“Cuando mi papá recibió la noticia lloró de felicidad” - Ahora
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- La protagonista de hoy se llama Carolina, es de Colombia y llegó a España hace ocho meses solicitando asilo político. En su país ejercía como abogada, pero se vio en la obligación de marcharse tras ser amenazada
Carolina, desde siempre, ha vivido como si Cruz Roja fuera una parte más de su familia y se ha criado con los valores de la Organización. Este apego se debe a su padre, Jorge Ruiz, toda una institución dentro del voluntariado de Cruz Roja Colombia. “Mi papá lleva siendo voluntario desde que él tenía 19 años, es su motor de vida”, defiende Carolina. El padre de Carolina empezó a formar parte de Cruz Roja Colombia el 4 de mayo de 1977 y desde entonces, 46 años después no ha dejado de ayudar a los demás. Ahora por su salud se encuentra en el área de comunicaciones, pero durante su trayectoria como voluntario actuó con su uniforme azul, propio de Cruz Roja Colombia, en el fatídico terremoto de Ecuador en 2016, así como en el terremoto ocurrido en su tierra, Popayán, en 1983, donde conoció asistiéndole durante el desastre natural, a quien sería su esposa y mamá de Carolina.
"No hace falta hacer grandes cosas, con poco que hagas ya estás ayudando a quien tienes al lado"
Se podría decir que para Jorge Ruiz, Cruz Roja es su razón de ser, “para mi papá Cruz Roja es el amor de su vida”, dice su hija, un sentimiento muy especial que siempre ha tratado de inculcar a sus hijos. A pesar de ello, a Carolina durante sus años en Colombia no se le despertó ese sentimiento de hacer voluntariado en la organización, pero cuando llegó a España se volvió a encontrar con Cruz Roja y algo cambió en ella.
Carolina acudió a la Organización para recibir ayuda en relación a su solicitud de asilo político y como todo trámite lleva un tiempo y una espera decidió, sin pensárselo, comenzar a hacer voluntariado junto a Cruz Roja en España. “Cuando mi papá recibió esta noticia lloró de felicidad, él me decía: hija tenemos en la sangre ese don de querer ayudar, no todo el mundo lo tiene, tienes que vivirlo hija”, comenta emocionada Carolina.
"Al final es decidir entre quedarte en tu casa o salir a hacer un poquito mejor la vida de alguien"
Carolina a día de hoy ha participado en todos aquellos proyectos de voluntariado que ha podido, como en el proyecto de Alexa dando atención y acompañamiento a las personas mayores. Actualmente se encuentra en Burgos y se siente agradecida por cómo le ha tratado y le trata la ciudad, “mis tres lugares en el mundo son Popayán, Cali y Burgos”, asegura. “Siento que a través del voluntariado puedo agradecer todo lo que este país y ciudad está haciendo por mí, no hace falta hacer grandes cosas, con poco que hagas ya estás ayudando a quien tienes al lado”, confiesa Carolina.
Esta mirada humana de nuestra protagonista hacía las personas demuestra el poder del voluntariado, así como la importancia de que Jorge Ruiz, el papá de Carolina, y su familia pusieran en el centro la bondad, la ayuda y el tender la mano como factores clave de su crecimiento. “Algo nos sembró desde niños gracias a mi familia y a mi papá, aportar un granito de arena, al final es decidir entre quedarte en tu casa o salir a hacer un poquito mejor la vida de alguien”.
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