Míriam Tirado: "La infancia nos hace de espejo de nuestro propio pasado" - Ahora

Yo creo que criar y educar a los hijos nunca ha sido fácil porque la infancia nos hace de espejo de nuestro propio pasado y esto nos remueve. Además, les amamos un montón y queremos que sean felices, que estén bien… esto hace que cuando aparece malestar nos preocupe y se nos activen miedos, expectativas, dudas, etc. que a veces interfieren muchísimo a la hora de tener una actuación consciente, adulta y responsable. Por suerte, a día de hoy tenemos mucha información que nos ayuda a ir más preparados, a encontrar herramientas y a poderlas aplicar. Así que de alguna forma creo que tanta información, nos ayuda.  

Cuando hablamos de establecer límites conscientes, hablamos de dar estructura, seguridad y habilidades a nuestros hijos para que sepan desarrollarse en esta sociedad. Para que sepan qué sí pueden hacer y qué no, qué es aceptable y qué no, y qué cosas les ayudarán a desarrollarse de una forma saludable y asertiva. Se establecen de forma firme, con constancia, coherencia y de forma respetuosa y consciente de lo que puede comprender y de lo que no.  

Las emociones no son negativas o positivas, simplemente son, pero como las sensaciones que nos hacen sentir en el cuerpo pueden ser desagradables, esto ha hecho que se las haya nombrado negativas o positivas, cosa que luego nos impide tener una buena relación con todas ellas. Debemos acompañar todas las emociones de una forma asertiva y conectada, sabiendo que son temporales, que pasan y que a momentos pueden ser muy intensas y generar mucho malestar. Los adultos tenemos que ser capaces de sostener su dolor, así irán comprendiendo e integrando que el dolor también ellos lo pueden transitar sin miedo y que es normal, a ratos, sentir emociones muy desagradables.  

Con naturalidad y coherencia. La infancia capta perfectamente cuándo les estamos engañando o cuándo no estamos siendo sinceros y entonces se preocupan más porque no les cuadra lo que sienten y perciben con lo que les estamos contando. Así que es muy importante ser coherentes, hablarles con sus términos y con lenguaje entendedor y dando la información que sintamos que son capaces de asimilar. Dependiendo del niño y de su sensibilidad y edad podremos contar más cosas o menos y ahí tenemos que estar muy conectados a ellos para saber qué tipo de información les podemos suministrar y cuál no.  

“Hablar” su idioma, que es el del juego, el de la imaginación y el juego simbólico. A más juguemos y más mirada en exclusiva les demos, más fácil nos será conectar con ellos. Para poder conectar necesitamos estar presentes en el ahora y aquí y atenderles con cuerpo y alma.  

En mi opinión sí… ojalá más personas en el mundo no rechazaran su sensibilidad y la pusieran en valor. Es cierto que en nuestra sociedad se ha tapado mucho la sensibilidad para autoprotección, de alguna forma, pero creo que justamente lo que necesita este mundo para ser un poco mejor es más amabilidad y sensibilidad, sin duda.