Desmentir mitos y bulos en torno a la inmigración - Ahora
Publicador de contenidos
- Se transmiten en la televisión, en las redes sociales o en la misma calle. Los mitos y bulos en torno a la inmigración se extienden con la rapidez de un virus, también entre los más pequeños y pequeñas. Afortunadamente, hay formas de combatirlo.
Cuando Andrea entra en el aula, pocos niños o niñas logran averiguar su origen. “Les pregunto, y me dicen: ‘Tú eres española’. Y les digo que no, que soy de Rumanía. Tienen el concepto de que los rasgos diferentes son de otro país, y como los míos son más europeos, me dicen que soy de aquí”. Andrea es una de las personas que imparte el taller Mitos y Bulos en relación a la Inmigración, formación de Cruz Roja, en Institutos de Educación Secundaria (IES) de Cuenca. Actualmente, se están realizando 27 de estos talleres en tres IES que terminarán el próximo mes de diciembre. Todos, eso sí, persiguen el mismo objetivo: “Concienciar”.
Y es que los niños y las niñas, a pesar de su corta edad, ya conocen lo que son los prejuicios. “El otro día hubo un chico que, al preguntarle qué era un mito o bulo, dijo ‘eso que sale en la tele, en Sálvame, que lo ve mucho mi madre’. Con 11 años. Y también pasa con lo del trabajo: ‘Los extranjeros vienen y no tenemos trabajo por su culpa’. Que te digan eso con 12 años…”, reflexiona Andrea. Por todo ello, y a través de distintos ejercicios y actividades, quieren concienciarles de los mitos y bulos que existen. “Hay que tener cuidado con lo que se dice, porque los niños y las niñas lo escuchan y lo van divulgando”, expresa Andrea con preocupación.
El principal objetivo del taller es concienciar
Una de las actividades es la de asociar palabras. “Les decimos palabras como ‘negro’ o ‘inmigrante’, para que nos digan lo primero que les viene a la cabeza. De ahí sacamos los racismos, y los tipos que hay”, cuenta Andrea. Por ejemplo, el racismo asertivo es aquel más sutil, el que profesan las personas que a priori sí pretenden la igualdad de derechos y libertad de todo el mundo, pero que son distantes con los extranjeros y muestran falta de empatía y frialdad; el racismo etnocentrista se basa en la superioridad; el simbólico se centra en actitudes que provocan rechazo entre diferentes grupos; y el biológico entiende que una raza es biológicamente superior a las demás.
Los datos también son un arma fundamental para combatir la desinformación. “Se cree que el 29% de la población española son inmigrantes, pero no es cierto: es el 11,34%”, matiza Andrea. Pasa lo mismo con otros tantos bulos y mitos. “Dan ayuda de 650 euros a todas las personas inmigrantes” es una de las sentencias más extendidas. En el taller se demuestra por qué es falso: “Las ayudas tienen que ver con tu situación económica y de vulnerabilidad social, no con tu nacionalidad. En todo caso, les perjudica para el cumplimiento de algunos requisitos como, por ejemplo, estar empadronado en una ciudad”. En la formación también hablan, además, sobre la nacionalidad (“si una persona se saca la nacionalidad española, ya es española, no extranjera”, puntualiza Andrea) y las personas refugiadas. “A menudo piensan que son personas sin techo, pobres, y no siempre es así. Se ve la sorpresa en sus caras cuando se lo explicamos”, añade.
Afortunadamente, hay margen para el cambio, y tanto Andrea como el resto de personas voluntarias reconocen que al acabar el taller la percepción de los niños y niñas no es la misma. “Les preguntamos y nos dicen que había muchas cosas que no sabían y ahora sí saben. También hay alguno que se lanza a reconocer: ‘Pues mi mejor amigo es de Colombia y no pasa nada’”, concluye Andrea. La conciencia, en efecto, empieza en las aulas.
a más gente, compártelo.