Un movimiento rojo y verde: así compensa Cruz Roja su huella de carbono - Ahora
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Un movimiento rojo y verde: así compensa Cruz Roja su huella de carbono
UN MOVIMIENTO ROJO Y VERDE: ASÍ COMPENSA CRUZ ROJA SU HUELLA DE CARBONO
Tabla de contenidos movimiento rojo y verde
Cruz Roja
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PARTE 1 un movimiento rojo y verde
La lucha por el clima continúa
“Hacer frente al cambio climático será nuestra principal prioridad en la próxima década”, decía el presidente de la Federación Internacional, Francesco Rocca, al término de finalizar el año 2020. Entre 2008 y el año que dejamos atrás, el llamamiento de Cruz Roja Comprometidos con las personas y el medio ambiente (2018- 2020) ha fomentado la corresponsabilidad de esta entidad sobre el cambio climático y la pobreza energética poniendo en marcha una serie de proyectos que son solo el comienzo de la lucha que desde dentro se está llevando a cabo en pro del medio ambiente. Un edificio de arquitectura sostenible y autosuficiente, así como un proyecto piloto de compensación de la huella de carbono son dos de los ejemplos de la apuesta por el cuidado del planeta dentro de la organización.
PARTE 2 un movimiento rojo y verde
El impacto de nuestra actividad
Las actividades diarias de cualquier persona, empresa u organización tienen un impacto directo en el medio. Cualquier acción humana, particularmente nuestro consumo de energía para finalidades como electricidad o transporte produce gases de efecto invernadero. Los principales gases de efecto invernadero son el dióxido de carbono, el metano, el óxido de nitrógeno y el ozono. Son gases que, por su composición química, absorben parte del calor que nos llega del sol y, como consecuencia, la temperatura media de la tierra aumentan más de lo que ocurriría en condiciones naturales. 2019 fue el segundo año más caluroso de todos los tiempos y marcó el final de la década más calurosa (2010-2019) que se haya registrado nunca.
El aumento de la temperatura de la tierra a causa de estos gases genera una serie de sucesos que provocan una reacción en cadena. El calentamiento global acelera el deshielo de los polos, lo que se traduce en inundaciones en islas y zonas de la costa, huracanes más feroces y en un aumento de las migraciones, tanto de personas como de animales. La desertificación y la alteración de las estaciones, afectadas directamente por el aumento de temperatura de la tierra, deriva en hambrunas y en escasez de alimentos, motivando que al mismo tiempo algunas enfermedades infecciosas se extiendan por zonas del planeta donde hasta el momento no eran habituales.
2019 fue el segundo año más caluroso de todos los tiempos y marcó el final de la década más calurosa que se haya registrado nunca
Esta es solo una ínfima parte de los daños colaterales del cambio climático y de la necesidad de poner remedio a un problema que afecta a todos. Para tratar de reducir estos gases, es necesario conocer la huella de carbono, el indicador que refleja la totalidad de gases de efecto invernadero emitidos por efecto directo o indirecto por un individuo, organización, evento o producto. Cruz Roja, en línea con los objetivos de la ONU sobre el Desarrollo Sostenible, ha puesto en marcha una estrategia global centrada en la reducción de su huella de carbono y en la lucha contra la pobreza energética.
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PARTE 3 un movimiento verde y rojo
¿Cómo se calcula la huella de carbono?
Son tres los pilares que sustentan este plan táctico que lleva tres años en marcha y que ya es palpable. Por un lado, el cálculo de las emisiones de gases de efecto invernadero. En segundo lugar, la reducción y compensación de la huella de carbono de todas aquellas actividades que no puedan ser reducidas o evitadas como consecuencia del impacto del trabajo diario. Y, en tercer lugar, la inversión del ahorro económico producido por la reducción de estas emisiones en proyectos de lucha contra la pobreza energética.
Para ello, lo que ha hecho Cruz Roja es calcular cuál es su impacto sobre el medio ambiente en términos de emisiones -y en todas sus actividades- y registrar su huella de carbono ante la Oficina Española de Cambio Climático. El responsable de realizar estos cálculos es Jesús Ayala Madrazo, referente de Eficiencia Energética de Cruz Roja, que explica que para reducir la huella de carbono hay que tener en cuenta los suministros de la organización de gas, electricidad, agua, carburantes y estaciones de servicio, así como los viajes -en tren, autobús, metro, avión y el kilometraje de las personas-, además de cada vehículo y su consumo, y el uso de papel en las oficinas.
