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Experiencias inmersivas: en primera persona - Ahora

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Experiencias inmersivas: en primera persona

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EXPERIENCIAS INMERSIVAS: EN PRIMERA PERSONA

Experiencias inmersivas: en primera persona
Solo cuando vivimos algo en carne propia tomamos conciencia real sobre ello. Estas iniciativas inmersivas de Cruz Roja sobre distintas realidades y situaciones lo evidencian con creces.

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parte 1 experiencias inmersivas

No es lo mismo decirlo que vivirlo y la propia psicología lo refuerza, ya que evidencia que el mejor aprendizaje es el que experimentamos en nuestras propias carnes. Vivir algo en primera persona hace que, de alguna manera, seamos más conscientes de ello. Quizá por eso las experiencias inmersivas, en las que bajo un ambiente y un entorno concreto recibimos sensaciones muy estimulantes para nuestros sentidos, son una forma muy interesante de experimentar todo tipo de situaciones, también las que necesitamos comprender y con las que necesitamos empatizar. Las experiencias inmersivas pueden ser una puerta de entrada a la solidaridad.  

Una de estas experiencias la ha impulsado el área de Cooperación Internacional de Cruz Roja en la Comunidad Valenciana bajo una premisa tan poderosa como necesaria: ¿te has planteado alguna vez cómo sería vivir en un campo de refugiados? La Organización ha propuesto a jóvenes de secundaria y profesorado de dos institutos de Valencia ponerse en la piel de las personas refugiadas para concienciar sobre las migraciones forzosas. Para ello, les han asignado un rol que han hecho suyo durante las dos jornadas que ha durado esta actividad de sensibilización en colaboración con la Diputación de Valencia y la Generalitat Valenciana. 

“Cuando vives algo en primera persona empatizas más porque lo estás viviendo”

“Cuando vives algo en primera persona empatizas más porque lo estás viviendo”, corrobora Andrea González, técnica de Cooperación Internacional de Cruz Roja en Valencia, y una de las personas involucradas en el proyecto. Así, cada alumno y alumna ha asumido su papel “desde que se baja del bus hasta que se ha ido”. Tal es el nivel de implicación que “les avisamos de que no se traigan maletas de ruedas porque vamos a simular el proceso migratorio”, avisa Andrea, que también señala algo que los y las adolescentes suelen desconocer, y es que las migraciones no solo se producen cuando vemos una guerra por la tele: “Las migraciones forzosas están a la orden del día”. 

A Jeanette Martínez, estudiante del IES Jalance, le ha tocado encarnar a Karima, una mujer de 80 años que se encuentra emigrando a Arabia Saudí. Eugeni Mora, profesor del IES Josep de Ribera de Xàtiva, se ha metido en la piel de Fátima, una madre que viaja con su bebé. “Nos estaban persiguiendo y teníamos que huir”, ha contado Carla Hernández, participante y estudiante del IES Jalance, en un reportaje de À Punt, el medio autonómico valenciano.  

parte1b experiencias inmersivas

Sin móviles, en plena naturaleza y ya con su nueva identidad, alumnado y profesorado se han enfrentado, primero, a la huida de sus países de origen, y poco después a conseguir un pasaporte frente a un cuerpo de policía en muchas ocasiones corrupto y ajeno a los derechos humanos. Las historias, inspiradas en casos reales, no han dejado indiferente a nadie. 

“Me parece una experiencia terrible”, ha expuesto Nicholas Carpio, estudiante del IES Jalance, “aparte de que se quedan traumas”. Montar tiendas de campaña o refugiarse de un bombardeo son otras de las situaciones que han vivido en primera persona y que han generado sorpresa y repulsa a partes iguales. “Si ya da miedo haciéndolo en ficción no me imagino como tiene que ser en realidad”, ha lamentado Carla. “Vivimos en una situación muy cómoda y no apreciamos lo que tenemos”, ha expresado por otro lado Itziar de la Fuente, estudiante del IES Josep Ribera de Xátiva. “No parece tanto… pero si lo vives tú, cambia la cosa. Es otro tema”, ha sido una de las frases más repetidas. 

“Si ya da miedo haciéndolo en ficción no me imagino como tiene que ser en realidad”

“El proyecto es voluntario”, recalca Andrea Gónzalez y por eso, precisamente, implica un compromiso. Cuando se unió al proyecto, hace un par de años, la técnica de Cruz Roja tenía dudas de si los y las jóvenes iban a querer meterse en los roles y participar de forma activa, pero ahora se muestra firme con el resultado: “Me llevé una grata sorpresa”. Después del campamento de personas refugiadas el alumnado lleva a cabo un trabajo de sensibilización para seguir ahondando en todo lo aprendido y vivido durante las dos jornadas previas. El éxito es tal que otros ciclos formativos se han interesado en esta actividad para llevarla a cabo en otros lugares.  

Se dice que la juventud es el futuro, pero Andrea tiene claro que son “el presente”. “Si empezamos a sensibilizar pronto crearemos personas adultas con conciencia, con valores. Y no solo con lo que les contamos, o con lo que aprenden de memoria, sino también con estas experiencias, ese ‘lo he vivido yo y no quiero que nadie lo vuelva a vivir en ninguna parte del mundo’”, expresa. 

parte 2 experiencias inmersivas

Si tuvieras que elegir, ¿qué harías tú? 

