El clima es una cuestión humanitaria
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EL CLIMA ES UNA CUESTIÓN HUMANITARIA
Pablo Suárez
EL CLIMA ES UNA CUESTIÓN HUMANITARIA
Caramba, cuánto cambia todo… Casi dos décadas atrás, cuando me sumé al Centro del Clima de la Cruz Roja y Media Luna Roja, la gente no entendía qué hacía un trabajador humanitario participando en reuniones globales sobre cambio climático:  la percepción dominante era que el clima era una cuestión de química atmosférica, osos polares y paneles solares. Hoy se vislumbra una verdad dolorosa: hay enormes consecuencias humanitarias cuando el planeta se recalienta. Y ya no alcanza con lidiar con las causas: ha llegado el tiempo de las consecuencias.

La ciencia nos muestra, irrefutablemente, que a medida que sube la temperatura promedio nuestro planeta generará más eventos extremos: olas de calor, tormentas sin precedentes, sequías, inseguridad alimentaria, nuevos problemas de salud, subida del nivel del mar, desplazamiento de poblaciones…  Y todo esto interactuando con otras amenazas como la pandemia y los conflictos, que ya tienen a la población global y al sector humanitario en vilo. 
 

 

¿Cómo hacer para entender y abordar los cambios que se nos vienen?  Lo primero es abrazar una realidad simple y potente: El cambio climático es para Cruz Roja una cuestión de personas.  

El Movimiento hacia el 2030 es contundente: Mediante la Estrategia 2030 se inscribe las ‘crisis relacionadas con el clima y el medio ambiente’ como primer desafío mundial de una lista de cinco, que debe abordarse en el próximo decenio. Ese documento, central para nuestro Movimiento, afirma que ‘En el próximo decenio se deberá centrar la atención en la reducción de las consecuencias humanitarias de las crisis climáticas y ambientales, existentes y futuras, y en el apoyo a las personas para que superen positivamente esas circunstancias’.

Hay mucho, muchísimo que podemos hacer para anticipar y abordar los nuevos riesgos. Tenemos que encontrar el coraje y la creatividad para trabajar eficazmente junto con otras entidades, desde científicos y gobierno hasta artistas – además de juventud y comunidades vulnerables. Tal como lo afirma la Estrategia 2030: ‘Será necesario incorporar en todos los programas, operaciones y actividades de promoción la gestión de los riesgos derivados del clima, con inclusión de las actividades de adaptación y mitigación y adoptar mejores medidas de gestión ambiental y enfoques destinados a abordar la exposición a riesgos y la vulnerabilidad de las personas.’

Es importante resaltar que, como trabajadores humanitarios, tenemos que recalibrar nuestra relación con el futuro. Si sabemos que el clima cambiará, ¿cómo cambiaremos nosotros? Hoy hay jóvenes voluntarios y voluntarias de la Cruz Roja que seguramente estarán vivos, y activos, durante el siglo XXII.  La inmensa mayoría de los días del resto de sus vidas (y, ojalá, de mi vida y la tuya) sucederá después del año 2030. El futuro llega. El futuro importa.  

En buena medida, ya tenemos mucha y muy valiosa información sobre lo que podemos hacer hoy, mañana, este año y esta década – no solamente para mejorar nuestro futuro de largo plazo, sino también para empezar ya mismo a ser todavía mejores humanitarios.

 

* Las opiniones de los colaboradores y colaboradoras que se publican en AHORA corresponden únicamente a sus autores y podrían no coincidir con los valores y principios de Cruz Roja, que fomenta la participación, el debate y la libertad de expresión para contribuir a crear una sociedad plural e informada.

Pablo Suárez
Pablo Suárez
Pablo Suarez es Líder para Innovación en el Centro del Clima de la Cruz Roja y Media Luna Roja, además de investigador en la Universidad de Boston, y artista en residencia en la Universidad Nacional de Singapur. Ha trabajado como consultor para el Banco Mundial, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, Oxfam, y una veintena de otras organizaciones internacionales del sector humanitario, trabajando en más de sesenta países. Actualmente su labor apunta a enfoques creativos para gestión de riesgos vinculados al clima, desde inteligencia artificial para predecir inundaciones, hasta colaboración con humoristas profesionales para inspirar pensamiento y acción. Pablo es ingeniero hidráulico y tiene una maestría en planeamiento y un doctorado en geografía. Imagen de Fondo

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