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El viaje que te cambia

REPORTAXES

EL VIAJE QUE TE CAMBIA

El viaje que te cambia
Foto: Borja Abargues
El pasado 5 de diciembre se celebró el Día Internacional del Voluntariado. Una fecha que sirve de pretexto para darles las gracias a todas esas personas que se vuelcan en ayudar a los demás. Y no son pocas.

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Cruz Roja

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parte 1 historias de voluntariado 5 dic

248.780 es más que una cifra. Es el número de personas voluntarias que forman parte de Cruz Roja en la actualidad: un 61,7% de mujeres y un 38,3% de hombres que no dudan en aportar su tiempo libre y sus ganas para ayudar en distintas áreas, desde Inclusión Social hasta Salud pasando por Educación y Socorros entre otras.  

Este año, con la DANA de Valencia como telón de fondo y con motivo del Día Internacional del Voluntariado el pasado 5 de diciembre, desde la organización se ha recalcado el “orgullo” que supone contar con personas voluntarias “tan comprometidas, que responden ante cualquier circunstancia y que siempre están dispuestas a ayudar a las personas que lo necesitan”. Por eso, en esta ocasión Cruz Roja ha homenajeado muy especialmente a las miles de personas voluntarias, vinculadas o no con la organización, que se han movilizado desde el pasado 29 de octubre para ayudar a las decenas de miles de personas damnificadas por la DANA.  

En la actualidad la operación de la emergencia está finalizando la fase de respuesta inmediata, iniciada con las primeras lluvias, y pasando a una segunda fase más orientada hacia la recuperación. En la primera fase, Cruz Roja ha acumulado más de 262.000 asistencias, ha ofrecido manutención a más de 146.000 personas afectadas e intervinientes y ha alojado a más de 4.200 personas en los albergues habilitados, entre otras acciones. 

“A mí el voluntariado me cambió la vida”, cuenta también María del Mar Pageo, presidenta de Cruz Roja Española, con motivo de esta emotiva efeméride. “El voluntariado es un viaje; un viaje que tiene repercusión en quien lo realiza. En mi caso, me hizo ser más consciente de esa realidad en la que viven personas en situación de desigualdad y desventaja que no pueden desarrollar una vida plena por determinadas circunstancias. Ejercer el voluntariado me hizo ser consciente de ello y de que algo había que hacer: había que actuar para dar respuesta a esas situaciones”, añade haciendo alusión a la campaña de voluntariado de Cruz Roja ‘El viaje que te cambia’.  

Lo decíamos: 248.780 es mucho más que un dato. Hoy hablamos con Dani, Antonio y Xavi, tres personas que hacen voluntariado en la organización, para conocer un poco más sus historias.  

parte 2 historias voluntariado 5 dic

En el agua, pero también en el lodo 

Dani Guillén lleva 7 años en Cruz Roja y el punto en común de todos ellos es el agua. “Hablando mal… siempre digo que tengo el culo en remojo”, bromea. Después de conocer el socorrismo en el grado superior de deportes, Dani fue introduciéndose más en el mundillo, hasta que uno de sus instructores, precisamente de Cruz Roja en Barcelona, le habló sobre el voluntariado. Empezó en socorros terrestres y preventivos, y acabó recalando en Salvamento Marítimo, el área donde más actividades realiza en la actualidad “a excepción de cosas concretas, como la DANA de Valencia”. Con 3 compañeros más, Dani ha estado más de una semana buscando a personas desaparecidas por la Albufera de Valencia, considerada la laguna litoral más grande de España con una extensión de 2.800 hectáreas. A disposición de la guardia civil, iban trabajando en distintas zonas como “acequias, debajo de los puentes, zonas problemáticas con suciedad, objetos y demás…”, expone este joven de 28 años.  

Que el agua les llegara hasta el pecho no era el único problema. “Íbamos a ciegas, tocando… y aunque he estado en ríos y en muchos lugares, nunca he experimentado nada parecido a estar caminando entre lodo, casi parecía como ir en bicicleta”, menciona a la par que expresa que, después de esta experiencia, su “nivel de ascos está superado”. “Pero bueno, hay que hacer lo que se pueda, cada granito cuenta”, alega, reflexivo.  

"Ahora soy yo el que enseña a los nuevos"

De su trabajo en Salvamento Marítimo, Dani se queda fundamentalmente con los buenos momentos, las risas compartidas con los compañeros y amigos, y las ganas de enseñar. “Ahora soy yo el que enseña a los nuevos y gran parte de los voluntarios que entran son chavales que han sido alumnos míos. Muchos quieren opositar a bombero o policía, y siempre les digo que es una buena forma de aprender”, cuenta.  

