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Hacia un nuevo modelo de cuidados

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HACIA UN NUEVO MODELO DE CUIDADOS

Hacia un nuevo modelo de cuidados
En Cruz Roja nos hemos marcado un serio desafío para los próximos cuatro años. Contribuir a cambiar el sistema de cuidados actualmente vigente en la sociedad y ayudar a crear sistemas alternativos que garanticen el acceso a los derechos de las personas. Trabajar con las personas para que tengan una mayor autonomía y con las comunidades para que sean entornos inclusivos que la faciliten y apoyen es el objetivo de este nuevo modelo de cuidados al que aspiramos.

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Cruz Roja

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Cruz Roja

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parte 1 modelo de cuidados

Pili, junto a sus amigas Isabel y Milagros, acuden cada día a las actividades que propone el ayuntamiento de su localidad, La Esperanza, un pueblo montañoso y aislado de poco más de 3.000 habitantes, situado muy cerca del mar en Santa Cruz de Tenerife. Las tres, a pesar de tener cerca de 80 años, se valen por sí mismas. El grupo de amigas participa habitualmente en talleres de ejercicio saludable o estimulación cognitiva destinados a personas mayores. En uno de esos talleres, se enteraron de que en su pueblo se había iniciado ‘Reforzando Vínculos’, una iniciativa impulsada desde Cruz Roja que busca activar la comunidad de vecinos y vecinas de La Esperanza para favorecer la autonomía personal y las relaciones entre las personas de su edad.

En menos de una semana, el grupo de Pili se había sumado a unos espacios de encuentro semanales donde otras personas empezaban a llegar con el objetivo de “echar el ratito” hablando de lo que a ellas les importa. Allí conocieron a José Luis y June, matrimonio que vive en una zona aislada y que hace muchos años decidieron que fuera el lugar ideal para criar a sus hijos y formar una familia, pero que ahora les limita a la hora de poder hacer actividades. Estos espacios de encuentro y relación fomentados por Cruz Roja complementan la actividad que ya existe para personas mayores, permitiendo que se aborden temáticas que les preocupan e interesan, generando y fortaleciendo los vínculos existentes e involucrando así a otras organizaciones del entorno.

Ahora, cada martes Pili recoge en coche a María Teresa, otra de las participantes, que antes no podía llegar al club de la tercera edad de La Esperanza para los talleres de memoria al no disponer de un medio de transporte. Gracias a esos vínculos generados durante los espacios de encuentro, María Teresa o Mary, como todo el mundo la conoce allí, ha pasado, no solo a ser compañera de “el ratito”, sino que también participa en otras actividades que Cruz Roja le propone y que le ayudan a sentirse bien.

parte 2 un cambio profundo

Un cambio profundo en la sociedad

Esta historia real es el mejor ejemplo de cómo fomentando esos espacios de encuentro en los que las personas hablan, se relacionan, comparten sus necesidades y deseos, e implicando a vecinos y vecinas, a comercios y a otros agentes, podemos avanzar hacia un modelo de cuidados distinto del actual, en el que en ocasiones está demasiado presente el riesgo de tener que abandonar el propio hogar para ingresar en algún centro o institución.

Este modelo que defendemos desde Cruz Roja no es nuevo. En muchos países europeos, entre ellos España, se está replanteando el sistema de cuidados existente y se están buscando alternativas a ese modelo de institucionalización. Nuestro país también está impulsando una estrategia de la que Cruz Roja forma parte. El modelo actual tiene un carácter asistencial y segregador, y, por la despersonalización que implica y por su rigidez, puede provocar sentimientos de desarraigo, tristeza y abandono, o de pérdida de control sobre la propia vida. 

Alejarse del propio entorno es difícil para cualquier persona. En este sentido, desde Cruz Roja abogamos por la prevención, trabajando con la persona los conocimientos, recursos y habilidades que puede necesitar para afrontar una situación como puede ser la pérdida de la autonomía personal, y trabajando también con la comunidad en la que vive como elemento clave para proporcionar el apoyo e inclusión necesarias. Ese riesgo de institucionalización también afecta a niños niñas y jóvenes bajo el sistema de protección, a mujeres víctimas de violencia de género, a personas con problemas de salud mental o a personas sin hogar.

Alejarse del propio entorno es difícil para cualquier persona

Cambiar el modelo de cuidados implica un cambio profundo también en el modelo de sociedad en el que vivimos. Ese cambio sólo puede construirse sobre un sistema fuerte de servicios públicos y apoyo comunitario. Desde Cruz Roja queremos implicar a la ciudadanía, pero también a otros agentes que apoyen a las personas para que puedan desarrollar su ciclo vital en su entorno habitual. Esos otros actores externos pueden, por una parte, identificar y ser voz de alarma para detectar casos de personas vulnerables que precisen algún tipo de apoyo; por otra, podemos trabajar conjuntamente para favorecer la autonomía y la dignidad de las personas. Muchas veces es la farmacia, el kiosco o el bar los que más contacto tienen y mejor conocen a estas personas. Este trabajo comunitario lo desarrollamos tanto en el ámbito urbano como en el entorno rural.

Otro ejemplo de esta participación de agentes externos lo encontramos en Valladolid, donde hemos puesto en marcha una iniciativa conjunta entre Cruz Roja y la Fundación Intras, en el marco de la iniciativa CRECE y dirigida a personas sin hogar. Desde la Organización estamos llevando a cabo actividades de apoyo emocional, mejora de la autoestima y la autoconciencia personal, mejora de las competencias básicas y acompañamiento a la recuperación de la vida en comunidad, además de otras actividades de ocio y de convivencia en las que a las personas sin hogar les resulta difícil participar. Intras cede el espacio en el albergue de personas sin hogar que gestionan para realizar las sesiones, derivan a participantes y realizan actividad compartida de ocio cultural.

Actividades como esta repercuten en la población con la disminución del sentimiento de soledad no deseada, la mejora en la autonomía, la aplicación de capacidades y el empoderamiento, la defensa de los derechos de las personas a permanecer en el entorno en el que viven el mayor tiempo posible, y el aprovechamiento de la tecnología incorporada a las nuevas formas de cuidado. Solo entendiendo que el bienestar individual y el bienestar colectivo están estrechamente vinculados y son interdependientes podemos transformar el modelo de apoyo y cuidado actual.

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