¿Qué oportunidades laborales abren los idiomas? - Ahora
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- En un mundo cada vez más global, tener idiomas no solo abre puertas a nivel laboral, sino que supone un enriquecimiento personal tremendo. Además, aprender idiomas puede ser accesible para todo el mundo, tal y como demuestran los siguientes recursos gratuitos.
Los idiomas siempre han sido un plus añadido a la hora de postular a un puesto de trabajo y ya no hablamos solo para trabajar en el extranjero sino para trabajar en España. En un mundo cada vez más global un segundo o tercer idioma nos abre muchas puertas al ser un punto muy valorado por las empresas.
¿Cómo mejorar o aprender un idioma desde cero? Afortunadamente, existen recursos gratuitos para ello. Cruz Roja ha dedicado uno de sus ‘Directos hacia el empleo’ (conferencias online donde se ofrecen recursos de empleo y formación de la mano del CRE-E, el Servicio Multicanal de Orientación para el Empleo) a ello de la mano de Marina Redondo. Redondo tiene un canal de YouTube con más de 70 mil suscriptores donde habla sobre aprendizaje de idiomas, viajes y literatura; además, es traductora, profesora y apasionada de las lenguas.
Y es que en un mundo globalizado y conectado, como en el que vivimos, las empresas buscan a gente que sepa idiomas, ya sea por posibles planes de expansión o porque puedan comunicarse en diferentes lenguas. Los idiomas, además, nos permiten conocer otras culturas e incluso otras realidades. Como curiosidad: en el idioma finés existen 40 términos para hablar sobre tipos de hielo mientras que en español apenas hay uno o dos (tales como “hielo” o “nieve”). De ello se deduce que en el idioma finés necesitan describir una realidad que en español no está presente.
Tips para aprender idiomas de forma gratuita
Para aprender un idioma por nuestra cuenta, primero tenemos que elegir en cuál queremos enfocarnos, ya sea porque queremos postularnos a un trabajo donde lo piden, o por puro placer. Una vez lo hemos decidido, hay que enfrentarse a la parte más tediosa: la recopilación del material por competencias.
Marina Redondo explica cuáles son estas y cómo podemos nutrirlas:
- Comprensión oral, esto es, entender cuando escuchamos. Para ello, podemos utilizar podcasts, vídeos de YouTube, series, películas o canciones.
- Comprensión escrita, es decir, entender lo que estamos leyendo. Podemos utilizar artículos de periódico, revistas, o libros y cuentos infantiles (especialmente si tenemos un nivel principiante, aunque habrá que ir adecuando los recursos a nuestro nivel).
- Expresión escrita. Resulta más difícil si no hay un/a profesor/a o academia que nos guíe, pero incluso podemos practicar de forma individual. Una posible tarea sería escribir un diario en el idioma que estamos aprendiendo y, a través de la herramienta Reverso, introducir el texto en español y traducirlo para compararlo con lo que hemos hecho.
- Expresión oral. Sucede lo mismo que con la expresión escrita. Pese a ello, disponemos de opciones, como grabarnos con el móvil y luego escucharnos para escuchar nuestra pronunciación y detectar posibles fallos. También está la opción de buscar plataformas, como italki, donde podemos encontrar a gente con la que hacer intercambio de idiomas mediante Skype de forma gratuita (hablando media hora en nuestro idioma nativo, que esa otra persona quiere aprender; y la otra media hora en el que tenemos interés en aprender nosotros).
- Vocabulario. Herramientas como Duolingo, una aplicación con frases o palabras en el idioma que queremos aprender, nos puede ayudar. Además, permite que podamos usarla en ratitos libres, dedicándole apenas 5 minutos, de manera muy ligera. También podemos buscar libros de vocabulario o listas en Internet.
- Gramática. Aunque podemos aprender un idioma “en la calle”, tener una base de gramática resulta bastante recomendable. Hay muchos manuales gratuitos en Internet, profesores/as online, o gente a la que le apasionan los idiomas que suben ejercicios de gramática y demás.
Una vez tenemos todo esto registrado y organizado en carpetas, toca establecer una rutina. Si estamos aprendiendo de forma autodidacta (por ejemplo, no tenemos fechas límites de exámenes), necesitaremos algo de disciplina. Tendremos que apuntar nuestros objetivos generales, mensuales, así como semanales o diarios. Por un lado, tenemos que ser conscientes del tiempo que podemos dedicar; por otro, hay reglas como la de los 10 minutos, que nos propone que cuando tengamos pereza de ponernos a estudiar, nos planteemos que 10 minutos son apenas 4 canciones para arrastrarnos a hacerlo. También hay que ir ajustando las rutinas y sobre todo no frustrarse si no nos salen bien al principio. Poco a poco.
Otras herramientas y métodos
Entre otras herramientas que podemos emplear, destaca también Quizlet (tarjetas de vocabulario digitales), Memrise (parecida a Duolingo, aunque con expresiones más coloquiales) y acciones aparentemente tan simples como cambiar el idioma del móvil.
Por otra parte, y respecto a las técnicas de estudio, podemos seguir métodos como el Pomodoro (estudiar 25 minutos, descansar 5 minutos); hacer asociaciones o reglas mnemotécnicas con palabras o expresiones difíciles; o dedicarle especialmente tiempo al vocabulario que precisamos (si es para un puesto de trabajo comercial, quizá necesitaremos aprender ciertos términos diferentes a los de mudarse a otro país, donde tendremos que saber nombres de frutas y verduras, entre otros, de forma más prioritaria).
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