“De no ser por la ayuda de Cruz Roja, no habría podido curarme del todo” - Ahora
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- Hanna (nombre ficticio) llegó a España hace más de cuatro años sin saber qué sería de ella y de su futuro. Después de un tiempo de incertidumbre y adaptación se cruzó con Cruz Roja, y desde ese momento, comenzaron a caminar juntas.
Hanna dejó su Venezuela natal por necesidad en 2019 y con 57 años emprendió rumbo a España. “Llegué por bendición de Dios” Y sí, quizás esa fe es la que le llevó a no perder la esperanza y seguir caminando hasta encontrar una mano amiga. Inició su estancia en una residencia en Madrid y al tiempo le derivaron a Logroño, ciudad que a día de hoy le sigue acogiendo.
“Mi situación era muy compleja, no tenía muy claro qué hacer y acudí a Cruz Roja, allí empecé a encontrar consuelo”, apunta Hanna. La situación de la protagonista era de todo menos fácil, no tenía trabajo ni vivienda, pero ella no quería quedarse quieta sin hacer nada. En Venezuela se dedicaba a la enfermería y ahora, de alguna manera, quería seguir aportando sus conocimientos y su experiencia aquí en España. “Decidí apuntarme a un curso de formación en atención sociosanitaria de los que ofrece Cruz Roja, necesitaba verme capaz y no depender en todo momento de las ayudas que ya estaba recibiendo”, afirma Hanna.
Pero cuando parecía que todo iba cogiendo forma, la salud le jugó una mala pasada. Una complicada intervención visual le dejó un largo tiempo sin poder trabajar a causa de la delicada recuperación que debía cumplir. “Se me juntó todo, el tratamiento además era muy costoso y yo no podía hacer frente a todos los gastos”, se sincera.
Durante estos años, Cruz Roja en Logroño, desde el departamento de Extrema Vulnerabilidad y con motivo de la difícil situación de Hanna, han estado ofreciéndole ayudas para el alquiler, los pagos mensuales del tratamiento, el suministro de la luz, o la alimentación. “Gracias a Cruz Roja he podido tener acceso a las gotas necesarias para mi rehabilitación, de no ser por su ayuda no habría podido curarme del todo”, comenta la protagonista.
A pesar de todos estos baches a los que ha tenido que enfrentarse este último año, Hanna no ha perdido la fe. Actualmente, se está recuperando de la intervención visual y gracias a la formación que pudo cursar se encuentra trabajando. Con el tiempo ha podido reencontrarse con parte de su familia que también ha sido atendida por la Organización. Por esta dedicación continua, la protagonista no se olvida de las personas que le tendieron la mano. “Doy gracias a Dios, a la Organización y a Begoña de Cruz Roja en Logroño, ella se ha convertido en una amiga para mí y sé que siempre va a estar cuando necesite alguna ayuda o acompañamiento”.
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