Publicador de continguts

Guillermo Martínez: “La tecnología tiene que ayudar a los demás”
LA MIRADA DE
GUILLERMO MARTÍNEZ
“La tecnología tiene que ayudar a los demás”
GUILLERMO MARTÍNEZ
16/08/2022
ESCRIT PER:
ENTREVISTA PER:
Silvia Llorente
16/08/2022
ESCRIT PER:
ENTREVISTA PER:
Silvia Llorente
Fundador de Ayúdame3D

Un viaje a Kenia y las posibilidades que ofrece la impresión 3D fue el germen de Ayúdame3D, una entidad española que crea y entrega brazos impresos en 3D llamados Trésdesis. Guillermo Martínez, su fundador, nos cuenta por qué cree que la tecnología debe servir siempre a fines humanitarios, y cuál es su relación con Cruz Roja tras alzarse con uno de los prestigiosos Premios de Tecnología Humanitaria de la Organización.  

Fundador de Ayúdame3D

¿Cuál es el germen de Ayúdame3D y de Trésdesis? 

Todo nace por querer aprender sobre impresión 3D, tecnología e innovación, y ver que con la tecnología se puede ayudar a los demás. Cuando estaba acabando la carrera, con 22 años, ya me estaba especializando en la parte de impresión 3D y desarrollo de producto, y descubrí que podía hacer prótesis o ayudas técnicas, sanitarias, etc. Tenía preparado un viaje a Kenia (que no tenía nada que ver con esto), pero pensé que podía fusionar estas dos ideas. 

Me fui a ese viaje, y ya había hablado con personas de allí que necesitaban algún dispositivo, así que metí en la maleta 5 brazos y me fui. Todo funcionó muy bien, así que pensé: “Esto no puede quedarse aquí, tengo que seguir”. Me dije: tengo una responsabilidad tecnológica que nadie más sabe hacer, no puedo no ayudar a quien me necesita. 

Empecé buscando información sobre cuántas personas necesitaban esto: más de 83 millones de personas en el mundo. Creé una página web que se llamaba Ayúdame3D (que es lo que hice al principio) y algunas cuentas en redes sociales, y me presenté: “Soy Guille, hago brazos y si necesitas uno, escríbeme”. Fue un proceso muy bonito, porque me escribía mucha gente, y además había muchos medios de comunicación que hicieron posible que llegásemos a muchos países y mucha gente.  

Ese fue el germen: la idea de que la tecnología tiene que ayudar a los demás, la idea de que si tenemos una responsabilidad o conocimiento que otros no, hay que utilizarlo siempre para mejorar la vida de las personas. Esa es nuestra filosofía a día de hoy.  

¿Cómo, mediante este proyecto, se reduce la desigualdad y se mejora la calidad de vida de personas con discapacidad? ¿Cómo cambiáis la vida de las personas? 

Durante estos años hemos evaluado la mejora de cada persona a la que hemos ido entregando los dispositivos y hemos visto que muchos de ellos han conseguido trabajos mejores; también muchos adquieren una mayor independencia. Por ejemplo, una persona que no podía seguir con su tienda, cuando le pusimos el dispositivo pudo retomarlo, y dar dinero así a su familia.  

Realmente, no es solo dar un objeto, sino intentar que las personas prosperen, que sean totalmente capaces de hacer cualquier cosa que otra persona pudiera hacer. Eso es lo que damos: una segunda oportunidad a personas que no tienen acceso a este tipo de dispositivos. En el caso de niños y niñas, en muchos países no pueden ir al cole, porque no son accesibles, y les damos esa oportunidad de escolarización y dignidad que merecen. 

Hemos visto tantas mejoras, sobre todo a nivel de empoderamiento de estas personas, de conseguir trabajos mejores y hacer que sus familias también puedan (porque ya no tienen que cuidarles)… al final es un crecimiento económico y próspero, tanto para ellos como para su entorno.  

Supongo que habrá muchas historias, ¿cuáles recuerdas especialmente? 

Las primeras, sobre todo. Me acuerdo que había un profesor, Phillip, que dijo: “Por fin voy a poder coger un libro y una tiza a la vez”. O tenemos el caso en Madrid de Consolación, una señora de 80 años que por fin se puede peinar. Si ves los vídeos que tenemos, muchos niños lo primero que hacen es dar un abrazo. Son acciones tan lógicas y tan humanas que no te das cuenta, pero realmente marcan la diferencia. Y hace que merezca la pena seguir haciéndolo. 

¿Cómo funcionan exactamente los Trésdesis, o qué aportan específicamente a una persona que necesita este dispositivo? 

