Cuando estalla una emergencia reina el caos. Un incendio, una inundación, una desaparición o un fallecimiento repentino, son muchas y diversas las tragedias que nadie quiere afrontar, pero que, a veces, surgen, aparecen de la nada y golpean con dureza. Cruz Roja atesora una larga y extensa trayectoria en este sentido y desempeña un papel clave en este tipo de sucesos. Los Equipos de Respuesta Inmediata en Emergencias (conocidos bajo el acrónimo de ‘ERIES’) son la división que se encarga de atender las cuestiones que se derivan después de una emergencia y uno de estos equipos que interviene y actúa en este contexto es el ERIE de intervención psicosocial. 

Qué es y cómo actúa el ERIE Psicosocial

La atención psicosocial ha ido ganando peso y relevancia en los últimos años. El ERIE Psicosocial, en esta línea, proporciona una respuesta inmediata, organizada y preventiva para, fundamentalmente, “aliviar el sufrimiento de las personas en un contexto extraordinario”, en palabras de Sergio Serrano, referente del área psicosocial en Cruz Roja en Valencia, y una de las personas al frente del ERIE Psicosocial de Valencia. El objetivo no es solo ofrecer acompañamiento y escucha activa, sino desarrollar una función preventiva relacionada estrechamente con reducir riesgos en la salud que pueden darse a posteriori. 

El trágico incendio de Campanar en Valencia, un suceso que tuvo lugar en febrero de este año, es un buen ejemplo para explicar la función del ERIE Psicosocial. Los vecinos y vecinas de la zona precisaban de apoyo psicosocial, pero no fueron el único colectivo que lo necesitó y el cuerpo de bomberos entre otros, sobrecogido por el implacable fuego y sus efectos, también recibió este tipo de acompañamiento. 

"Necesitamos que conecten con sus emociones"

“Normalmente, en este tipo de situaciones las personas se encuentran en estado de shock. Necesitamos que conecten con sus emociones, que hablen, que nos digan cómo se sienten, que reproduzcan el evento traumático, que expresen cómo lo han vivido… para que sean conscientes y pueda comenzar el proceso de duelo”, indica Sergio Serrano, cuya formación en Psicología en el ámbito clínico y sus cerca de 7 años en Cruz Roja le aportan un gran conocimiento al respecto. “Siempre digo que no reducimos el sufrimiento, pero sí el impacto”, indica. 

“A veces pensamos que estamos bien, pero con el paso del tiempo aparecen de forma sistemática malos hábitos relacionados con la salud, como llevar una vida sedentaria, tabaquismo, frustración por estrés, ingesta descontrolada de alimento, la mala gestión del sueño… Por eso abordamos cómo se pueden sentir las personas días o semanas después, buscamos que reconozcan sus emociones y proporcionamos información sobre estrategias de regulación emocional; que sepan localizar los síntomas y pidan ayuda si la situación lo requiere”, apunta y añade: “No somos lo que nos pasa, sino lo que hacemos con lo que nos pasa”.

Distintas emergencias, distintos tipos de respuesta

El tipo y dimensión de la emergencia es la que determina la cantidad de personas de Cruz Roja que intervienen; todas ellas, eso sí, formadas específicamente en el ámbito psicosocial. Por norma general, una persona que se encargue de gestionar el equipo, con una visión global de la situación; y una persona formada en Psicología son perfiles básicos en este tipo de atención. 

El ERIE Psicosocial también cuenta con la figura de “socorrista de acompañamiento”, un rol que consiste en acercarse a las personas tras la emergencia y, sencillamente, preguntar y atender sus necesidades más inmediatas desde una perspectiva psicosocial. “Es ir apagando pequeños fuegos”, puntualiza Sergio Serrano. Después, si se necesita terapia o asistencia psicológica, se deriva a los perfiles específicos y formados en ello; “si la persona no verbaliza, le cuesta respirar o tiene una crisis de ansiedad, ahí interviene un psicólogo o psicóloga porque tiene herramientas para manejar este tipo de situaciones”, menciona. En algunos casos, incluso intervienen trabajadores sociales o personal médico si se requiere. Carolina Cañizalez participa en el ERIE Psicosocial de Cruz Roja en Galicia desde hace 12 años y sabe bien cómo se plasma este tipo de intervención: “Por ejemplo, en evacuaciones de incendios forestales, las personas mayores que viven solas se preocupan por tener que paralizar sus tratamientos médicos. Nos encargamos de hablar con su centro de salud para que nos hagan una receta si es necesario y pasar por la farmacia para llevarles sus medicamentos si no han podido cogerlos o no pueden volver a por ellos”. “No queremos que las personas se sientan solas, y estamos ahí, mostrando entendimiento, ofreciendo comida y bebida si ni siquiera han estado pendientes de sus necesidades básicas para que puedan ir afrontando su nueva situación”, detalla. 

"No queremos que las personas se sientan solas"

En Galicia hay muchas alertas de naufragio y personas desaparecidas en el mar, y Carolina es también consciente de las particularidades de este tipo de situaciones. “Hacemos acompañamiento en todo el proceso hasta que consiguen localizar el  cuerpo o lo dan como desaparecido”, expone y Sergio Serrano, en este sentido, matiza que en este punto es especialmente complejo gestionar las emociones: “Es difícil conectar con el proceso de duelo si el cuerpo no ha aparecido. Es muy complicado poner punto y final aquí”.