Para controlar todos estos factores -el primer paso de la transformación ecológica y la única forma de contabilizar la huella de carbono-, se revisan todas las facturas de cada una de las delegaciones mes a mes. Por eso, para facilitar todo este proceso y su medición, se han unificado el 98% de todos los contratos de luz con que trabaja cada asamblea en España con el único requisito imprescindible de que su energía sea verde y esté garantizada y certificada. El 2% restante hace referencia a algún contrato residual que cuenta con permanencia. “Con el gas ha sucedido lo mismo; las provincias han ido cambiando instalaciones de calderas de gasoil por gas natural o procesos de biomasa”, explica Ayala añadiendo que “la transformación de flota de vehículos, que cuenta con 3.500, va a suponer una gran alternativa medioambiental de movilidad. Porque si el objetivo del año que viene era que el 25-30% de los vehículos de Cruz Roja fueran de perfil medioambiental, ya estamos superando la cifra”.
Este es un proyecto que lleva puesto en marcha tres años y en el que se avanza poco a poco. Para el año que viene, todo el material de oficina estará contabilizado también dentro de la huella de carbono.
“Somos muy pocas las empresas que ahora mismo hacemos este tipo de cuestiones. Y de organizaciones, es posible que seamos la única. Por eso, si Cruz Roja en uno o dos años es capaz de compensar, -que para ello lo primero que hay que hacer es calcular y reducir- va a ser un éxito, porque somos un referente para la población. Si conseguimos plantar todos los árboles en compensación a esa huella y certificarlo ante el ministerio, nos ponemos en una situación de primerísimo orden, puesto que el objetivo de la neutralización está en 2050 y es posible que nosotros neutralicemos en un plazo de dos a tres años”.
PARTE 4 un movimiento verde y rojo
Puesta en marcha de proyectos de reforestación para la absorción de las emisiones de Cruz Roja
Uno de los proyectos -por ahora piloto- con los que se pretende compensar las emisiones de CO2, se está llevando a cabo en las Islas Baleares, concretamente en el bosque del Castell de Bellver y en la zona natural marítima de Es Carnatge, bajo el nombre de +CO(mpensa) 2.
Su fin es contrarrestar las emisiones de dióxido de carbono y gases de efecto invernadero que Cruz Roja genera durante su actividad a través de la reforestación de espacios y entornos naturales. ¿Cómo? Mediante el aprovechamiento de la capacidad fotosintética de las plantas para absorber el CO2 de la atmósfera, haciendo que se reduzca así la concentración de esos gases en el aire.
“Cuando reforestamos un espacio no solo estamos compensando las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que estamos dando un valor añadido a este espacio. O, mejor dicho, recuperando un valor que ya existía antes de que el uso antrópico -por las personas- lo degradara, al tiempo que se impide su empeoramiento”, explica Marc Ayats, responsable de Medio Ambiente de Cruz Roja de las Islas Baleares. Además de tratarse de un proyecto a largo plazo, como explica Xavier Pozo que, entre otras labores, está al frente de la comunicación de la organización en el archipiélago: “Este proyecto y sus cálculos de reducción de la emisión se han hecho a lo largo de treinta años. Esto significa que las consecuencias climáticas actuales son a causa de lo vertido desde hace treinta años y lo que hagamos ahora, y sus consecuencias, ayudarán a paliar la próxima treintena”.
Aunque se trata de un proyecto piloto, cuya prueba se está realizando en Palma de Mallorca, +CO(mpensa) 2 es un plan pensado a nivel estatal cuya implantación será progresiva a lo largo de los próximos nueve años centrada en proyectos sencillos y básicos de reforestación bajo unas claves comunes:
- Superficie mínima de 1 hectárea.
- Permanencia de mínimo 30 años.
- Contar con un Plan de Gestión para 30 años que establezca los seguimientos cada cinco años desde la puesta en marcha del proyecto.
- Estar ubicado en territorio nacional.
A través de este proyecto donde el compromiso es alcanzar la neutralidad climática para el 2030 y que comienza en 2021, se espera compensar las emisiones emitidas por la entidad según la huella de carbono generada anualmente. Esto implicará una implantación progresiva del proyecto que conjugue los proyectos de reducción con los de compensación.
PARTE 5 movimiento verde y rojo
Un edificio autosostenible para Cruz Roja en Alcorcón
Otro de los grandes proyectos de la organización en la lucha por el medioambiente es la nueva sede de la Asamblea Local de Cruz Roja Española en Alcorcón, en pleno funcionamiento desde hace 18 meses. Un edificio pensado y construido poniendo la mirada en el futuro en términos de funcionalidad y cuidado del medio.
