No hay destino inalcanzable: así es la oficina itinerante de Cruz Roja en la Sierra Norte de Madrid - Ahora
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No hay destino inalcanzable
NO HAY DESTINO INALCANZABLE
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parte 1 oficina itinerante
La Sierra Norte es un vasto territorio situado al norte de Madrid que abarca más de 1.200 kilómetros cuadrados (un 15% de la Comunidad de Madrid) y aglutina una población que ronda los 32.000 habitantes. Los municipios que la componen, cerca de 44, se encuentran muy alejados entre sí; algunos, incluso, están separados por 65 kilómetros de diferencia y se encuentran a una distancia de 115 kilómetros de la capital. Su población, envejecida y en algunos casos también migrante, se enfrenta a pocos servicios: a una realidad compleja que comparten con otros territorios de la España despoblada. Hasta que Cruz Roja decidió actuar hace un año.
Una oficina itinerante es la respuesta que dio la Organización a esta problemática. Un vehículo, perfectamente equipado, que hace las veces de oficina privada en la que citar a personas en situación de extrema vulnerabilidad que requieren de la ayuda de Cruz Roja, así como espacio para desplegar talleres y actividades que puedan resultarles útiles a las personas de los pueblos. Lleva más de un año recorriendo la Sierra Norte de Madrid y su impacto ha sido más que beneficioso y positivo para las personas que viven en esta comarca.
“Quitando municipios como Torrelaguna, Buitrago del Lozoya, La Cabrera, Bustarviejo, Venturada y El Vellón que tienen entre 2.000 y 5.000 personas, el resto de pueblos son muy pequeños”, expresa Javier Ávila, director técnico de la asamblea comarcal de la Sierra Norte de Cruz Roja en Madrid. Hay alrededor de 26 pueblos que no superan las 1.000 personas y cerca de 6 que ni siquiera alcanzan las 100, temas que también trata Cruz Roja en su Reto 1213.
“Identificamos que había personas que no llegaban"
Pero el gran hándicap, más allá del número de habitantes, es la dispersión entre municipios. Aunque la Organización cuenta con asambleas fijas en Buitrago del Lozoya, Torrelaguna y La Cabrera, las redes de comunicación son tan escasas que vecinos y vecinas se ven obligados a bajar hasta Madrid para encontrar un medio transporte que les permita visitar alguno de estos puntos. “Identificamos que había personas que no llegaban, personas que tenían que ir a Madrid, coger un bus y venir para una única cita. Tardaban entre una hora y media y dos horas. Por eso intentamos acercar los servicios de Cruz Roja a través de esta oficina móvil”, cuenta Javier, que también pone el foco en que muchas de estas personas se han dedicado toda su vida a la agricultura y ganadería y hacen, fundamentalmente, “vida en el pueblo”.
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parte 2 oficina itinerante
Una oficina itinerante con mucho recorrido
De la mano de ayuntamientos y asociaciones implantadas en los pueblos, Cruz Roja busca exprimir al máximo su presencia en la zona, y conecta así con otros agentes sociales para detectar y ofrecer ayuda a quien lo precise. “Hay gente que no sabía lo que hacíamos, y nos ha servido para dar a conocer Cruz Roja por si nos necesitan en algún momento. Es también una herramienta de visibilidad, una forma de acercarnos donde nos necesitan”, indica Javier.
Algunas de las actividades que realiza la oficina itinerante se desarrollan bajo el área de Inclusión Social de la Organización, que se materializa en ofrecer alimentos, ayudar con el pago de suministros o entregar kits de ahorro energético. Durante el verano pasado, la oficina itinerante de Cruz Roja, también llamada ‘Cruz Roja +’, estuvo de gira por la Sierra Norte de Madrid para darse a conocer. Ahora que la población ya sabe de su existencia, y que el vehículo también es utilizado por otras asambleas, la estrategia se centra en realizar el mayor número de asistencias posibles durante el mismo día.
“Si alguien de, por ejemplo, Alameda del Valle quiere una cita con nosotros, procuramos aglutinar varias personas de ese mismo pueblo o de alrededor para atenderles el mismo día en la oficina móvil. En Bustarviejo, por ejemplo, no tienen enlace directo con ninguna de nuestras sedes, así que, si vamos allí una mañana, intentamos citar a 8 o 10 personas y así damos una respuesta a la demanda más amplia”, ejemplifica Javier. Tras hablar y pedir permiso al ayuntamiento, Cruz Roja se ubica en lugares como la plaza del pueblo, y también atiende a las necesidades estacionales.