Él, de hecho, también está opositando para ser policía, pero no es esa posibilidad laboral el único motivo para implicarse tanto como voluntario y hacer guardias, incluso, los fines de semana. “Mi padre me dijo una vez que todos llevamos una mochila que vamos cargando de experiencias, formaciones y momentos… la vamos llenando, y yo espero que todo lo que hago me sirva para ello, no solo como policía en un futuro, sino como persona”, declara.  

parte 3 historias voluntariado 5 dic

Más de 46 años ayudando a quien más lo necesita 

Antonio Bayo es la indiscutible voz de la experiencia. Hace más de 46 años que se unió como voluntario a Cruz Roja en Huelva, y sostiene, sin un ápice de vanidad, que conoce a todo el voluntariado que ha pasado por “la casa”. Desde sus inicios ha estado vinculado al área de Socorros y Emergencias, aunque también ha participado en otros muchos proyectos donde ha aportado sus conocimientos y experiencias. 

Corría el año 1977 cuando Antonio y un amigo se sumaron a Cruz Roja. Por aquel entonces, solo tenía 17 años. “Recuerdo que estaba con un compañero en la playa y vimos a gente de Cruz Roja. Dijimos: ‘¿Y por qué no vamos?’. Y fuimos”. Aunque algo reticentes por su corta edad, la perseverancia de Antonio ganó la batalla: “Me apunté a la brigada, a Cruz Roja del Mar… y un año después, con 18, ya empecé a moverme con la ambulancia”, recuerda Antonio, citando vehículos como el Simca 1200.  

"Siempre he estado por Cruz Roja. Y seguiré hasta que no pueda"

Poco después, su mujer también se convirtió en voluntaria (al tiempo la acabarían contratando) y mucho más adelante sus hijos: el mayor, técnico en una ambulancia y voluntario; “mi hija se sacó educación especial y está trabajando en Noruega”, matiza. Si mira hacia atrás, Antonio se acuerda especialmente de las inundaciones a las que se ha enfrentado y cómo pudieron rescatar a tantas y tantas personas atrapadas. Incluso, en una de esas ocasiones, no dudó en ceder su casa para convertirla en un centro de comunicaciones donde estaban la policía y las autoridades.  Cruz Roja es su “casa”. “Allí donde haga falta, voy”, relata. Su pasión por ayudar es contagiosa: “Les voy metiendo el gusanillo a los que empiezan”, cuenta, y sabe de lo que habla, porque durante cerca de 44 años ha compaginado su trabajo en artes gráficas, en fábricas de montaje y en Leroy Merlin con su labor voluntaria. “Siempre he estado por Cruz Roja. Siempre. Y seguiré hasta que no pueda”, contesta con una sonrisa. 

Quizá por eso tampoco duda en lanzar un llamamiento: “Me gustaría que la gente viera lo que hacemos, que no simplemente hablara por lo que escucha: que lo viera. Porque hay mucho sacrificio, sí, pero yo he visto tantas cosas buenas…”.  

parte 4 historias de voluntariado 5 dic

Cuando el compañero es peludo y tiene 4 patas 

Alguien podría decir que la historia de Xavi Bruch estaba escrita: “Mi padre ha sido responsable de la Unidad Canina de Cruz Roja, así que prácticamente lo he vivido desde pequeño”, confiesa este voluntario de 29 años de Cruz Roja en Barcelona que, además de formar parte de la unidad canina, también ejerce de chófer para el Centro Humanitario de Sant Martí de Tous gracias a tener el carnet de camión.  Con 10 años le hicieron socio de Cruz Roja y, cuando cumplió 16, se incorporó a Cruz Roja Juventud. “Siempre me ha gustado el mundo de los perros y también ayudar a la gente”, menciona Xavi, que recuerda ser pequeño y estar ya en contacto con la organización. Él es uno de los 3 jefes de equipo de la unidad canina de Cruz Roja en Barcelona formada en la actualidad por unos 38 perros. “Los perros son de cada persona voluntaria, sus mascotas de compañía, y los ofrecen para estas labores. Entrenamos todos los domingos”, dice. Balu y Glaç, un golden y un labrador, son los suyos.  

"A mí el voluntariado me aporta la satisfacción de ayudar"

En cuanto al funcionamiento de la unidad, depende de la activación por parte de los bomberos, y suele centrar la búsqueda en bosques o ciudades, pero no en escombros. En cualquier caso, “es un método que funciona”, estima Xavi, y pone como ejemplo un caso en el que dos perros rastrearon a un hombre desaparecido desde su casa hasta el bar donde había estado sentado y, más adelante, hasta el descampado vallado donde finalmente un helicóptero lo localizó. 

“A mí el voluntariado me aporta la satisfacción de ayudar. Cuando vas a hacer algún rescate y ves que la gente está agradecida… es muy gratificante”, concluye.  

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