“Recuerdo también un caso en A Coruña, en el que un niño senegalés se tiró al mar en busca de un balón y murió. El agua de Orzán es muy peligrosa y no sabía nadar. Me tocó acompañar a la psicóloga y al padre en el reconocimiento del cuerpo en el hospital, y es algo que me impactó”, confiesa Carolina. El hecho de que nunca se intervenga en solitario (siempre se atiende en parejas, ya sean dos socorristas de acompañamiento, o un socorrista de acompañamiento y un psicólogo o psicóloga); y la ventilación emocional tras la intervención son esenciales para poner distancia con lo acontecido. 

Eduardo Búa forma parte del ERIE Psicosocial de Cruz Roja en Galicia, actividad que compagina con su trabajo como técnico de Red Acoge. En su caso, ha participado en emergencias como la del volcán de La Palma, el hundimiento del Villa de Pitanxo (un barco que se derrumbó frente a la costa de Terranova y Labrador en Canadá), o en incendios que han asolado tierras gallegas en distintas ocasiones. 

“Recuerdo los nervios y la incertidumbre que había en los momentos previos, neutralizados durante la intervención al focalizarte en ella; el impacto que causa ver la devastación, la repercusión social y lo inesperado, aleatorio y relativamente ‘fácil’ que la vida nos puede cambiar de un momento a otro”, reflexiona a partir de sus vivencias.

Una formación con mucha alma

Cuando Eduardo terminó su grado en Psicología en la Universidad de Santiago de Compostela se dio cuenta de que las prácticas que había realizado en la carrera no eran suficientes, y por eso decidió hacerse voluntario de Cruz Roja. “Siempre me fascinó el trabajo de los profesionales de emergencias por desempeñar unas funciones necesarias en situaciones extremadamente complicadas”, dice.Carolina, por su parte, procede del mundo de la administración, y comenzó en Cruz Roja como voluntaria dentro del ERIE de Albergue. Su facilidad de habla hizo que pronto la invitaran a intervenir en el área psicosocial y, tras hacer la formación pertinente, confiesa que ha ido creando su mochila; una mochila integrada por todas las herramientas que conoce, “lo que puedo hacer y lo que no”, matiza. 

“Las formaciones que hacemos aúnan criterios de protocolo específicos. También trabajamos con un manual sobre aspectos concretos que la persona que interviene necesita conocer para realizar una intervención de calidad. El objetivo, es que cada uno tenga en su mochila de habilidades el mayor número posible de conocimientos y recursos para sentirse confiado a la hora de intervenir”, explica Sergio Serrano. Aunque en la mayoría de los casos el ERIE Psicosocial se compone de voluntariado, muchas personas también ejercen como técnicas. 

“Si una persona está interesada en formar parte, realizaría una entrevista inicial y posteriormente la formación. No todo el mundo se siente preparado para actuar en situaciones de esta complejidad”, menciona Sergio. La formación también brinda estrategias para tratar con las personas tras las emergencias, tales como facilitar que una persona verbalice lo que le sucede o cómo afrontar el proceso de duelo. 

No es lo mismo atender un fallecimiento de forma repentina, un accidente laboral, o un infarto, ni tratar con colectivos tan diversos como los que se dan en las emergencias, y todo ello también se estudia y se trabaja. “Hay casos de violencia de género, de migrantes que llegan en pateras, gente de la tercera edad, personas con diversidad funcional, menores…”, indica el referente de Cruz Roja en Valencia. “Siempre realizamos intervenciones en contextos de gran exposición, por lo que debemos conocer y controlar la información, la cual será muy sensible “.

Lo más importante de cuidar

Para Eduardo lo más importante en una intervención en este ámbito es “conocer”. “Conocer nuestro estado anímico, nuestras habilidades de afrontamiento, nuestros procesos atribucionales, nuestra tolerancia a la incertidumbre o nuestras debilidades en la intervención”, expresa. En su caso, admite, son las situaciones donde hay menores las que le resultan más complejas de gestionar. A sus palabras se suma Sergio Serrano: “Lo más importante es el contexto, conocer la historia sobre la situación para saber cómo manejarla para evitar cometer errores”. 

Tan importante como mirar es guardar los silencios

Observar también es una cuestión que Carolina tiene muy en cuenta: “Analizar la situación para, en función de ello, hacerse una idea y adaptar el tipo de intervención”. Y tan importante como mirar es, además, guardar los silencios. “Los silencios son vitales en el ámbito psicosocial. Depende de la emergencia, pero en general es mejor quedarse callado y escuchar”, dice. 

La salud mental, una cuestión que atender

Si de por sí hay que cuidar y proteger la salud mental, hacerlo en situaciones donde las personas sufren cambios en el estado anímico o dificultades de adaptación, como sucede en las emergencias, es todavía más acuciante. “¿Cómo no vamos a cuidar nuestra salud mental en el momento más crítico de nuestras vidas, dónde el mundo que hemos construido en nuestra historia vital se nos cae? No sólo por evitar la posible evolución hacia un grave problema de salud mental, sino para facilitar la asimilación de la información o del evento y poder volver de la forma más sana a nuestro día a día. Cuidar la salud mental en una emergencia es un aspecto clave y en el que se deberían incrementar los recursos para poder brindar la mejor atención posible”, medita Eduardo.

“Cuando una persona se enfrenta a una crisis o emergencia se siente desbordada, perdida y aturdida”, cuenta Carolina. Por eso, “que sepan que estás ahí es importante”, indica. “A veces nos dicen, ‘yo nunca grito’; bueno, pues ahora sí es normal que grites”, añade, reflexionando sobre todo lo que entrañan estas situaciones capaces de llevarnos al límite. “Destacar la importancia de una buena salud mental, ya que estas situaciones extraordinarias podrían agravar problemas de salud física y mental presente antes de la vivencia de los hechos traumáticos”, concluye, por último, Sergio Serrano.