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“Yo llamo y sé que están ahí”
INCLUSION SOCIAL
“Yo llamo y sé que están ahí”
20/02/2024
ESCRITO POR:
ENTREVISTA POR:
Cruz Roja
ESCRITO POR:
ENTREVISTA POR:
Cruz Roja
  • Rosa y su marido viven en un cuarto piso sin ascensor. Tiempo atrás, es posible que esto no fuera un impedimento para ellos, pero los años pasan y pesan, y la débil salud de ambos les llevó a darse cuenta de que no podían solos.  

“Mi relación con Cruz Roja empezó cuando a mi marido le cambiaron la alimentación, recuerdo llegar a la farmacia y quedarme alucinada, yo no podía cargar con esas botellas”, comenta la usuaria. El marido de Rosa, paciente oncológico, se alimenta desde hace ocho años con unas botellas a través de una sonda PEG (procedimiento que permite llevar la nutrición directamente al estómago, sin pasar por la boca y el esófago). En aquel momento, se dieron cuenta de que necesitaban ayuda para trasladar las botellas a su domicilio y ahí apareció Cruz Roja. Desde ese día, el voluntariado del área de mayores de Cruz Roja en Ourense se ha convertido en esa “tranquilidad y seguridad” que tanto necesitaron y todavía necesitan.

Voluntarios como David, Jacobo y Robert se encargan de prestar este servicio. Primero van a la farmacia del hospital que ya “son uno más”, cogen de forma autónoma la alimentación para varias semanas y la trasladan al domicilio donde les esperan Rosa y su marido. “Antes las botellas eran de cristal, imagínate… ahora son de plástico, pero siguen pesando mucho y yo no puedo hacer ese esfuerzo”, se sincera Rosa.  

Además de la ayuda con la alimentación, el voluntariado del área de mayores de Cruz Roja en Ourense va más allá. La salud de ambos es delicada y requiere cuidados y visitas médicas a las que no pueden asistir solos. “Tenemos una hija, pero vive fuera, entonces los voluntarios nos llevan y nos acompañan a las citas, la verdad que sin este servicio nuestro día a día sería muy difícil”.  

Al inicio de la charla, Rosa se sorprende de que su historia sea motivo de noticia, “nunca me habían llamado para algo así”, expresa con su incuestionable y acogedor acento gallego. Pero a medida que se acerca la despedida todo empieza a cobrar sentido para ella. “Es cierto que como nosotros seguro que hay mucha gente, si esto sirve para dar voz a la labor que se hace…La verdad que mi marido y yo sentimos tranquilidad, ahora sabemos que si necesitamos algo, va a haber alguien ahí que nos va a ayudar, les estaremos siempre agradecidos”.  

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