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Rescate en cuevas, una aventura bajo tierra

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RESCATE EN CUEVAS, UNA AVENTURA BAJO TIERRA

Rescate en cuevas, una aventura bajo tierra
Dicen que la espeleología engancha. El problema llega cuando ocurre algún accidente o hay algún imprevisto dentro de la cueva y hay que activar el rescate cuanto antes. Prepararse para lo inevitable es lo que hacen en Cruz Roja en Cantabria, donde recientemente ha tenido lugar el simulacro anual de su unidad de espeleosocorro. Así es cómo se ha vivido desde dentro.

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parte 1 rescate cuevas

El espacio es reducido, las condiciones extremas y la oscuridad una compañera más del viaje. El rescate en cuevas tiene algunas peculiaridades que hace que sea un tipo de emergencia muy específica en la que solo pueden participar personas que tengan experiencia y formación en la materia. La preparación es fundamental para intervenir de forma eficiente y ágil en este contexto, y el simulacro anual de espeleosocorro organizado por Cruz Roja y el Gobierno de Cantabria, que ha reunido a más de un centenar de personas (60 de ellas voluntarios y voluntarias) y a diversidades entidades en la zona del Gándara de Soba hace apenas unas semanas, lo demuestra. 

Agustín Salán, responsable de Socorros en Cruz Roja en Cantabria, lleva en este área “toda la vida”. Tras más de 30 años en la Organización, sabe cómo hay que plantear un simulacro de estas características, y explica los dos supuestos de los que se ha partido para organizar este importante ejercicio de entrenamiento: “Comenzamos el jueves 9 de mayo y acabamos el sábado 11 por la tarde. En la travesía Cuívo-Mortero Astrana entraron 4 espeleólogos el jueves por la tarde que se iban a extraviar, pero todo fue real. Hicimos una llamada al 112 Cantabria para dar la información (hay que avisar de cuándo se pretende entrar y cuándo salir y dar un margen de tiempo) y el viernes por la mañana, al ver que no se cumplía esa hora estimada de salida, se activaron las alertas. Planteamos que hubiera una persona accidentada, con una fractura de fémur y codo”, expone Agustín.  

El otro supuesto se llevó a cabo en la cueva de la Gándara, a unos kilómetros de allí. En este caso, fue un accidente “más leve” de un grupo de excursionistas el que centró la atención de los equipos. “Estuvimos trabajando en las dos cuevas a la vez. Están ubicadas en la misma zona, pero son diferentes”, menciona Agustín.  

 

 

parte 2 rescate cuevas

Primer supuesto: “La camilla nunca se para” 

Cuando el grupo de espeleólogos que se había internado en la travesía Cuívo-Mortero Astrana no salió a la superficie, Cruz Roja en Cantabria se reunió con el gobierno cántabro y el 112 para evaluar la situación. “Aunque yo, como organizador del simulacro, era consciente de lo que estaba pasando, el resto no sabía nada. Se activaron las alarmas en tiempo real y dos equipos de búsqueda se pusieron en marcha”, puntualiza Agustín. El primero se situó en una de las bocas de la cueva; el otro, en la otra. “Tardaron entre 5 y 6 horas en volver a salir para dar información de que había una persona con fractura de fémur y codo”, incide el responsable de Socorros.  

Y es que, aunque existe un sistema de telecomunicaciones inalámbrico, su fiabilidad no es del 100%, y son muchas las ocasiones en las que se acaba contando con un genéfono, un teléfono que no requiere de ninguna energía externa y que “no falla nunca”. Para utilizarlo hay que “tirar cable” al interior de la cueva. “Hemos llegado a tirar 2 kilómetros y medio, pero en realidad tenemos capacidad para 4 kilómetros”, señala Agustín. Pero, si esto tampoco funciona por la tipología de la cueva, toca que sean personas de carne y hueso las que se internen bajo la tierra en busca de la verdad.  