En Villavieja del Lozoya, por ejemplo, aprovechando el crecimiento de la población infantojuvenil en verano, se hizo recientemente una jornada lúdica de ocio y tiempo libre y saludable. Con motivo de esta época, también se tienen en cuenta conceptos como la prevención de incendios o las olas de calor, contenidos sobre los que sensibilizar a la población. Un común denominador en todas estas actividades es que siempre suelen ir dos personas de la Organización juntas, y hay tanto personal técnico como voluntariado involucrado.
parte 3 oficina itinerante
Yunisleydis, de Cuba a Bustarviejo
Yunisleydis tiene 31 años y es de Cuba. Llegó a España buscando una vida mejor y, tras recalar en A Coruña, encontró amistades que le hicieron asentarse en Bustarviejo, uno de estos municipios de la Sierra Norte donde ha construido una relación, un hogar y ha tenido, incluso, una bebé. También tiene otro hijo mayor. “Estaré agradecida con Cruz Roja toda la vida. Yo no tengo coche, los servicios del pueblo son limitados…”, cuenta. Su situación es compleja y por eso “la comida, lo que necesite” que le facilita Cruz Roja le supone un respiro. “Poco a poco, esperemos que todo sea para bien”, desea Yunisleydis.“Atendemos a personas que se encuentran en situación de extrema vulnerabilidad, y a migrantes, personas que acaban de llegar o han encontrado aquí un alquiler más barato, pero que luego se dan cuenta de que necesitan más información sobre sus derechos y obligaciones y otros muchos temas…”, corrobora Belén Martínez, que lleva los proyectos del programa de extrema vulnerabilidad en Cruz Roja en la asamblea de la Sierra Norte. Trabajadora social de formación, Belén enfatiza la coordinación de la Organización con los servicios sociales para que la intervención sea lo más exitosa posible.
"Estaré agradecida con Cruz Roja toda la vida"
“La gente está encantada, porque realmente te das cuenta de que no tienen otra manera de llegar hasta nosotros; ‘qué bien que, aunque yo no pueda ir, Cruz Roja venga a mi pueblo’”, apunta Belén, que también recuerda el caso de una mujer, víctima de violencia y con 4 menores, a la que atendieron: “Necesitaba alimentos y justo en dos días íbamos a su pueblo, por lo que pudimos darle un vale para el súper del pueblo. Estaba en una situación muy crítica que se pudo resolver de manera coordinada. Ahora, afortunadamente, está en otro momento más estable, y seguimos con ella. Casi siempre que vamos la vemos”, cuenta.
Para todas estas cuestiones, la oficina itinerante se cierra de puertas afuera para preservar el momento de intimidad que necesitan las personas usuarias. El vehículo, que cuenta con aire acondicionado e Internet, se convierte en un espacio seguro donde Cruz Roja puede atender y acoger a las personas que lo necesitan.
parte 4 oficina itinerante
Rompiendo la brecha digital de las personas mayores
Lucía Triviño es técnica de mayores del proyecto CREARED de Cruz Roja en la asamblea de la Sierra Norte, una iniciativa que busca romper la brecha digital de las personas mayores con dispositivos y talleres que activen el entorno comunitario. En este caso, la oficina itinerante se utiliza de puertas afuera, y por eso el vehículo se abre, se monta la carpa y se sacan las lonas laterales. “Antes de acudir intentamos ponernos en contacto con el ayuntamiento o con alguna asociación o persona que conozca a las personas mayores del municipio y les invite a venir a vernos a la plaza del pueblo”, explica, “si no, muchas veces se quedan mirando, pero no se acercan: por eso nos adelantamos a ese paso”.
Algo tan sencillo como dar a conocer a Alexa o instalarla en sus domicilios supone un cambio radical para las personas de estos municipios. “Aunque el dispositivo que le damos no tiene todas las skills disponibles (no queremos que se filtren datos no deseados en el aparato), a las personas a las que se la ofrecemos ya les resulta algo revolucionario. A mí quizá me resulta poco, pero a ellas les abre un mundo”, dice Lucía, que añade que se quedan “alucinadas” cuando se dan cuenta de que pueden hablar con sus familiares o les puede ayudar a recordar cuándo se tienen que tomar sus medicinas. “Una usuaria casi se pone a llorar cuando se lo dijimos. Dijo que por fin no se le iba a olvidar, porque sabía que era algo muy importante para su salud”, añade Lucía.
"Una usuaria casi se pone a llorar cuando se lo dijimos"
Jesús Pablo Martín siempre ha querido dedicarse a las personas mayores, y aunque una discapacidad en la espalda no se lo ha permitido en su vida laboral, sí que realiza su voluntariado en Cruz Roja dentro de este ámbito. Comenzó en 2016 haciendo llamadas de seguimiento y continuó haciendo visitas a domicilios para paliar la soledad no deseada y realizar ejercicios cognitivos con personas mayores. No solo se encarga de conducir la oficina itinerante, sino que también participa activamente en los talleres e incluso en la instalación de Alexa y la explicación sobre su funcionamiento.
“Cuando llegamos con el furgón a la plaza del pueblo la gente se acerca y pregunta si ha pasado algo, a veces se creen que es una ambulancia, y tenemos que explicarles que es un vehículo para dar otro tipo de servicios”, comenta Jesús, que confiesa que lo que más le gusta del voluntariado en Cruz Roja es “hacer felices a los demás”. “Esa es mi máxima todos los días: una sonrisa de los demás”, concluye. La oficina itinerante, sin duda, lo logra cada vez que sale a la carretera, recorre la Sierra Norte de Madrid y se acerca a la vida y necesidades de tantas y tantas personas.
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