“A Pepa se le llena la cara de ilusión y ánimo cuando llega alguien” - Ahora
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- Los caminos de Elena y Pepa se cruzaron hace unos meses gracias a Cruz Roja, y desde entonces, ambas disfrutan de la compañía de la otra. Pepa es usuaria de Cruz Roja en Ciudad Real desde hace tiempo –además de socia–, Elena es voluntaria desde hace seis meses. Todos los lunes cuando sale de trabajar visita a Pepa en su domicilio. Para las dos es una experiencia muy enriquecedora.
Pepa tiene 81 años y de momento continúa viviendo sola. Aunque cada vez le cuesta más debido a los achaques de la edad y por la discapacidad que tiene desde niña, siempre que puede participa en alguna de las actividades que Cruz Roja en Ciudad Real organiza para personas mayores. Aunque Pepa tiene una hija que le visita con regularidad, la soledad es algo a lo que se ha ido acostumbrando.
Sin embargo, esa soledad se ha ido reduciendo desde hace seis meses cuando Elena, voluntaria de Cruz Roja comenzó a pasar a verla cada lunes al salir de trabajar. “Pepa es una mujer fuera de serie, es espectacular. Es super cariñosa. Puedes hablar con ella de todo”, cuenta Elena. A pesar de que ha tenido una vida dura –perdió una pierna cuando tenía 7 años–, Pepa logró sacar adelante a su hija ella sola trabajando y con apoyo de su familia. Esa fortaleza le ha acompañado siempre. Hasta hace poco lo hacía ella todo, pero desde hace un tiempo tiene ayuda social del Ayuntamiento.
“Un día a la semana, nos vemos y hacemos lo que más le gusta, que es hablar. Ella habla y yo también le cuento. Ella se desahoga y me cuenta sus cosas. A veces también bajamos a tomar algo o merendar y damos una vuelta con la silla de ruedas”, relata Elena. “Hablamos de todo, de cómo estamos, de lo que hemos hecho…”, explica Pepa. “Para mí es muy enriquecedor. Me gusta hablar con personas mayores, escucharlas y aprender de ellas, con todo lo que han sufrido… y aún así tienen sus ganas y su ilusión por relacionarse, por vivir”, añade la voluntaria. Elena trabaja todo el día y no puede dedicarle al voluntariado todo lo que le gustaría, pero eso no impide que cada lunes, cuando sale a las seis de trabajar vaya corriendo a casa de Pepa y pasan la tarde juntas “sin mirar la hora y muy a gusto”. “Es muy maja la muchacha”, afirma Pepa.
“A Pepa tiene mucha gente que la quiere, su hija y su sobrina van a verla siempre que pueden pero trabajan y al final Pepa pasa tiempo sola. Le falta compañía, por eso a Pepa se le llena la cara de ilusión y de ánimo cando llega alguien”, cuenta Elena. Pero además de recibir la compañía de Elena, la vinculación de Pepa con Cruz Roja va más allá. A pesar de no contar con una economía holgada, Pepa es socia de Cruz Roja y todos los meses aporta su granito de arena para que otras personas que lo necesitan puedan recibir la ayuda de la Organización. “Es una mujer maravillosa, pasamos muy buenos ratos las dos”, concluye Elena.

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