"Tardaron entre 5 y 6 horas en volver a salir para dar información"

Con la información que tenían, desde el puesto de mando logístico se mandó a un equipo médico y a otro de comunicaciones y rescate, que procedieron también a internarse en la travesía Cuívo-Mortero Astrana. Cuando llegaron hasta la víctima, la colocaron sobre la camilla. “Esa camilla donde va el accidentado viaja durante horas. Y esa persona es real, porque la gente no trabaja igual si ponemos a un muñeco. De hecho, tuvimos que hacer relevo de accidentados para que siempre hubiera alguien en la camilla, porque estar tanto tiempo ahí tumbado se hace pesado. Íbamos relevando a las víctimas”, explica Agustín, que estima que pueden llegar a estar cerca de 20 horas en la misma posición. 

“A veces se tarda en activar el procedimiento porque nos falta información. En este caso, costó unas 23 horas sacar a una persona con la pierna y el brazo roto, que estuvo un total de 40 y pico horas hasta que pudo salir a la superficie y fue atendida en el centro médico”, remarca Agustín.  

Los rescates en cuevas son largos, lentos e incómodos y el paisaje rocoso hace todo más complejo: “Cuerdas, tirolinas, pozos de gran profundidad… tenemos que ir poco a poco”, menciona. Por eso una de las primeras actuaciones es proveer de analgesia a la víctima para hacer más llevaderas todas las horas que quedan por delante. “Una fractura en el exterior puede no ser grave, pero en una cueva la pérdida de sangre, la falta de líquidos y las horas del rescate lo empeoran”, expone.  

Por eso mismo, precisamente, la camilla nunca deja de moverse. Para que eso suceda se organizan distintos equipos que van recibiendo a la persona herida y que, como si fuera una carrera de relevos, van haciendo que esta avance hacia la salida. Elena, médica y voluntaria de Cruz Roja desde que se instauró la unidad de espeleosocorro, lo sabe bien. 

"Yo hago espeleología desde hace 20 años porque me encanta"

“Yo hago espeleología desde hace 20 años porque me encanta: es algo precioso. Siempre digo que si no se conoce es mejor no conocerlo porque engancha. Es otro mundo”, cuenta emocionada. Una vez al mes hace prácticas junto con su grupo y cuenta, además, con un permiso de exploración de un año que se concede a distintas personas para indagar sobre distintas zonas de Cantabria. “Te metes por un agujero, haces la topografía de la cueva y eso te permite estar en sitios espectaculares, con cascadas, lagos…”, añade. Del simulacro se queda con el curso de agua activo, que “condiciona mucho el rescate”. Así, expone que hubo que usar dos camillas diferentes, una para movilizar a la persona herida en el agua y otra para después. “También teníamos riesgo de hipotermia” , menciona. El hecho de que hubiera tantas personas entrando en la cueva también implicaba un “riesgo real de accidente”. “Hubo algunas lesiones que, aunque no fueron graves, sí requirieron asistencia. Se vive con un poco de tensión”, admite. Pese a todo, no oculta una sonrisa de satisfacción: “Al día siguiente estaba muy cansada, pero hay que practicar para estar preparada”.  

parte 3 rescate cuevas

Segundo supuesto: “Estaba en tensión constantemente” 

En el segundo caso, el del grupo de excursionistas, el accidente se traducía aparentemente en unas cuantas lesiones. Pese a ello, era vital controlar las saturaciones, tensiones y ritmos cardíacos e ir contando con información clínica que permitiera controlar la situación al máximo. El tiempo nunca corre a favor de la víctima y, a medida que empeoraba, la inquietud creció en la médica voluntaria que atendía en este segundo supuesto: “Estuvo en tensión las 4 horas. Nos dijo después: ‘Veía que se me moría, que se me iba a morir’”, cuenta Agustín, que evidencia así que ninguna hipótesis está exenta de riesgos.  

parte 4 rescate cuevas

Instrucciones para entrar y salir de una cueva 

El voluntariado que forma parte de estos rescates está formado y practica de forma habitual la espeleología. Son, por tanto, “voluntarios esporádicos”, matiza Agustín, que cuenta que Cruz Roja colabora con la Federación Cántabra de Espeleología estrechamente. Los voluntarios y voluntarias también están formados como socorristas. En total, en el despliegue hubo 45 socorristas de cueva y 15 personas voluntarias de logística.  