Los Trésdesis son brazos impresos en 3D, dispositivos para gente que nunca ha podido permitirse una ayuda de este tipo. Por ahora son mecánicos, y actualmente tenemos 3: Trésdesis Nelly, para gente sin dedos; Trésdesis Mery, para gente sin muñeca; y Trésdesis Vicky, para gente sin codo. Esta última es una innovación bastante potente, sobre todo porque no existía nada parecido. La creé en 2017 y estamos haciendo cada vez más, porque no existe ningún dispositivo como este, para gente sin codo. 

Todos estos dispositivos funcionan gracias a la articulación natural de la persona; hacen que puedan abrir y cerrar la mano, etc. Son estéticos, pero además de eso son mecánicos, es decir, que se pueden agarrar objetos, se pueden hacer muchas cosas del día a día gracias a ese movimiento prensil.

Estos son los dispositivos actuales, pero eso no quiere decir que no tengamos nuevos Trésdesis en el futuro. Estamos a tope con el departamento de I+D haciendo Trésdesis de dedos, Trésdesis electrónicos para gente que no tiene hombro, para que con impulsos musculares puedan abrir y cerrar la mano, mover el codo... hay mucho margen de innovación en este sentido. 

"TODO SE PUEDE ESCALAR DE MANERA SOCIAL, CON IMPACTO, PORQUE LOS DISEÑOS YA ESTÁN ESTANDARIZADOS"
FotoCita

Vuestros brazos impresos en 3D se adaptan a la articulación de cada persona, ¿por qué era importante este aspecto para hacer escalable el proyecto?  

Sí, hemos conseguido crear los tres estándares que comentaba. Cuando recibimos una solicitud, recibimos unas medidas específicas que pedimos y con eso ya podemos escalar el brazo, hacerlo más pequeño o más grande; si es para un adulto, un niño... Al final tienes un diseño específico que tú escalas de forma sencilla en el ordenador, y lo vas gestionando. 

Sí que es verdad que conforme hemos ido creciendo nos hemos ido dando cuenta de que no todo vale para estos tres dispositivos. Tenemos que ir creando nuevos dispositivos, incluso hacer híbridos, una fusión de dos... tenemos diseños para que, con poco esfuerzo, podamos ir personalizando para cada persona.  

De hecho, es lo que nos ha permitido tener una red de personas con impresoras 3D en toda España. Ahora mismo somos más de 100. Nosotros le podemos mandar el diseño, y ellos ya saben cómo hacerlo, para llegar así a más países. Por ejemplo, tenemos un laboratorio en Kenia donde ellos mismos están haciendo brazos para aquellos que lo necesitan. Todo esto se puede escalar de manera social, con impacto, porque los diseños ya están estandarizados, y cuando son raros los hacemos internamente en la oficina.  

En vuestro caso está muy claro que la tecnología sirve a un propósito humanitario. ¿Pensáis que faltan más iniciativas como la vuestra?  

Creo que quienes estamos en el mundo social estamos en un ecosistema donde vemos proyectos muy guays que cada vez utilizan más la tecnología para mejorar la vida de las personas, pero si no estuviésemos en este entorno, no lo veríamos tanto. No está tan normalizado en un entorno general. Algo hay que hacer ahí. 

El tema del desarrollo sostenible, de la agenda 2030, es algo muy importante a nivel global, y poco a poco todo el mundo se va concienciando sobre sus responsabilidades, etc. Existe un espectro, en el que me incluyo, y en el que también está Cruz Roja, donde hay mucho emprendimiento social. Eso me hace muy feliz, porque cada vez nos damos más cuenta de que la tecnología siempre tiene que ser para ayudar a los demás. Los emprendimientos siempre deberían ser sociales: no caben de otro tipo. Y poco a poco se va generando esa red, o ese movimiento más verde o inclusivo que puede mejorar la calidad de vida de las personas.  

El plástico que utilizáis en las Trésdesis procede de recursos vegetales. ¿Olvidarse de la sostenibilidad es una opción en estos momentos? ¿Cómo lo hacéis exactamente? 

Personalmente, para mí lo más sostenible que hacemos es que creamos algo que va a servirle a una persona para siempre, para toda la vida, nunca se va a tirar. Y eso también es algo que hay que dejar claro en cuanto a sostenibilidad, porque es un proyecto largoplacista. Y cuando, por ejemplo, los chavales pegan el estirón, nosotros recibimos ese brazo que ya no les sirve, y lo reacondicionamos para que le sirva a otra persona.  

El material que utilizamos es plástico, pero el plástico menos malo, un plástico que viene de componentes naturales, como almidón de maíz, y es más sostenible que otros plásticos. Además, siempre lo reutilizamos. Tenemos contacto con empresas, con fábricas de plásticos, que están concienciadas con esa reutilización de plástico, el cual nos facilitan a nosotros. Por tanto, tenemos varios puntos sostenibles.

