Publicador de contenidos

Acoger, un legado para toda la vida
INCLUSION SOCIAL
Acoger, un legado para toda la vida
16/12/2022
ESCRITO POR:
ENTREVISTA POR:
Cruz Roja
ESCRITO POR:
ENTREVISTA POR:
Cruz Roja
  • Mar y Víctor son una pareja gallega que lleva acogiendo menores de forma temporal desde hace una década. Su hija Antía ha decidido seguir sus pasos, y se ha convertido también en familia acogedora de Cruz Roja. Esta es su historia. 

Mar y Víctor son familia acogedora de Cruz Roja desde hace ya una década. Se dice pronto. Al mirar hacia atrás, Mar, de 44 años, explica que fue su interés por ayudar a “niños y niñas que lo necesitaran” lo que les llevó a dar un paso al frente. Una familia acogedora, cabe recordar, acoge temporalmente (es el matiz que diferencia a este proceso de una adopción) a personas menores de edad. Diez años después de saber que esta posibilidad existía, Mar y Víctor continúan con las mismas ganas que el primer día e incluso su hija mayor, Antía, ha seguido sus pasos en su propio hogar, donde también se ha convertido en familia de acogida.

Para Mar no hay ninguna duda de que “los niños son el futuro”, y que no necesitan muchos privilegios o juguetes, pero sí “cariño y atención”. “Que les enseñen los valores de la vida para que, cuando sean grandes, puedan transmitirlos también”, expresa Mar desde Galicia, territorio en el que reside. Ese legado, precisamente, ha pasado de generación en generación en el seno de su propia familia. 

Antía, hija biológica del matrimonio, era adolescente cuando Mar y Víctor decidieron formar parte de la red de familias acogedoras (un Programa de Acogimiento Familiar de la Junta de Galicia que gestiona Cruz Roja en Galicia), y siempre ha abrigado deseos de hacer lo mismo en cuanto volara del nido. “Para ella siempre ha sido algo natural. Es como si ella y su hermana Marta tuvieran un montón de hermanos. Además, han valorado mucho más todo”, expone Mar. 

 

"Seguimos siendo familia acogedora después de 10 años porque nos encanta"

 

La experiencia, sin duda, es gratificante. “Seguimos después de 10 años porque nos encanta, porque te devuelve mucho más de lo que das. Es una gran satisfacción ver a niños que han pasado por tu casa, que ya han vuelto con su familia biológica, pero te ven y salen disparados a tus brazos, con una sonrisa de oreja a oreja”, dice Mar. La ausencia cuando se van no es fácil; tampoco el principio, cuando hay todo un proceso de adaptación que puede ser “duro”. Pese a todo ello, compensa. “Te queda algo marcado de cada niño”, señala Mar. 

Frente a esas personas que consideran que “no valen”, Mar se posiciona: todo el mundo puede convertirse en familia acogedora y aportar su granito de arena. “La mayoría tenemos estabilidad, un hogar propio… podemos darle un plato de comida a cualquiera, cariño. Animo a todo el mundo a que lo haga”, sostiene. Eso sí, hay que tener las cosas claras. La familia acogedora debe realizar una formación específica en acogimiento familiar y participar, además, en un proceso de valoración de idoneidad. Tras eso, se incorpora a una red de familias acogedoras. 

Por ejemplo, Mar cuenta que hay que tratar a los menores acogidos como hijos propios, pero, al mismo tiempo, tener en cuenta que no lo son. “Y sobre todo, saber que se van a ir”, estima, aunque exista la opción de acogimiento permanente. En su caso, se encuentran así con una niña que, remarca Mar, “tiene su familia biológica, con sus defectos y virtudes”. Eso, y abrir la mente, resulta fundamental para ella al hablar sobre el acogimiento familiar y sus beneficiosas consecuencias para niños y niñas. “Pensamos que todo el mundo tenemos de todo, y no es así: hay gente que no tiene. Hay niños que pasan necesidades y no somos conscientes. Tenemos que darles una oportunidad a esos menores”, concluye.  



Botones Donaciones

ahoraRelatedNews

Banner Home

LEE LO QUE TE INTERESA
Suscríbete a nuestra newsletter y descubre un millón de pequeñas historias