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Transformando soledad en compañía
INCLUSION SOCIAL
Transformando soledad en compañía
15/03/2024
ESCRITO POR:
ENTREVISTA POR:
Cruz Roja
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ENTREVISTA POR:
Cruz Roja
  • En Añover de Tajo, un pueblo de 5.000 habitantes en la provincia de Toledo, viven Laura, Blasa, Marcelina y Rosa; cuatro mujeres que viven solas la mayor parte del tiempo. Desde hace años, reciben semanalmente la visita de dos voluntarios que ya se han convertido en familia.

La soledad no deseada es un sentimiento doloroso que surge de la discrepancia entre las relaciones sociales que una persona tiene y las que le gustaría tener. Es cierto, que es una sensación que puede aparecer a cualquier edad, pero a medida que se van cumpliendo años puede incrementarse. Para paliar este sentimiento en el que se ven envueltas muchas personas, Paco y Javier, dos voluntarios de Cruz Roja en Toledo, llevan un tiempo haciendo visitas y acompañando a estas mujeres en su día a día. “Después de un tiempo jubilados, Javier y yo decidimos que parte de nuestro tiempo libre lo queríamos dedicar a ayudar a los demás y por eso, nos presentamos en las oficinas de Cruz Roja de Illescas (Toledo) para inscribirnos como voluntarios”, explica Paco, uno de los voluntarios.  

Paco y Javier llevan aproximadamente 10 años haciendo voluntariado y pasando por diferentes áreas de la Organización, ahora estas mujeres se han ganado un hueco en sus vidas. “El acompañamiento implica escuchar, compartir, enseñar, pasear, hacer sentir a las personas que no están solas y que ahí estás tú para atender cualquier imprevisto que pueda surgir”, comenta el voluntario Javier.  

Según las necesidades de las usuarias, realizan paseos que mejoran su salud, gimnasia en casa, ejercicios para la memoria y les ayudan también con algunos trámites en caso de que necesiten el apoyo de alguien para realizarlos. Sus familiares bien porque trabajan, viven en otro domicilio, tienen hijos a los que atender o porque viven fuera del pueblo, no pueden atenderles constantemente. Por eso, estas actividades diarias están siendo muy significativas para ellas porque se sienten acompañadas y además, han creado vínculos de confianza con ambos. “La pasada semana al despedirme de una de las visitas, la mujer me dijo: “Hasta la semana que viene y, por favor, no me faltes”. Uf, ese tipo de comentarios, que son muy frecuentes, son enormemente gratificantes y al mismo tiempo te parten el corazón”, se sincera Javier.  

Por ahora Rosa, una de las mujeres que acompañan, es la única que tiene el dispositivo de Alexa en casa. Esta herramienta permite, además de favorecer la autonomía y reducir la soledad en personas mayores, que desde la oficina de Cruz Roja en Illescas puedan realizarle un seguimiento personalizado. Al mismo tiempo este dispositivo de voz le da la oportunidad de conocer a más personal voluntario de la asamblea, lo que amplía su red social.

Queda claro que, a través de estas visitas cargadas de humanidad y empatía, los voluntarios Paco y Javier han transformado la soledad que padecen estas mujeres, en compañía, una compañía que ha ido más allá convirtiéndose en un poderoso vínculo difícil de romper. “La sonrisa, el abrazo o el beso con el que te reciben no tiene precio. En ocasiones cogen tu mano y da la impresión de que eso las hace sentir más seguras. Pienso que somos para ellas personas importantes como si fuéramos de su familia y, a veces, incluso más. Ellas nos dicen que ahora cada vez que ven en la televisión a personas de Cruz Roja, prestan más atención a la noticia. Es indudable el cariño que se les coge y solo piden no ser invisibles ni olvidadas”, se despide Paco.  

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