Sentir un respaldo siempre suma - Ahora
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- A veces, para querer ayudar necesitamos una mano amiga, un empujón, el apoyo de alguien que nos aporte seguridad. Y ese acompañamiento es el que reciben diez personas voluntarias de Cruz Roja en Lleida (Cataluña) para poder hacer frente a las tareas de primera acogida y valoración de personas usuarias.
En la Asamblea Local de Lleida hay un grupo de unos 10 voluntarios y voluntarias que realizan tareas de primera acogida y valoración de personas usuarias. Las labores que llevan a cabo diariamente presentan una elevada carga emocional y precisan de unos conocimientos teóricos y prácticos claves para desenvolverse con seguridad en cualquier intervención. “Asistimos en octubre de 2022 al encuentro anual de Agentes del MAP (Marco de Atención a las Personas) que tuvo lugar en Guadarrama y nos dimos cuenta de que debíamos darle una vuelta al método que estábamos empleando. Es muy importante cuidar emocionalmente y a nivel técnico a las personas voluntarias para que desarrollen las tareas de primera acogida con seguridad y confianza”, cuenta Ester Catalán, técnica de proyectos de intervención social de Cruz Roja en Lleida.
La labor de primera acogida puede llevar a las personas voluntarias a encontrarse con situaciones que les generen dudas sobre cómo actuar o incluso que, a su vez, les pesen emocionalmente. “Crear espacios donde ellos y ellas se sientan acompañados por el personal técnico de Cruz Roja y puedan transmitir sus dudas e inquietudes es esencial para que actúen de la mejor manera y no pierdan la motivación”, apunta Ester Catalán.
Partiendo de esta idea, desde la Asamblea Local de Cruz Roja en Lleida han puesto en marcha, por un lado, Grupos de Apoyo Mútuo (GAM) en el que de forma bimensual junto a una psicóloga se organizan sesiones de 1 hora y media para proporcionarles formación sobre estilos comunicativos, habilidades sociales, cómo establecer límites, gestión emocional… “En las sesiones ponemos los casos en común y discutimos sobre cómo los hemos enfrentado y qué cosas podemos mejorar. Siempre estamos aprendiendo”, cuenta Pablo Petreñas, voluntario desde hace dos años del Marco de Atención a las Personas (MAP). Y, por otra parte, se realizan también Grupos de Supervisión Social en los que junto al personal técnico de la organización realizan reuniones para trabajar casos prácticos más complejos y formaciones específicas sobre asuntos que requieren una mayor atención a la hora de intervenir.
Más de un año llevan en marcha estos grupos de apoyo que no hacen más que sumar y aportar a las personas voluntarias esa seguridad y confianza necesaria para afrontar su actividad con solvencia. Cuidarse para poder cuidar, de esto van las sesiones sobre las que trabajan a diario estas diez personas voluntarias junto a los técnicos y técnicas de intervención social. “Lo más bonito de nuestra labor es conocer a nuevas personas y poder entenderlas, el espíritu de amistad que se establece entre todos los que hacemos el MAP. Y personalmente, saber que todavía soy útil a la sociedad en la que vivo y que puedo ayudar a mejorarla”, cierra agradecido el voluntario.
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