En un momento en el que la tecnología y la geolocalización son parte fundamental de la  más rutinaria de las tareas, resulta paradójico que todavía existan zonas de la Tierra de las que no se dispone de ningún tipo de información cartográfica. Un desconocimiento del terreno que, en caso de catástrofe, vuelve todavía más vulnerables a aquellas áreas ya de por sí susceptibles a crisis de diversa índole, y al que Cruz Roja trata de poner solución con una actividad de cartografía colaborativa ligada a la innovación: los mapatones. 

Así se denominan estos eventos de mapeo, abiertos a todo el mundo y que desde hace unos meses también se desarrollan en colaboración con empresas españolas de diversa índole. Según explica Lucía Martínez, técnica de Sistemas de Información Geográfica de Cruz Roja, “todos los mapatones corporativos se enmarcan dentro del proyecto Missing Maps, cuyo objetivo principal es cartografiar las zonas en las que viven personas en riesgo de sufrir catástrofes o crisis”. 

Los datos se integran en la plataforma de mapas colaborativa OpenStreetMap (OSM) y son accesibles a todo tipo de organizaciones humanitarias, comunidades o personas que puedan necesitarlos para prepararse y responder mejor ante emergencias. Cada actividad se centra en un área concreta, en función de las necesidades de Cooperación Internacional de Cruz Roja Española. En el pasado se ha mapeado, por ejemplo, una zona de la provincia de Cankuzo, situada al sureste de Burundi, o el estado de River Nile, en Sudán.

Mapear desde dos continentes 

Desde que se celebró el primer mapatón corporativo, en junio del 2021 dentro del programa AXA de Todo Corazón, se han organizado un total de 12 eventos de mapeo en compañías como Biogen, la Fundación Telefónica y un piloto con Banco Santander. En estas actividades han participado cerca de 280 voluntarios y voluntarias de diferentes naciones. El de la Fundación Telefónica, por ejemplo, reunió a un centenar de trabajadores de cinco países (España, Ecuador, Perú, Argentina y Uruguay) y se convirtió en una colaboración a nivel internacional de lo más enriquecedora, con ranking de mapeadores y países incluido. 

Precisamente fue esa dimensión global lo que atrajo a empresas como la multinacional AXA. Pilar Pérez, asegura que para AXA de Todo Corazón esta experiencia “fue maravillosa, ya que es complicado encontrar proyectos accesibles desde diferentes países y que se unan en un propósito tan importante como la ayuda humanitaria”. Sus organizadores destacan, además, aspectos como “el aprendizaje sobre la labor de cooperación internacional de Cruz Roja y lo innovador e importante del proyecto en sí; nos interesó mucho la posibilidad de realizarlos desde las entidades de AXA de Todo Corazón de Suiza, Italia y Alemania”, añade. 

En Banco Santander van un paso más allá. Elena Leal González, directora de Comunicación Interna de Banco Santander, explica las motivaciones que les hicieron organizar entre su plantilla uno de estos mapatones: “Es una iniciativa excelente que permite desarrollar habilidades distintas a los empleados y que ofrece la oportunidad de trabajar juntos, como un único equipo, en un proyecto común”. Y subraya, “es fácil de organizar y sencillo de participar”. 

¿Cómo funcionan los mapatones corporativos? 

Cada mapatón corporativo tiene 2 horas de duración y no requiere ningún tipo de formación previa por parte de los participantes, ya que comienza con una breve capacitación, de una media hora aproximadamente, en la que se introducen todas las herramientas necesarias para llevar a cabo la actividad. El mapeo se realiza de forma individual pero se enmarca dentro de pequeñas salas virtuales, donde un moderador o moderadora responde a cualquier duda a nivel técnico que pueda surgir durante el proceso.  

“A mitad de sesión hacemos un parón y nos volvemos a juntar todos para sensibilizar y visibilizar el trabajo que Cruz Roja Española desarrolla en el país, apoyando a la sociedad nacional del territorio que estamos mapeando”, explica Lucía Martínez. “Esta parte es la que más gusta, porque mostramos fotos del lugar y de las dinámicas de trabajo con las propias comunidades donde estamos mapeando”, afirma.  

Cuando el mapatón termina no significa que la actividad llegue a su fin, el proyecto permanece abierto hasta que finaliza el mapeo, lo que significa que aquellas personas que lo deseen pueden seguir colaborando desde casa. Un detalle que añade todavía una mayor dimensión a los mapatones corporativos, especialmente teniendo en cuenta que, como asegura Elena Leal, “a todos se les hizo corta la actividad y se quedaron con ganas de más, y eso es lo mejor que se puede decir en estos casos”. 

Una experiencia enriquecedora y accesible 

Elena fue una de las participantes del mapatón del Banco Santander. De la experiencia destaca la accesibilidad y la vertiente concienciadora del proyecto: “Es super interesante poder colaborar desde cualquier sitio, con herramientas sencillas y que permiten colaborar con una causa solidaria, apoyando el estupendo trabajo que realiza Cruz Roja Española allá donde opera, mientras nos divertimos en equipo”.  

La experiencia no pudo ser más satisfactoria también para los empleados de AXA, el 97 por ciento asegura que volvería a participar sin dudarlo. Este es el caso de Silvia, Head of Digital Assets, que ayudó a cartografiar una zona del este de Burundi y cuenta por qué decidió sumarse a la actividad: “Por dos razones fundamentalmente, no conocía que existían zonas donde no se sabía cómo acceder y por tanto, es muy complejo y arriesgado llevar ayuda a quiénes la necesitaban. Y, en segundo lugar, poder dedicar parte de mi tiempo a otros siempre es un buen motivo. También me llamó la atención el nombre, esa mezcla de mapa y maratón hizo que despertará en mí la curiosidad y desde esa curiosidad descubrí que se trataba de “mapear” caminos, carreteras y casas que no estaban localizadas”. 

Sobre si repetirá en el futuro, Silvia lo tiene claro. “Repetiría y la recomendaría; es una actividad fácil de realizar y con gran impacto. Solo necesitas una conexión a internet y ganas de ayudar a que se construyan todos los caminos del mundo para que llegue, en caso necesario, ayuda a las personas, y facilitar el trabajo de las ONGs”. Y al final, de eso precisamente se trata.