Romper el círculo de la violencia - Ahora
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Romper el círculo de la violencia
ROMPER EL CÍRCULO DE LA VIOLENCIA
Cruz Roja
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parte 1 violencia de genero
Cuando Sanae se casó, dejó los estudios. Abandonó la carrera que estaba estudiando, Filología Hispánica, de golpe. “También por las ideas de la otra parte; al ser una mujer casada, no parecía conveniente que siguiera estudiando”, cuenta. Los primeros años de matrimonio fueron como los de todas las parejas. “A veces bien, a veces discutiendo, todo normal”, valora. Hasta que nació su hijo. “A los 20 días, empezaron los primeros malos tratos”, expresa. A los dos años, falleció su padre. Sanae cayó entonces en una depresión. Pero, por inalcanzable que pueda resultar, logró, con tiempo, salir de esta situación.
“Dos consejos. Primero, acudir al Centro de la Mujer para que puedan ayudarte y aconsejarte. Y lo segundo ir a hacer actividades; por eso precisamente empecé a ir a Cruz Roja”, explica Sanae. Gracias al voluntariado que empezó a desarrollar en la Organización, Sanae comenzó a recuperarse. “Cambió totalmente mi vida, giró 360 grados”, señala. Sanae se mudó entonces a Alicante, donde también acudió a Cruz Roja para seguir con su rutina de voluntariado. “Cuando dejaba en el colegio a mi hijo, iba después a Cruz Roja. Todas las mañanas. Allí me encontraba bien. La situación, entre separación, miedo a que te encuentre esa persona… pero en Cruz Roja me sentía protegida. Son mi segunda familia”, dice.
"El voluntariado cambió totalmente mi vida"
En la Organización, Sanae trabaja actualmente como mediadora social e intérprete en el departamento de Socorros y Emergencias en el proyecto de atención a la población inmigrante en costas. Además, es voluntaria en varios departamentos en temas de acogida y personas refugiadas, traduce, e incluso ejerce de socorrista. “El voluntariado ha mejorado mi autoestima. Me ha hecho valorarme a mí misma. El poder ayudar a otras personas, aunque yo estaba mal, no estaba pagado con nada del mundo”, incide.
Hoy en día, Sanae ha dejado atrás el círculo de la violencia en el que vivió durante años. Por eso no duda en hacer un llamamiento a otras mujeres que puedan compartir lo que ella sufrió: “Aconsejo a las mujeres que salgan de ese silencio, que denuncien, que no permitan que sus hijos crezcan en ese entorno de maltrato, porque los niños merecen una vida tranquila, feliz…”. “Solo hay que echarle coraje y voluntad”, añade.
Desde 2003, momento en que se empezaron a recopilar datos, se cifra en 1.130 las mujeres como víctimas mortales por violencia de género por parte de su pareja o expareja, según el gobierno español. Una lacra social que no se limita a un único país o territorio. Según una investigación publicada en la reconocida revista científica The Lancet, una de cada cuatro mujeres en el mundo ha sufrido violencia física o sexual por parte de su pareja en algún momento de su vida. Conocer qué es la violencia de género y cómo actuar ante ella se convierte en esencial para tratar de acabar con esta problemática.
parte 2 violencia de genero
Cómo reconocer la violencia de género y actuar frente a ella
La violencia de género es aquella violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas, por sus agresores (parejas o exparejas), carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión (LO 1/2004). Pero, ¿cómo reconocer la violencia de género?
Existen algunos patrones que pueden ayudar a reconocer este tipo de violencia, tales como que la pareja o expareja de una mujer desprecie sus sentimientos con frecuencia; la ridiculice, insulte o desprecie; la humille y grite; le amenace con hacer daño a su familia; le controle el dinero y tome decisiones por ella; no le permita trabajar o la haya aislado de familiares y/o amistades, entre otros.
A veces, sin embargo, la violencia de género adquiere un cariz más sutil. Controlar la manera de vestir, no permitir que exprese sus opiniones libremente por miedo a la reacción de él, revisar su teléfono móvil y redes sociales o mostrar celos son algunas de las actitudes que pueden suponer el inicio de una relación de maltrato.
Frente a la violencia de género hay que reaccionar y actuar
Frente a ello, no cabe duda, hay que reaccionar y actuar. En caso de detectar un caso de violencia de género, se recomienda mostrar comprensión con la víctima, no presionarla y hacerle saber que estamos ahí para apoyarla. También resulta fundamental informarle de que existen recursos especializados disponibles donde se puede conseguir asesoramiento (como el 016 o la farmacia más cercana). En caso de riesgo, conviene llamar de inmediato al 112. Cabe mencionar que también existe atención online a través del 016-online@igualdad.gob.es e incluso vía WhatsApp a través del número 600 000 016. Se pueden consultar todos los recursos en este enlace, y acceder a los específicos de cada territorio aquí.
