La pandemia que llevó al voluntariado: la historia de Annet Sánchez - Ahora
Publicador de contenidos
- Como a muchas otras personas, el confinamiento le cambió radicalmente la vida a Annet Sánchez. Decidió que tanto tiempo libre tenía que ocuparlo en algo y optó por apuntarse como voluntaria a Cruz Roja.
El valor del tiempo sobrevuela la conversación con Annet Sánchez. La voluntaria de Cruz Roja, de 37 años de edad, y trabajadora en el sector de la hotelería, reconoce que ya no tiene tanto tiempo como antes para dedicarle al voluntariado que hace con la Organización. Aun así, sigue participando en actividades puntuales y ejerce de pareja lingüística de una persona beneficiaria. Aunque no le sobran las horas, las exprime para no abandonar la colaboración que inició en la pandemia.
El confinamiento de 2020 le hizo pensar en colaborar de alguna forma, “a lo mejor económicamente no podía, pero sí podía aportar con mi presencia”, cuenta. La COVID-19, imponente, supuso una barrera que Annet acabó derribando para obligarse a hacer voluntariado: “Tenía miedo, la verdad, y convertirme en voluntaria me hacía tener que subir al bus, ir a la asamblea…”. Pero lo hizo.
Cuando llegaba a Cruz Roja, se encontraba con el grupo de mayores a los que ayudaba a entenderse con las nuevas tecnologías. El temor que ella sentía también se palpaba en el ambiente. “Estaban igual que yo, e iban a clase no tanto para aprender, sino también para desconectar de lo que estaba pasando. Era un tipo de terapia; recuerdo que me ayudó mucho, a nivel personal, a perder miedos que había adquirido en el confinamiento”, recalca. Aunque las clases terminaron hace tiempo, siguen manteniendo el grupo de WhatsApp que crearon en su momento. “En los últimos días del curso, hasta me mandaban notas de voz”, ríe.
“El voluntariado da valor a mi vida”
En estos momentos, la ayuda de Annet en Cruz Roja se materializa en ayudar a un chico de 22 años a hablar correctamente español. “Es mi niño”, corrige ella, aunque él ya haya conseguido trabajo y haya dejado la infancia atrás hace algún tiempo. “Llegó de Mali sin saber hablar ni español ni francés, solo bambara. He ido viendo su evolución, incluso ya nos hacemos bromas. Le he cogido cariño, y me da gusto ver cómo se está integrando”, señala, y no duda en apostillar que su acción voluntaria “le da valor a mi vida”.
Como ella, otras muchas personas encuentran en el voluntariado de Cruz Roja unos valores y un enriquecimiento personal enorme. Annet Sánchez, además, participó en ‘Encrucijada: el casting’, la campaña de Cruz Roja para promover el voluntariado e invitar a la sociedad a desempeñar el mejor papel de su vida que cuenta con la colaboración del actor Emilio Buale.
a más gente, compártelo.