“Las personas que lo necesiten deben pedir ayuda sin miedo y sin vergüenza” - Ahora
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- Cristina es una mujer que, por circunstancias de la vida, se ha visto involucrada en situaciones difíciles. Se independizó pronto y tuvo dos hijos con un hombre del que se separó. Las adiciones la llevaron a vivir en la calle y entrar en el mundo de la prostitución.
- Una vida de excesos, con episodios durísimos como la pérdida legal de sus dos hijos, la llevaron a la cárcel. Fue allí cuando tocó fondo y decidió rehabilitarse. Ahora, con una vida totalmente renovada, acaba de publicar su primer libro, ‘Sisu, grito a la esperanza’, con el que pretende ayudar a todas aquellas personas que estén pasando un mal momento.
Fue en 2007 cuando Cristina y su pareja llegaron al Centro de Atención a Personas Drogodependientes de Cruz Roja en Salamanca como consumidores de heroína y donde comenzaron un tratamiento ambulatorio de metadona y apoyo profesional psicológico. Unos años oscuros que tan solo serían el prólogo de la dura historia que ha marcado su vida.
En 2011 tuvo su segundo hijo, por entonces Cristina ya era drogodependiente y su estado le obligaba a consumir heroína diariamente. “Fue en ese momento cuando me vi en la calle, con la necesidad de conseguir dinero para las sustancias estupefacientes como fuera”, explica. Una espiral de destrucción que la llevó a adentrarse en la prostitución y que la obligaba a robar para poder seguir consumiendo, mientras que cada noche, se enfrentaba a la dura soledad de la calle.
El punto de inflexión
Fue exactamente el momento en que Cristina ingresó en el centro penitenciario de Topas (Salamanca), cuando la joven se dio cuenta de que debía cambiar el rumbo de su vida. Tan solo unas horas después de la entrada en la cárcel, un amigo de la familia fue a visitarla y mientras le enseñaba los DNI de todos los miembros de su familia, le dijo “mira lo que tienes ahí fuera”. “Fue el momento en el supe que tenía que cambiar”, explica Cristina.
La mujer vivió 63 días en la cárcel, y al salir, ingresó de inmediato en Proyecto Hombre, donde a base de mucho esfuerzo y altas dosis de voluntad, consiguió desintoxicarse por completo.
"Escribir este libro, ha sido una terapia para mi”
A partir de ahí rumbo a una nueva vida, a un nuevo trabajo, a tantos sueños y aspiraciones que ahora ya no quedan tan lejos, y por supuesto, rumbo a nuevos retos, como el de escribir su primer libro. “El punto de inflexión de cara a escribir el libro, fue cuando nació mi niña pequeña en 2020. Me sentía fuerte, me sentía bien y era el momento para contar mi verdad”, cuenta Cristina. Un momento complicado, donde no pensó en nadie más que en ella, porque de lo contrario no lo hubiera escrito. “Si me hubiera parado a pensar en mi familia, no lo hubiera escrito, pero bueno, yo lo necesitaba y ha sido una terapia para mi”.
“Lo más difícil de haber escrito el libro, ha sido abrir todas las heridas del pasado porque tienes que enfrentarte de nuevo a él, una y otra vez”, apunta Cristina. Un pasado con el que asegura haber hecho las paces y que le ha permitido poder vivir el presente con una fuerza imparable, “necesitaba vivir mi verdad”, subraya.
Una mujer valiente y luchadora que aprecia cada detalle que ahora le regala la vida y que se siente orgullosa de su presente. “No me arrepiento de nada por lo que he pasado, aunque evidentemente ha sido muy duro, pero a mí me ha aportado mucho como persona y como mujer”.
Un gran mensaje de superación
El libro, 'Sisu, grito a la esperanza', publicado por Círculo Rojo Grupo Editorial manda un mensaje de superación desde la perspectiva de una protagonista que, a pesar de las dificultades, consigue superar todos los obstáculos. Cristina, contenta y feliz de ver cómo su historia transcurre en cada una de esas páginas, remarca que es necesario ayudar a quien lo necesita, pero también es necesario hacer un ejercicio de empatía. “Las adiciones a las drogas no entienden de cultura, de clase, ni de raza. Hay que pensar que esa persona puede ser tu hija o tu padre, ninguno estamos libros de caer en una adición. No rechacemos a los adictos, a veces solo necesitan que los escuchen”, recuerda.
Respecto a las reacciones de los primeros lectores afirma estar muy contenta, a pesar de que muchos familiares no sabían ciertos aspectos de su pasado. “De los familiares me he llevado una sorpresa porque ellos saben de tu historia, pero no saben los detalles de esa vida… en general he tenido buen apoyo”.
"No rechacemos a los adictos, a veces solo necesitan que los escuchen"
Un libro con el que cierra una etapa para vivir sin miedo el presente, con el firme propósito de poder ayudar a muchas personas que se hayan visto reflejadas en su historia. “Aunque este libro haya ayudado a tan solo una persona, ya me ha valido la pena”, concluye orgullosa.
Como consejo final, lanza un mensaje dirigido a todas aquellas personas que necesitan pedir ayuda: “que pidan ayuda sin miedo y sin vergüenza, porque los problemas a todos nos pueden invadir algún día”.
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