No solo hacéis brazos impresos en 3D, sino también otro tipo de recursos, ¿qué son las Chemobox?  

La Chemobox es un movimiento. En 2018 Ayúdame3D era más pequeñito, se movía mucho por Twitter y a nivel personal. Hubo un padre que pidió una caja que cubriera la bolsa de quimio de su hijo con el símbolo de Batman. Ahí yo hacía mucha divulgación de impresión 3D. Empecé un movimiento, el Chemobox, con más tuiteros, para crear cajas de superhéroes o de cualquier dibujo animado que le pudiera gustar a un niño o niña en un hospital.  

A partir de ahí, empezamos a crear cajas para entregársela a hospitales, no solo por parte de Ayúdame3D, sino por parte de personas con sus impresoras 3D que de manera altruista querían colaborar. En Ayúdame3D tenemos esa especie de buzón en el que cualquier familia, cualquier hospital, cualquier niño o niña puede solicitar su caja y nosotros le fabricamos una totalmente personalizada, con su nombre, su princesa o dibujo favorito... para así darle color a esos momentos grises. Les estás chutando un superpoder, y cuando se van a su casa, pueden incluso guardar juguetes o lo que quieran.  

Colegios y empresas son dos ámbitos en los que actuáis, ¿qué hacéis en cada uno de ellos? 

En los colegios intentamos fomentar el valor social de la tecnología, sobre todo por lo que decía antes, de que tengamos en la cabeza, desde pequeñitos, que la tecnología siempre debe ser para ayudar a los demás. Así, cuando un niño o una niña emprenda o tenga un trabajo en el futuro, tendrá esa base o esa idea de que, sea lo que sea que haga, pueda servir para mejorar algo la sociedad.  

Lo que tenemos son programas educativos; en uno, el programa Helping, llevamos impresoras 3D, hacemos formación con el profesorado sobre impresión y diseño 3D... los chavales ven hacer brazos, Chemobox, proyectos sociales; y así se dan cuenta durante un trimestre de que ayudar es muy sencillo, y de cómo imprimiendo y diseñando en 3D pueden ayudar con la tecnología. 

Luego tenemos otro programa, un poco más light, que es un mercadillo solidario, en el cual nosotros tenemos a Helpi, que es nuestra mascota solidaria, una mascota de Ayúdame3D. Damos unos 100 o así a los coles, de manera gratuita, para que hagan mercadillos solidarios, otras acciones... y con eso apadrinan a una persona que va a recibir un brazo. Se genera una conexión muy bonita.   

Con empresas hacemos voluntariado corporativo, team building, como en los coles, pero en una jornada. Llevamos impresoras 3D a las empresas, a las entidades, a fundaciones, universidades… y ellos mismos, los trabajadores, hacen un muñequito con su nombre y dura un par de horas. Durante ese tiempo que están imprimiendo, les llevamos kits de brazos, ellos mismos construyen en grupos y compiten (de manera entretenida) para ver quién lo hace mejor, quién lo puede crear más rápido. También se dan cuenta de lo sencillo que es echar una mano y lo fácil que es ayudar.  

El año pasado empezamos a crear productos solidarios con impresoras 3D (con las mismas con las que creamos los brazos) y estamos haciendo productos de merchandising o marketing con Amazon, Play Station, diferentes equipos de fútbol, etc. que quieren tener un pacto social con los productos que generan. Y qué mejor que hacerlo con nosotros, que además de ser sostenibles (con el plástico recuperado), destinamos el 100% para entregar ayudas a la gente que lo necesita. 

¿Qué os llevó a presentaros a los Premios Tecnología Humanitaria? ¿Animarías a otra gente joven a presentarse a estos premios de Cruz Roja? 

En nuestro caso, nos dimos cuenta de que necesitábamos contactar con Cruz Roja de alguna forma, sobre todo porque veíamos que había mucho potencial en esta unión para buscar a gente que necesitara nuestras prótesis en muchos países. Vimos que este premio lo que podía hacer era, por un lado, conseguir esto, y tener un empuje maravilloso en cuanto a reconocimiento y difusión, y por otro crear una vía de comunicación con Cruz Roja que nos permitiese en un futuro colaborar.  

El contacto que tenemos con Cruz Roja es estupendo, y estamos planeando muchas cosas que esperamos hacer, de aquí a finales de año, muchas actividades de ayuda humanitaria juntos. Por supuesto, invito a cualquier entidad que crea que está marcando la diferencia a apuntarse, porque al final lo que importa de estos premios es que tengas una idea validada y que ayudes a la gente que lo necesita, o al medio ambiente, lo que sea... Y que creas que puede crecer, que puede ayudar al máximo número de personas posible.  

Banner Home

LLEGEIX EL QUE T´INTERESSA
Subscriu-te a la nostra newsletter i descobreix un milió de petites històries.