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Sinhogarismo: ¿cómo es la situación de las personas que viven en la calle? - Ahora

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Sinhogarismo: ¿cómo es la situación de las personas que viven en la calle?

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SINHOGARISMO: ¿CÓMO ES LA SITUACIÓN DE LAS PERSONAS QUE VIVEN EN LA CALLE?

Sinhogarismo: ¿cómo es la situación de las personas que viven en la calle?
Un estudio de Cruz Roja arroja luz y plantea cuestiones sobre las personas que viven en la calle. Del informe se desligan dos temas principales: la diversidad de perfiles que existe actualmente y la necesidad de que la vivienda sea considerada un derecho.

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parte 1 estudio personas sin hogar

Todo el mundo puede acabar en una situación de sinhogarismo. Es la conclusión que se desprende después de haber hablado con muchas de las personas que han vivido en la calle y que forman parte de los programas y proyectos de Cruz Roja. Lo alertan, además, desde dentro de la Organización humanitaria. Existe un indudable estigma alrededor de las personas sin hogar, pero la dura, la cruenta realidad, es que a cualquiera puede verse en la calle. Sin trabajo, sin techo, sin hogar.

Los datos hablan más fuerte y dicen más que muchas palabras. Un estudio exhaustivo sobre la discriminación y la vulnerabilidad social de las personas en exclusión residencial realizado por Cruz Roja evidencia que el 66% de las personas sin hogar atendidas por la Organización estaban en una situación normalizada en cuanto a vivienda y empleo antes de encontrarse en la calle. De este grupo, un 25,5% desempeñaban trabajos en la economía sumergida; otro 33,4% lo hacía con contratos a tiempo completo, y un 7,2% con contratos a tiempo parcial.

No tener garantía de acceso a servicios básicos como ducha, inodoro, comida caliente o Internet; o algo tan sencillo como no poder guardar documentación y pertenencias en un lugar seguro siempre que lo necesiten también repercute en todos los ámbitos de la vida. Hace más difícil mantener unos hábitos saludables, una alimentación adecuada, o contactos socioafectivos con otras personas. También perjudica, sin ir más lejos, la realización de trámites administrativos o la búsqueda de empleo. 

Entre las personas sin hogar que habían tenido acceso al mercado laboral, las condiciones de informalidad, precariedad, temporalidad y bajos salarios en el empleo no les permitieron sostener una vinculación social y redes que evitasen el sinhogarismo. De hecho, y según el estudio, en la actualidad sólo un 22,4% han trabajado al menos una hora en la última semana.

 A medida que pasa el tiempo la situación no mejora. Las dificultades y la disminución de las expectativas se convierten en un círculo vicioso del que es muy complicado escapar. Tanto es así que el informe expone que una de cada cuatro personas sin hogar que llevan en situación de sinhogarismo 4 años o más no han intentado encontrar empleo. La razón de ello es que tienen la seguridad de que, precisamente por su situación, no les van a aceptar. De ahí la importancia de poner en marcha iniciativas como Housing First, que proporciona una vivienda individual y estable a la persona sin hogar al tiempo que esta recibe acompañamiento individualizado en su proceso de reinserción. 

parte 2 estudio personas sin hogar

Rompiendo mitos

En su afán de arrojar luz sobre las realidades y desafíos que enfrentan aquellas personas que carecen de hogar, el estudio ‘La discriminación y la vulnerabilidad social de las personas en exclusión residencial atendidas por Cruz Roja’ también acoge una serie de conclusiones que desafían estereotipos y resaltan la complejidad que atraviesan las personas sin hogar. Y lo hace rompiendo mitos. 