Una de las personas que participó en este último equipo es Jano. Hace 10 años que forma parte de Cruz Roja como voluntario, y aunque siempre se ha dedicado a playas, en la actualidad trabaja como rescatador en el helicóptero de Salvamento Marítimo. Aunque en este caso estaba en el área de logística, también ha realizado el curso de espeleosocorro y ha participado en más ejercicios similares. 

La logística es parte fundamental de un simulacro, y Jano relata por qué: “Somos quienes organizamos el transporte de las personas que hay que meter en las cuevas, quienes suministramos los materiales necesarios… Y también nos encargamos de los datos de las misiones, de la gente que entra, del número de accidentados…”. El puesto logístico estaba a 10 minutos en coche de una cueva y a 5 de otra. “Sin la parte de logística no conseguiríamos albergar a tantísima gente; hay que montar canastros para que duerman, gestionar comidas, muchos recursos para que estén a gusto antes de comenzar el rescate, porque luego son muchas horas”, resuelve. 

La logística es parte fundamental de un simulacro

Que se acabe la batería de algún aparato, que se caigan las brocas si se está taladrando una pared, que rapelando se pueda romper algún instrumento… dentro de una cueva pueden suceder muchos imprevistos y hay que estar al tanto de ello y tener una rápida capacidad de respuesta. Elena, además, expresa que a través del gobierno de Cantabria cuentan con un depósito de fármacos, “creo que somos el único equipo de espeleosocorro de España que lo tiene”, estima. Así se puede revisar el material sanitario y los medios con los que cuentan e ir renovándolos si es necesario.  

En cuanto a la formación, Cruz Roja trabaja con la Federación Cántabra de Espeleología, y además del itinerario formativo del que disponen estos, también se ofrecen cursos en socorrismo terrestre, primeros auxilios o apoyo psicológico en emergencias. “Además de la formación en espeleología, también hacen espeleosocorro; son formaciones independientes, pero que otorgan un gran conocimiento del tema. A esa gente formada se añade una experiencia prolongada en el tiempo”, reivindica Agustín. 

La dureza de la experiencia lo requiere: “Un equipo, por ejemplo, estuvo esperando 9 horas a que lo relevaran. Son cosas habituales en el rescate en cuevas. Llevan equipación para dormir y descansar, aunque no todo el mundo duerme igual de bien”, señala Agustín. En cualquier caso, se intenta que ninguna persona supere las 8 horas de misión salvo que puedan descansar.  

parte 5 rescate cuevas

¿Sabemos lo que implica entrar en una cueva? 

No todos los rescates son iguales de la misma forma que no todas las personas actúan igual. “No es lo mismo que entren 2 personas que 10; o que sean de aquí, de Cantabria, o de fuera porque los de aquí tenemos más claro cómo son estas cuevas. Hay gente que viene de otros lugares y se pone a hacer fotos dentro de la cueva y, si no la conoces bien, puedes perder la noción del tiempo. La experiencia también es un factor a tener en cuenta”, enumera Agustín.  

“El 99% de personas que entran en una cueva son bastante conscientes de lo que hacen. Son profesionales de la espeleología”, indica, que también diferencia entre imprudencias y accidentes para apostillar: “Estos últimos nos pueden pasar a todos”. También la propia naturaleza puede trastocar los planes: “Un rescate sencillo puede convertirse en uno difícil en cuestión de minutos. Hace poco nos activaron un rescate que era así, pero la crecida del río no dejaba salir a las personas. Y si llueve y llueve y esas personas no pueden salir tenemos un problema grave”, ilustra Jano.  “El entrenamiento constante es la base para que los equipos estén preparados y para que haya una buena coordinación”, concluye Agustín. “Los bomberos saben apagar fuegos, pero para integrar 20 parques de bomberos hay que hacer una labor de coordinación. No es lo mismo un preventivo con una ambulancia que con 40. Cada uno sabe hacer su trabajo, pero coordinar todo es parte del servicio”, agrega. En el simulacro también participaron la UME, GREIM Guardia Civil, Ertzaintza, Bomberos de Cataluña, Valencia, Alicante, Murcia, Madrid y Asturias junto a voluntarios de Protección Civil y bomberos voluntarios de Santander. 

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