Contra los estereotipos de género en el trabajo - Ahora
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Contra los estereotipos de género en el trabajo
CONTRA LOS ESTEREOTIPOS DE GÉNERO EN EL TRABAJO
Cruz Roja
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parte 1 estereotipos genero
Raquel Carmona, de 27 años, siempre lo ha tenido claro: la instalación eléctrica es lo suyo. Decidida a convertir esa vocación en su trabajo, se puso manos a la obra para conseguirlo. Con 22 años obtuvo un grado medio en instalación eléctrica y comenzó a buscar una oportunidad laboral. Pero, como no la encontraba, al final optó por decantarse por puestos de socorrista, de camarera, de “todo” lo que le salía, admite. Su suerte finalmente cambió cuando entró en contacto con Cruz Roja en Baleares, donde se integró en el Programa Operativo de Empleo Juvenil (POEJ).
“Inicialmente iba a hacer un curso de teleoperadora, pero de repente desde Cruz Roja vieron una oferta de trabajo en Estel Ingeniería y Obras y presentaron mi currículum”, cuenta Raquel. Después de hacer la entrevista, su teléfono sonó con una noticia que hizo que recuperara la esperanza. “Ya llevo un año y 4 meses”, dice ahora. Además, hace poco que su contrato pasó a ser indefinido. “No me lo creo”, cuenta emocionada, “antes de esto lo daba todo por perdido”.
Raquel Carmona es una de las muchas mujeres que ejerce un tipo de trabajo tradicionalmente masculinizado, es decir, asociado a perfiles masculinos. Cruz Roja, precisamente, lucha para que no existan estereotipos de género en este sentido, y trabaja a través de cursos y otras oportunidades laborales para que cualquier persona pueda desempeñar el empleo que desee.
“Nunca fue un problema ser la única chica”
En el caso de Raquel, explica que cuando terminó la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) podría haber escogido otras formaciones (como peluquería, e incluso informática), pero “yo quería ser electricista”, se reafirma. Aunque fue la única chica de su promoción, recuerda la experiencia como gratificante. “Me sorprendí de ser la única, pero yo ayudaba a mis compañeros, y ellos a mí. Nunca fue un problema”, recalca.
Para ella está claro que eso de profesiones “para hombres” y profesiones “para mujeres” carece de sentido alguno. “Igual que un hombre puede ser cocinero o peluquero, una mujer puede trabajar en ámbitos históricamente masculinizados”, expresa.
Los mecanismos, los cables, la iluminación, o el montaje de cuadros forman parte del día a día de Raquel. Confiesa tocar “un poquito de todo” y en lugar de realizar sus tareas de forma monótona, se esfuerza en aprender todo lo posible. ¿El resultado? “Cada día me gusta más mi trabajo”, apunta.
parte 2 estereotipos genero
“Nosotras podemos hacer el mismo oficio que un hombre perfectamente”
En un pueblo de Almería vive Inmaculada García. A ella fue el paro lo que le hizo aproximarse hasta Cruz Roja para ver qué podía hacer para revertir su situación. “Estaba un poco agobiada”, señala esta joven de 21 años. El curso de soldadura que se ofertaba en la Organización llegó a sus oídos y aunque nunca había hecho nada parecido (previamente había estudiado administración), le pareció una forma de “innovar y aprender cosas nuevas”.
Cuando acabó la formación, hizo prácticas en una empresa, una experiencia que le resultó muy enriquecedora. “Por tema económico no cuadraban las cuentas y no me pudieron contratar”, dice Inmaculada, que comenzó después a trabajar en una oficina. Sin embargo, no descarta volver a echar su currículum en alguna empresa parecida y aplicar todo lo aprendido en el curso de soldadura.
“Cualquier persona puede realizar cualquier trabajo”
“Cualquier persona puede realizar cualquier trabajo: da igual la estatura, el peso o la fuerza. Nosotras podemos hacer el mismo oficio que un hombre perfectamente. Yo lo he hecho, y no se me ha dificultado en ningún momento”, es firme Inmaculada.
parte 3 estereotipos genero
Deconstruir para construir
El patriarcado. Esa es la explicación que encuentra Encarnación Franco Sabiote, técnica de Empleo de la Asamblea Comarcal de Cruz Roja de Almanzora (Almería) a las divisiones que se han establecido en ciertos trabajos. Y explica por qué: “Los cuidados, para las mujeres; la industria, para los hombres. Es por una cuestión histórica, no porque las mujeres no valgamos para esto”, advierte. Por eso, “en Cruz Roja apostamos porque las mujeres se formen en profesiones que no están feminizadas; es más interesante para su autonomía”, añade.
Es un proceso que requiere, eso sí, trabajar en unas competencias previamente. “Cuando vas a un trabajo masculinizado, necesitas tener una autoestima fuerte y empoderarte”, sostiene la técnica de Empleo de Cruz Roja. La división sexual del trabajo es un problema estructural que atañe a toda la sociedad: hombres, mujeres, empresas, organizaciones, políticas… Por eso, precisamente, tenemos que romper las barreras que impiden que cualquier persona ejerza la ocupación que le gusta o le da más posibilidades de desarrollo personal y profesional.
Para ello es imprescindible incorporar la perspectiva de género: “Saber por qué tenemos ciertas reacciones y ciertos miedos. El conocimiento de género ayuda a las mujeres a conocerse y “a ganar autoestima”, y a la sociedad, por otra parte, a romper con los estereotipos de género. También ocupan un lugar importante las competencias tecnológicas. “Para ellas es fácil poner la lavadora, pero difícil conectar un ordenador. Es lo que nos ha enseñado el patriarcado. Nos dicen que tu espacio es el privado, no el público; la cocina, no la fábrica. Todo eso hay que deconstruirlo y trabajarlo”, insiste Encarnación.
“Cuando vas a un trabajo masculinizado, necesitas tener una autoestima fuerte y empoderarte”
Se hace, además, sin perder la vista de las opciones laborales que orbitan alrededor. En Almería, por ejemplo, se encuentra una de las sedes de Cosentino, una multinacional de elaboración de cerámica con gran calado y trayectoria. “Formamos a muchas mujeres en carretilla, grúa o elaborado de superficies de cuarzo siempre con el objetivo de incrementar la representación de las mujeres en la industria y de reducir la brecha salarial en el trabajo industrial o eliminarla por completo”, explica Encarnación Franco y agrega que resulta “clave” que las mujeres entren en la industria.
Además de lo anterior, también se ofertan cursos de logística de transporte, una formación relacionada con las flotas de camiones, habituales en la zona. “Te abre la puerta a muchas empresas con puestos que suelen estar mejor remunerados”, alega la técnica de Empleo de Cruz Roja.
Y es que, aunque se avanza en este camino, todavía se perpetúan los roles social e históricamente aprendidos. Tanto es así que en la actualidad los hombres suelen ser los principales en el sector industrial, mientras que las mujeres predominan en sectores como la asistencia, la educación o los servicios. Para combatirlo y cambiar esta realidad, Cruz Roja continuará mejorando la empleabilidad y rompiendo la brecha de género en sectores masculinizados.
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