Kits anti COVID para proteger a las mujeres en entornos de prostitución - Ahora
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La pandemia ha condicionado el ejercicio de la prostitución, cuya demanda no ha mermado, a pesar de los riesgos sanitarios que conlleva. Para llegar a las mujeres que se han apartado de las calles, pero siguen trabajando en los pisos, Cruz Roja ha empezado a realizar contactos a través de Internet.
“Lo llevamos como podemos. Da miedo, pero no podemos parar de trabajar porque también hay que comer, así que…”. Es el testimonio de una de las mujeres que, hasta el año pasado, ejercía la prostitución en las calles de Elche y, desde el estallido de la COVID-19, ha tenido que desplazar su actividad al domicilio. Con todos los riesgos que esto conlleva, a nivel de contagio sanitario y de seguridad personal. Al contrario de lo que cabría esperar, con la pandemia no se ha reducido la demanda de estos servicios, sino que sencillamente se ha adaptado a las circunstancias.
Cuando hablamos del impacto de la COVID-19 en la sociedad, a veces olvidamos de qué manera han recibido el golpe los colectivos más vulnerables, como las mujeres en situación de prostitución. Por un lado, tanto el confinamiento como el toque de queda han alterado sus horarios y ritmos de trabajo, alejándolas significativamente de las calles e incrementando la prostitución en el domicilio, así como los contactos por Internet. Por otro, aunque la mayoría tiene miedo al contagio, no puede permitirse quedarse sin ingresos, así que continúa ejerciendo, y la labor de Cruz Roja se centra en que lo hagan con la máxima seguridad. De ahí el reparto de kits anti-COVID gratuitos.
En Cruz Roja Elche llevan más de 13 años trabajando con mujeres en situación de prostitución. Se trata de un programa para atender las necesidades básicas de estas personas, desde el punto de vista sanitario y social, ofreciéndoles orientación y previniendo la explotación y la trata. María José Amorós, psicóloga del proyecto, hace hincapié en un aspecto esencial: “Nunca juzgamos a las personas que ejercen la prostitución. Entendemos que si lo hacen es porque han valorado el resto de sus opciones. Así que simplemente las acompañamos en su situación y les ofrecemos la ayuda que necesiten”. Esto se concreta en gestos cotidianos, pero esenciales: “Son mujeres a las que nadie les pregunta cómo están. La mayor parte del tiempo, parecen parte del paisaje”.
Cada noche, una unidad móvil atraviesa la zona donde ejercen la prostitución. A bordo, un equipo compuesto por una trabajadora social, una psicóloga y personal voluntario. “Somos conscientes de que vamos a un sitio donde nadie nos ha llamado, entendiendo que es un colectivo muy vulnerable y que es bueno que sepan que estamos presentes”, relata Amorós. Así que esperan a que ellas se acerquen y den el primer paso. “Si vienen, intentamos hablarles un poco, conocer sus historias y ver si les podemos ayudar. Les ofrecemos un café y les entregamos un kit de seguridad sanitaria (con preservativos, productos higiénicos, etc. ), que siempre les viene bien. Es una manera de que se queden un rato, charlen con nosotros y generen un vínculo de confianza” explica.
“Son mujeres a las que nadie les pregunta cómo están. La mayor parte del tiempo son invisibles, parecen parte del paisaje”, afirma la psicóloga de Cruz Roja María José Amorós
El problema es que, de un tiempo a esta parte, ya no hay tantas chicas en la calle. Desde hace tiempo, se viene experimentando una inclinación hacia el ejercicio en los pisos y los contactos por Internet, una tendencia que se ha reforzado con la COVID-19. Sin embargo, Cruz Roja no quiere renunciar a la labor de acompañamiento, y por ello, ha adaptado su programa. En Elche han centrado las acciones en localizar a las mujeres mediante los nuevos entornos de prostitución (a través de páginas web de contactos, redes y anuncios) para ofrecerles desde Cruz Roja proactivamente nuestra ayuda. Cuando consiguen hablar con ellas, les ofrecen un kit anti COVID (dotado de mascarillas y gel alcohólico) y un kit de protección sexual, que les invitan a recoger en persona en los puntos indicados.
“Al llamar, nos encontramos de todo. Algunas se lo toman bien y otras mal”, reconoce Amorós, quien desglosa el procedimiento: “Tenemos un perfil en una web de contactos. Así obtenemos los teléfonos, las llamamos y le decimos que somos de Cruz Roja. Les ofrecemos el kit anti COVID. Hay gente que dice que sí y luego no aparece. Otras te dicen que no les interesa, pero al cabo del tiempo se presentan por aquí. E incluso muchas se piensan que es una broma”. Se trata de la vía más rápida para actuar sobre el sector de los pisos, que hasta ahora suponía un desafío. “Nos estamos encontrando con chicas que tienen mucho miedo, pero no pueden renunciar a su única fuente de ingresos. Les insistimos en el uso de la mascarilla todo el tiempo”, subraya.
El valor de la escucha
Desde el programa de Atención integral con personas en entornos de prostitución que lleva a cabo Cruz Roja en Elche, explican que existen dos perfiles de beneficiarias De un lado, están las que tienen problemas de drogodependencia, por lo que el ejercicio de la prostitución se relaciona con la adicción, la falta de hogar y de violencia de género. “El trabajo es complejo, porque están en situaciones de vulnerabilidad muy extremas, con una autoestima casi inexistente, y hay que reconstruir desde cero”, indica la psicóloga. Empiezan por aspectos básicos, como lograr que estén documentadas, con un DNI y una Tarjeta Sanitaria.
“Nunca juzgamos a las personas que ejercen la prostitución, simplemente las acompañamos en su situación y les ofrecemos la ayuda que necesiten”, señala Amorós
También existe el perfil de mujeres de origen extranjero con dificultades de acceso a los recursos sociales, y en algunos casos víctimas de trata de explotación sexual, además de las personas trans, “que se enfrentan al doble estigma, por su identificación de género y por el ejercicio de la prostitución”. En ambos supuestos, es habitual que oculten a qué se dedican, tanto a su familia como a sus amigos o sus parejas, y esto acaba derivando en la soledad y el aislamiento, que Cruz Roja trata de combatir.
¿El objetivo es lograr que abandonen el ejercicio de la prostitución? “No exactamente, porque no entramos a juzgar ni les decimos lo que tienen que hacer. Pero normalmente, una cosa lleva a la otra”, responde Amorós. Esto es, al actuar sobre los problemas inmediatos, como puede ser la dependencia de las drogas, las personas van ganado nuevas herramientas. “Una vez superan la adicción y no necesitan el dinero, ya no ven motivos para dedicarse a la prostitución”, explica. Y lo mismo con el resto: “Conforme se van integrando en las estructuras sociales, tienen más facilidad para encontrar otro trabajo”. Uno de los pilares clave es evitar trabajar desde “la frustración”.
“Cruz Roja no intenta imponer objetivos que, para una persona que ejerce la prostitución, suenan lejanos y puede rechazar. Al final, solamente lograríamos frustrarla. Nuestra finalidad es que las mujeres se sientan acompañadas, pierdan la sensación de invisibilidad y puedan acudir a nosotros si necesitan ayuda”, concluyen. El programa también incluye otras acciones de colaboración con el Ayuntamiento de Elche, la Universidad y campañas de sensibilización entre la sociedad.
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