“Es el primer edificio de arquitectura sostenible de Cruz Roja y con él cumplimos los objetivos de desarrollo sostenible (ODS). Desde el primer momento apostamos por la arquitectura del proyecto de Burgos&Garrido, que tenía la geotermia como fuente de energía. Creímos que, por encima de todo, tenía que estar nuestro compromiso con el medio ambiente, con los ODS y con los objetivos de la organización”, comenta Saturnino Peña Solís, presidente de la Asamblea Local de Alcorcón, haciendo referencia a dos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible planteados por la ONU. Por un lado “garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todas las personas” y, por otro, “promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo, y el trabajo decente para la sociedad en su conjunto”.
La nueva sede es un espacio funcional y muy sencillo. Cuenta con un diseño austero, una orientación pensada, ventilación natural y la máxima calificación energética; diseñado en ladrillo blanco, es un espacio luminoso y transparente, en armonía con la gobernanza de la organización; y, además, es polivalente, permitiendo que en función de las necesidades pueda transformarse y cambiar. “Esto también nos ha permitido, de cara a la pandemia, dar respuestas en espacios amplios, con mayor número de personas voluntarias y un mayor distanciamiento social”, apunta Peña.
Su inversión, con un coste superior a la de una edificación normal, “además de contribuir a disminuir de forma notable la huella de carbono -pues no emite gases de efecto invernadero y la huella del uso del inmueble es cero-, es algo que recuperaremos en menos de 10 años por suponer un ahorro energético muy importante. Fue construido con termoarcilla -un material especialmente utilizado en arquitectura bioclimática por su capacidad de ahorro energético-, además, de contar con la máxima calificación energética, la A, y de utilizar la geotermia como fuente de energía”.
Un edificio creado para ser respetuoso con el medio ambiente, en armonía con los ODS y alejado de los enfoques cortoplacistas, que no hacen otra cosa que mermar la naturaleza. Dos ejemplos que demuestran que la sostenibilidad está al alcance de cualquier organismo y empresa y que, al tiempo que se consigue mejorar el medio, también lo hace la vida de otras personas.
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PARTE 6 movimiento rojo y verde
Derribando la pobreza energética
Para hacer frente a esta pobreza energética, la Organización ha puesto en marcha un Plan de Lucha Contra la Pobreza Energética que se engloba dentro de sus plan de acción medioambiental. Gracias a este proyecto, se pretende paliar la pobreza energética, ayudando a las familias a mejorar su eficiencia energética y disminuir sus emisiones a través de los recursos que cada asamblea destina como parte de la compensación de su propia huella.
Esta situación afecta todavía más a algunas de las familias atendidas por Cruz Roja. Según el Boletín número 11 sobre la Vulnerabilidad Social, el 41,4% de los hogares no puede mantener su vivienda con una temperatura adecuada durante los meses fríos. Y, del 22% de las personas atendidas que señalan problemas para sufragar gastos de la vivienda, un 42,2% señala no poder pagar el alquiler, y el 14,8 no hace frente al pago de la hipoteca desde hace algún tiempo.
La pobreza energética afecta a la salud, al desempeño académico de los menores, disminuye los contactos sociales, dificulta la búsqueda de empleo y obliga a las familias a entra de la disyuntiva alimentación o calefacción, tener que hacer frente al pago de suministros energéticos puede significar disminuir el gasto en alimentación.
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parte 7 movimiento rojo y verde
Para hacer frente a esta pobreza energética, la Organización ha puesto en marcha un Plan de Lucha Contra la Pobreza Energética que se engloba dentro de sus planes de desarrollo sostenible. Gracias a él, se pretende que cada asamblea sea consciente de las emisiones de gases de efecto invernadero que genera, para que todo el ahorro que se logre en la transición ecológica sea destinado a proyectos para ayudar a familias vulnerables al tiempo que se genera una compensación por las emisiones producidas.
Una acción cuyo objetivo es fomentar la corresponsabilidad de Cruz Roja, la sociedad civil y las empresas sobre el cambio climático y la lucha contra la pobreza energética.
destacado movimiento rojo y verde
- La pobreza energética relacionada con la capacidad de los hogares de mantener una temperatura adecuada en los hogares afecta al 9,1% de la población
- Esta situación impacta especialmente sobre las personas vulnerables con las que trabaja Cruz Roja y, de hecho, más del 50% de las familias atendidas por la Organización humanitaria tiene que elegir entre pagar gastos básicos o calentar sus hogares
- En 2020 aumentó en un 42% el número de personas apoyadas por Cruz Roja que recibió kits de ahorro energético
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