‘Lo que el agua no se llevó’, un libro escrito por personas afectadas por la DANA - Ahora

• Hace más de un año, la DANA dejó a su paso un dolor que todavía pesa en el pueblo valenciano. Y aunque todavía todo se siga percibiendo gris, existen algunas personas que intentan remar hacia delante y aportar algo de claridad. De aquel desastre, nació un libro que recoge no solo la memoria de la catástrofe, sino también la fuerza de quienes la vivieron. Lo que el agua no se llevó surge de un taller donde se ha conseguido transformar el dolor en palabras, símbolos y esperanza, y demuestra que incluso en la tragedia florece la resiliencia.

El pasado 6 de noviembre, la biblioteca municipal Ramón Guillem de Catarroja acogió la presentación de Lo que el agua no se llevó, un libro de cuentos escrito por personas afectadas por la DANA y por dos de las psicólogas que atendieron la emergencia hace un año en este municipio. Esta obra es el primer volumen de la colección Cuentos de Vida y Esperanza y servirá de inspiración para futuros talleres en otras localidades afectadas.

La idea parte del taller emocional 'Érase tu vez',  impartido el pasado mes de junio por Juan Pedro Romera, licenciado en Historia por la Universidad de Murcia y experto en narrativa terapéutica. Durante las sesiones, 15 personas afectadas por la DANA participaron en dinámicas de escritura, dibujo, juego y baile, explorando distintas formas de transformar el trauma en aprendizaje y esperanza. “La idea de este taller se remonta a 2017 cuando propusimos personas que sentían la necesidad de superar dolores y traumas antiguos, utilizar la narrativa terapéutica, el juego, el dibujo y otras herramientas que descargan al inconsciente, para expresarse a través de los cuentos y su gran capacidad de sanación", explica Juan Pedro. 

El taller fue desarrollándose con éxito hasta la puesta en marcha del libro Lo que el agua no se llevó. “La creación de este libro surge de una experiencia personal, ya que yo participé hace años en un taller similar y pensé que este ejercicio les podría venir muy bien, así que lo propuse. Esta herramienta es perfecta para las personas afectadas por la riada. Por un lado podían beneficiarse varias personas a la vez ya que se trata de un taller grupal y por otro, era una manera de abordar el dolor del trauma de una manera más amable”, comenta Paz Guilló, psicóloga de Cruz Roja en Catarroja.

El objetivo del taller era ofrecer a las personas damnificadas una vía para procesar lo vivido sin revivir el trauma directamente y por medio de la escritura automática encontraron una forma diferente y sanadora de pasar por el dolor. “Si cambiamos la mirada y nos acercamos a lo sufrido desde el lugar simbólico y metafórico, que es el lenguaje que el inconsciente entiende, podemos decirle cómo queremos vivir de aquí en adelante, aceptando que hay acontecimientos en la vida que dependen del destino, pero que solo nosotros podemos mirarlo sin que nos destruya”, reflexiona Juan Pedro Romera. 

A través de dinámicas simbólicas y creativas, las personas usuarias navegaron por sus emociones internas usando símbolos, mitos y arquetipos, convirtiendo su experiencia traumática en cuentos de vida. “La idea era ayudar a que las personas que habían vivido este desastre pudieran digerir su vivencia de una manera que no fuera revictimizante, sino que fueran capaces de digerirlo de una manera indirecta para que a través de sus propios relatos pudieran resolver de manera metafórica y simbólica su propia experiencia”, añade Paz Guilló.

La actividad permitió a los participantes recuperar su dignidad, alejándose del papel de víctimas y encontrando nuevas formas de mirar la vida tras el desastre. La respuesta fue muy positiva y a pesar del dolor y el recuerdo que siempre quedará, las personas usuarias consiguieron disfrutar, reír, bailar y sentirse plenamente implicadas en el proceso creativo.

El libro es el primer volumen de la colección Cuentos de Vida y Esperanza y va a continuar replicándose en otros municipios afectados, sin perder de vista también al personal técnico que estuvo presente durante y después de la tragedia. “Los días 20 y 21 de noviembre se va a realizar un taller para el personal técnico que hemos estado trabajando en los municipios afectados por la DANA, y de alguna manera hemos sido también afectados por lo ocurrido, y los días 13 y 14 de diciembre se va a realizar otro taller para las personas usuarias”, comenta la psicóloga.

Lo que el agua no se llevó se presenta como un claro testimonio de resiliencia y un ejemplo de cómo el dolor puede transformarse en palabras, arte y esperanza, ofreciendo nuevas herramientas para que la memoria de la DANA se convierta en aprendizaje y fortaleza colectiva.