Por ejemplo, el consumo de alcohol de las personas sin hogar es inferior al de la población general, y se sitúa en el 34,3% entre las personas en situación de calle frente al 35,1% de la población general. También se resquebraja el estereotipo de que las personas extranjeras son las que más viven en la calle. En contra de lo que se pueda pensar, el 53% de las personas sin hogar atendidas por la Organización han nacido en España, aunque el porcentaje de personas extranjeras aumenta. 

parte 3 estudio personas sin hogar

Los perfiles más comunes y los problemas más acuciantes

A estas alturas no es una sorpresa que las mujeres, en muchas ocasiones, se conviertan en un colectivo especialmente vulnerable y azotado, por partida doble, por las desigualdades. Así, en el caso del sinhogarismo, el estudio de Cruz Roja estima que han aumentado los casos de mujeres que se han visto sin techo. Y es que, aunque el sinhogarismo sigue siendo mayoritariamente masculino (82%), la cifra de mujeres en situación de calle ya alcanza el 18%. Tanto hombres como mujeres viven solos, sin pareja en el 88,7% de los casos y la mayoría sin hijos e hijas.

El 21% de las mujeres que viven en situación de sinhogarismo han sido agredidas sexualmente, el 20% ha sufrido acoso o persecución y el 35% ha vivido humillaciones. Los porcentajes son sistemáticamente más elevados que los de los hombres y presentan un mayor grado de exclusión social y deterioro más grave de la salud. Es, por tanto, necesaria una mayor perspectiva de género en el diseño e implementación de medidas contra el sinhogarismo, como demuestra la escasez de recursos específicos dirigidos a mujeres y un menor número de plazas en módulos femeninos en los albergues y pisos. 

En cuanto a otros temas, como la salud, entre las personas sin hogar es significativamente peor que la del resto de la población (15,9% frente al 7,04% afirman que su salud es mala o muy mala). Las personas sin hogar no solo se perciben con un peor estado de salud mental y emocional respecto a la población general, sino que declaran más problemas emocionales, como la depresión o la tristeza.

A ello se suma el aislamiento social. El 31% de las personas encuestadas manifiesta que se siente socialmente aislada, y que no puede contar con la ayuda de nadie. Una de cada cuatro personas encuestadas se encuentra en aislamiento severo al no haber mantenido contacto por ningún medio con ninguna de las figuras socioafectivas más universales.

En cuanto a la discriminación, prácticamente ocho de cada diez personas sin hogar (78,1%) la ha experimentado. En este sentido, la aporofobia (68,3%), junto al rechazo por origen, minoría étnica, edad, sexo o estado salud, destacan sobre el resto. Respecto a las personas que ejercen estas discriminaciones, las más graves son las llevadas a cabo por personas cercanas (46,8%), pero no las únicas. Las personas encuestadas también hablan sobre discriminación por la administración pública (19,2%) o los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado. Significativo es, además, que solo el 15,5% de quienes han sentido discriminación han acudido a la policía o al juzgado, ya que consideran inútil su denuncia (30,9%).

Por motivos climatológicos, de comodidad o seguridad, el 5,4% de las personas sin hogar cambia de lugar de pernocta como mínimo una vez a la semana, aunque por lo general la movilidad es bastante baja: la inmensa mayoría (88,1%) pernocta siempre en el mismo lugar. 

parte 4 estudio personas sin hogar

Mejorar la intervención social y prevenir el sinhogarismo

El informe de Cruz Roja destaca la necesidad de abordar el sinhogarismo desde una perspectiva integral que incluya la provisión de vivienda, la prevención y la adaptación de servicios a la diversidad social y cultural de las personas sin hogar. En cualquier caso, un acompañamiento individualizado sería clave, ya que los perfiles de personas sin hogar son cada vez más diversos, y ello obliga a adaptar servicios y recursos de atención a sus necesidades.

El estudio también apunta a que no podrá evitarse la entrada de nuevas personas en el sinhogarismo si no se trabaja la prevención primaria, clave para provocar cambios en las estructuras que llevan al sinhogarismo; y la prevención secundaria, consistente en identificar los colectivos de riesgo y detener los procesos de exclusión con actuaciones focalizadas. 

En este contexto, la digitalización de los servicios públicos supone un reto extra, ya que resulta una barrera adicional para la relación de estas personas con los recursos existentes. 

La investigación pretende contribuir a luchar contra la culpabilización social de la pobreza, que hace que sea vivida por muchas de estas personas como un fracaso personal, y a defender el acceso a una vivienda digna como un derecho que da acceso a otros derechos.

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