¿Cómo te sentirías si fueras a sufrir un desahucio? ¿Alguna vez te has planteado tener que iluminar tu casa con velas porque no puedes afrontar los gastos? ¿Y si siendo joven no pudieras sumarte a los planes con tus amistades por falta de recursos? Todas estas preguntas las ha abordado Cruz Roja en Madrid en un recorrido experiencial que ha combinado la exposición con el microteatro y que ha apelado a las personas asistentes a “ponerse en los zapatos” de otras personas, en este caso, en situación de vulnerabilidad. La actividad se ha llevado a cabo en dos jornadas con distintas funciones al día. 

Herminia, en situación de pobreza energética y cuidadora de una persona dependiente, su madre; Lairo, un migrante venezolano sin permiso de trabajo; David, un joven que a causa de la falta de recursos perderá a sus amigos, su novia y abandonará sus estudios por el estigma social; y Sara, desahuciada y sin recursos para salir adelante han sido los y las protagonistas de esta experiencia. Sergio Pazos, por otro lado, se ha convertido en el maestro de ceremonias personificando al Ingreso Mínimo Vital (IMV) y cómo esta ayuda se convierte en vital en algunas circunstancias.  

"El IMV no te soluciona la vida, pero al menos te ayuda"

La agencia BCD, encargada de dar forma y ejecutar el proyecto de la mano de Cruz Roja, propuso el concepto de la exposición bajo el título ‘Ponte en mis zapatos’. En ella, han recogido “zapatos expuestos e inspirados en 40 casos reales, con una etiqueta en la que se narra brevemente la historia de cada persona y su relación con el IMV”, explica Elena Sánchez, parte del equipo creativo de BCD. Desde Cruz Roja querían poner en marcha una parte más interpretativa y en este caso fue BCD quien tomó el relevo y contó con Jesús Amate, “un actor, dramaturgo y educador social maravilloso”, en palabras de Elena, para perfilar el formato y las actuaciones.  

 

 

Y es que, frente a lo que se puede pensar, cualquiera puede verse en una situación difícil donde necesite un empujón: una mano amiga. “Muchas veces caemos en el prejuicio de pensar que solo gente migrante o sin estudios es perceptora del IMV, pero no es así. A mí me pasó, sin ir más lejos, después de 20 años dedicándome a este sector cuando llegó la pandemia. A veces la vida te pone en este tipo de situación y el IMV no te soluciona la vida, pero al menos te ayuda: te da esa motivación”, cuenta Elena, que también expone que en la exposición le llamó mucho la atención el silencio, el “respeto”, que producía conocer de cerca otras realidades tan difíciles y duras. 

Los momentos que se vivieron durante esta experiencia también demuestran el poder de las experiencias inmersivas: “En la rueda de prensa que hicimos para presentar la actividad una periodista se emocionó con la actriz que hacía de una madre que necesitaba el IMV y vivía en la habitación de una amiga suya. Flipamos bastante, porque se empatiza mucho. Incluso yo misma, que me sabía los guiones, lloré como una magdalena. Se cumplió el objetivo de la experiencia inmersiva”, corrobora Elena. Además, la actividad también ha servido para dar a conocer proyectos de la Organización que parte del público no sabía que existían, e incluso para despertar el interés: “Las hijas de una amiga mía que vinieron decidieron apuntarse a CRJ después, les encantó todo lo que hacía Cruz Roja”. 

Esta actividad es la segunda parte de la campaña ‘Nadie daba un duro’ (Ahora, ponte en mis zapatos’), que ha contado también con un emotivo cortometraje en colaboración con Benito Zambrano, María Galiana y personas beneficiarias del Ingreso Mínimo Vital (IMV).  

parte 3 experiencias inmersivas

Ponerse las gafas, conocer otras realidades 

Cruz Roja en Andalucía también ha puesto en marcha proyectos interactivos que, en algunos casos, han contado con gafas de realidad virtual para generar ese efecto inmersivo. Uno de ellos es ‘Mujeres del Mundo, Game of Femmes VR’, impulsado por Cruz Roja en Sevilla y financiado por el Ayuntamiento de la capital, con el que se ha sensibilizado sobre la realidad de las mujeres en diferentes partes del planeta. La aplicación interactiva ha sido creada con la empresa Cima Horizons, que ha trasladado al mundo virtual varias historias de niñas y mujeres, creando espacios y personajes basados en situaciones reales. 

Las personas que han participado han podido acercarse de esta manera a las realidades de mujeres de diferentes países, y conocer temas tan reales e importantes como la dificultad de escolarización para niñas, la feminización de la pobreza, el significado de “aprender a ser mujer” para la cultura Wayuu o los micromachismos que perviven en el mundo moderno. Además de lo anterior, y con apoyo de la Diputación de Granada, Cruz Roja en Andalucía ha creado un juego de realidad virtual sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible en el que un personaje del futuro viaja desde 2030 hasta nuestros días para pedirnos ayuda y alcanzar así los ODS.  

También desde Granada, en este caso con apoyo del ayuntamiento, se ha generado un vídeo en 360º sobre ayuda humanitaria internacional, que nos lleva a lugares afectados por terremotos, tsunamis, u otras catástrofes naturales y nos permite estar “presentes” en un envío de ayuda humanitaria. Porque decirlo o mirarlo, sin duda, no es lo mismo que vivirlo. 

 

 

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