Una llamada fue precisamente la que salvó a Marta. Voluntaria en el Programa de Mujeres en Dificultad Social de Cruz Roja, sufrió malos tratos durante 8 años. Pero una noche una persona anónima que escuchó lo que estaba ocurriendo en su casa llamó a la policía. “Puso el punto final”, concreta Marta que señala que, gracias a los recursos que se le prestaron a partir de ahí, pudo rehacer su vida con su hijo. “Fue duro, intenso, pero lo hemos conseguido”, dice.
parte 3 violencia de genero
Ayudando a las mujeres a recuperar su autonomía
La intervención integral con mujeres víctimas de violencia de género supone uno de los recursos fundamentales del proceso de recuperación. Cruz Roja, así, ofrece dispositivos de protección y acogida temporal para mujeres y sus hijos e hijas en situaciones de dificultad social, acciones de empoderamiento, o sensibilización sobre la igualdad y la prevención de la violencia de género, entre otras acciones. De esta forma, la Organización atiende anualmente a más de 20.000 mujeres víctimas de violencia de género a través de proyectos específicos.
“La labor de Cruz Roja con las mujeres que sufren violencia de género, u otra violencia o dificultad social, es brindarles un lugar seguro para que se sientan acompañadas a través de una intervención multidisciplinar con psicólogas, trabajadoras sociales, abogadas, educadoras sociales… todo desde un trabajo integral y dependiendo siempre del momento vital de la mujer y hasta donde quiera llegar”, explica Lara Gavilán, Referente del Programa de Mujeres en Dificultad Social de Cruz Roja.
parte 4 violencia de genero
Otra vida es posible
Dolors Torres es voluntaria de uno de estos programas de Cruz Roja en València. Cuando se jubiló, una vecina le habló sobre la labor que se hacía en la Organización, y no se lo pensó. Esta valenciana de 70 años dice muy convencida que eso de quedarse en casa haciendo ganchillo no era para ella, así que no dudó en dar un paso al frente. Dentro del departamento de víctimas para violencia de género, Dolors atiende a mujeres que han sufrido malos tratos.
“Hay mujeres que están viviendo una situación muy conflictiva (incluso caótica), y queremos prestarles ayuda y asistencia”, expresa. Dolors, muy sensibilizada con el feminismo y el papel de la mujer en la sociedad, cuenta que desde la Organización siente que puede ayudar, y que ello, a su vez, también le aporta un “enriquecimiento mutuo”.
Eso no quita, sin embargo, que haya momentos duros. “A veces te llevas los problemas a casa”, admite. “En muchas ocasiones no podemos resolverlo todo, pero sí ayudar en lo que podamos. Y, si una mujer está sufriendo maltrato, explicarle las posibles salidas, todas las ayudas y recursos a los que pueden tener acceso”. Y recuerda: “Una mujer maltratada es una mujer anulada. A veces no han tenido ninguna capacidad de decisión, ni ninguna información. Ni siquiera saben cómo dirigirse a un banco”. Fomentar el empoderamiento es otra de las pretensiones de esta asistencia.
"En muchas ocasiones no podemos resolverlo todo, pero sí ayudar en lo que podamos"
Dolors tiene tantos recuerdos incrustados en la retina que le cuesta decidirse por uno. Y no uno cualquiera, sino uno positivo: uno que demuestre que se puede salir del círculo de la violencia. Hace poco atendieron a una mujer marroquí que llegó a Valencia huyendo de su marido desde Almería. La mala suerte hizo que acabara con una presunta amiga que hizo que ella y sus dos hijos estuvieran en un “infrahabitáculo” y que se viera obligada a darle todo lo que ganaba (en el campo), por lo que no tenía ningún sustento económico. No hablaba español, y para entenderse con ella, otra voluntaria de Cruz Roja tuvo que interceder y hacer de traductora. La situación era dramática, pero a partir de la detección del caso, se pudo poner en contacto con el Centro Mujer 24 horas. Actualmente reside en un piso de acogida con sus hijos, que ya están escolarizados. “Solemos llamar para ver cómo continúa. Está muy contenta”, apunta Dolors.
Pero que eso no dé una impresión equivocada de la realidad. “Ha habido casos en los que hemos atendido a mujeres de una clase media alta, tituladas superiores, que también lo han pasado mal”, dice esta voluntaria de Cruz Roja València, que explica que todavía queda camino por recorrer. “A veces estas mujeres son señaladas por ejemplo en el pueblo, porque se sigue sobreentendido que la culpable es la mujer. La familia no lo entiende”, lamenta. Pese a todo ello, “se puede salir, se puede rehacer su vida. La vida no tiene por qué ser tan agresiva o tan terrible como la que han vivido hasta ese momento”, evidencia Dolors, que también es consciente de lo difícil y arduo del proceso.
Sanae y Marta, víctimas de violencia de género, también se suman a estas palabras: “Hay que denunciar, salir del silencio”. “Ponerse en manos de organizaciones, de centros, de ayuda profesional… darse cuenta de que lo vives no es normal”, señala Sanae. “Hay recursos. Que se informen. Pueden salir de ello”, añade Marta. Porque no siempre es fácil, pero es posible romper el círculo de la violencia.
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