Publicador de contenidos

Lorenza, más de cincuenta años de ayuda y solidaridad
INCLUSION SOCIAL
Lorenza, más de cincuenta años de ayuda y solidaridad
12/04/2023
ESCRITO POR:
ENTREVISTA POR:
Cruz Roja
ESCRITO POR:
ENTREVISTA POR:
Cruz Roja
  • Lorenza, usuaria del centro de día Reina Sofía de Madrid, guarda como oro en paño su carnet de socorrista de Cruz Roja. Desde allí, nos cuenta cómo logró obtenerlo, en el año 1982, y cómo ha sido su experiencia como voluntaria, mientras compaginaba la labor de ayuda a los demás, con sus tareas de ama de casa, su trabajo como modista y la crianza de sus hijos; todo un ejemplo de mujer luchadora, valiente y solidaria. 

La vida de Lorenza ha estado marcada por el trabajo, pero también por la ayuda incondicional a los demás. Nacida en un pueblecito de la provincia de Toledo, creció en Madrid junto a sus hermanos, pero una vez llegó la guerra, se marcharon a Valencia. Fue cuando conoció a su marido, cuando le empezó a picar el gusanillo de la solidaridad. “Como mi marido colaboraba en una asociación de ancianos, pues yo también decidí empezar a ayudar en esta misma asociación. A mí me gustaba estar con ellos, pero lo que yo quería era aprender las nociones necesarias para poder atenderles si les pasaba algo”, explica Lorenza. Por este motivo es por el que decidió sacarse el carnet de socorrista. “Con este carnet, podía acompañarlos a las salidas y excursiones, por ejemplo”. 

“Lo que he hecho siempre ha sido ayudar, siempre que se me ha necesitado como voluntaria de Cruz Roja"

Unas funciones que Lorenza describe y recuerda cómo de “socorrismo”, pero que a día de hoy definimos como primeros auxilios. Un carnet que obtuvo en el año 1982 con 52 años y que pagó ella sola, lo que en aquella época le supuso un esfuerzo económico. ”Yo me he dedicado siempre a trabajar, en el campo, como modista… he hecho de todo. Por lo que hacerme en aquella época con este carnet, para mi supuso un esfuerzo”. 

Unos años en donde se empezaban a ver cada vez más mujeres como voluntarias de Cruz Roja, a pesar de que no era lo habitual, “recuerdo a otros jóvenes que también se presentaban como socorristas y a pesar de que cada vez se animaban más mujeres, la mayoría eran hombres”, recuerda Lorenza.  

Mientras recopila mentalmente capítulos pasados de aquella época de su vida, aclara que no era un socorrismo de playa, sino que más bien, “aprendió un conjunto de técnicas con las que podía ayudar a todo aquel que lo necesitara”. Como aquella vez, cuándo tuvo que realizarle la reanimación cardiopulmonar a un joven, o atender a una niña con una torcedura de tobillo. “Nos enseñaban técnicas de vendaje, a hacer torniquetes, reanimación… en definitiva todo lo necesario para ayudar a quien lo necesitara en un momento dado”, afirma. 

Unos años llenos de anécdotas que recuerda con una sonrisa. “El día que me dijeron que había aprobado, me fui corriendo a decírselo a mi madre. De camino a su casa me plastifiqué el carnet para que no se me dañara y más tarde ¡me di cuenta que me faltaban datos por rellenar! Pero por si acaso ya no me atreví a quitar el plástico”, recuerda emocionada.  

"Las compañeras de Cruz Roja, ya no son compañeras son amigas, me río mucho con ellas. ¿Vosotros sabéis el sacrificio que hacen por nosotros? Eso es para vivirlo"

La vida de Lorenza ha transcurrido entre la solidaridad y el trabajo incansable, ahora, como usuaria del centro de día Reina Sofía de Madrid le toca descansar mientras es a ella a quien cuidan. “Lo que he hecho siempre ha sido ayudar, siempre que se me ha necesitado como voluntaria de Cruz Roja. Ahora a quien atienden es a mí, y estoy muy contenta”, explica. “Cruz Roja es una de las Organizaciones más importantes del mundo que ha ayudado siempre a los que lo han necesitado. Vayas donde vayas, están ahí, en cualquier rincón del mundo”, añade.  

Cincuenta años de altruismo y ayuda incondicional reposan ahora en cada anécdota, a pesar de que su día a día sigue siendo muy activo. “Aquí en el centro estoy muy bien. Entré en el centro de día Reina Sofía porque hubo un momento en el que yo me sentía muy sola y aquí tengo toda la compañía que necesito. Aquí tengo grandes amigos y estamos siempre activos. Las compañeras de Cruz Roja, ya no son compañeras son amigas, me río mucho con ellas. ¿Vosotros sabéis el sacrificio que hacen por nosotros? Eso es para vivirlo”, concluye sonriente.  

 

Humanidad



Botones Donaciones

Banner Home

LEE LO QUE TE INTERESA
Suscríbete a nuestra newsletter y descubre un millón de pequeñas historias