"Cuando vives en la calle te vuelves invisible" - Ahora
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- Jose Ginés pasó ocho años de su vida en las calles de Alicante. Tiempo después, gracias a una persona que le tendió la mano, consiguió salir de ahí y empezar de cero.
Cada vez más personas, con vidas aparentemente estables, pueden verse de la noche a la mañana en tierra de nadie. Actualmente en España, alrededor de 30.000 personas están en situación de sinhogarismo, y los motivos van desde la pérdida del trabajo, rupturas familiares, entornos complejos, agotamiento de los ahorros… Y sí, cualquier persona podría verse en una situación como esta de forma repentina.
Jose Ginés, el protagonista de hoy, venía de una situación compleja y tras su paso por la cárcel se vio abocado a vivir en la calle. Desde ahí, su coraza se ensanchó y sus intenciones de pedir ayuda se quedaron en un cajón. Su orgullo, como él dice, digamos que le ganó la partida, pero solo por un tiempo. “Siempre he sido reacio a la ayuda, conseguía alimentos por las noches para no sentir las miradas de la gente, todo el barrio me conocía y al mismo tiempo nadie", apunta Ginés.
Los días pasaban hasta que algo ralentizó un poco más si cabe la vida de Ginés y la de las personas que se encontraban en situación de calle. Una realidad que obligaba a la población a quedarse en sus hogares hacía destapar otra que quedaba más al descubierto si cabe. “Durante la pandemia nos encontrábamos con personas en situación de calle que jamás nos hubiésemos imaginado”, comenta Elena San Juan, trabajadora social en Cruz Roja Alicante.
En aquel momento, para Ginés todo empezó a complicarse más. “Siempre he dicho que con un trozo de pan y un tomate podría vivir, pero cada vez era más difícil”. Ginés pasaba cada día por la puerta de Cruz Roja, pero nunca entraba. Se quedaba observando, con la intención de entrar, pero nunca daba el paso. Hasta que alguien, por suerte, miró más allá y dio el paso que Ginés no era capaz de dar. “Llevaba tiempo observándole, le pregunté si me podía acercar y empezamos a conversar. Me contó su realidad, le dije que si quería contar con nuestra ayuda y ahí empezó todo. Le proporcionamos ayudas básicas como alimento, ropa, higiene y le comentamos la posibilidad de tramitar el Ingreso Mínimo Vital, cosa que él desconocía”, explica Elena San Juan.
A partir de ese momento, la vida de Jose Ginés cambió por completo. Por sus circunstancias pasadas no podía trabajar, pero gracias a las ayudas recibidas, pudo rehacer su vida. “El proceso fue duro, pero fue muy emocionante, recuerdo la primera vez que se duchó, al tiempo se arregló los dientes, pudo encontrar una habitación y de verdad que su rostro y sus expresivos ojos azules volvieron a brillar”, se emociona la trabajadora social.
Echando la vista atrás, Ginés es consciente de su pasado y lo abraza para caminar hacia delante valorando la persona en la que se ha convertido. “La Organización para mí se ha convertido en mi familia, vi la ayuda sincera en las caras de la gente y así fue, gracias a ellos y a ellas y, en especial a Elena, ahora tengo otra vida”. Cruz Roja llegó para quedarse en la vida de Jose Ginés, tanto es así que desde hace tres años es voluntario en el Programa de Atención a Personas Sin Hogar con la idea de aportar experiencia, empatía y esperanza.
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