En 2017, May y Paulo tomaron la decisión: querían convertirse en familia acogedora. La pareja gallega se encontraba en un momento en que se veía con “disposición de aportar algo a la sociedad”. Esa inquietud fue la que les condujo hasta el programa de acogimiento familiar de Cruz Roja, que May descubrió por Internet y que, tras unas cuantas vueltas, les pareció a ambos que encajaba con ellos: “Quizá no era el mejor momento, pero era el momento adecuado”, reflexionan ahora, seis años después, y con dos menores (de 11 y 13 años) y un bebé a su cargo. 

El acogimiento familiar proporciona una atención temporal a aquellos niños, niñas y adolescentes en situación de riesgo, desamparo o desprotección social. Las familias acogedoras, de esta manera, ofrecen su hogar con la misión de proporcionarles los cuidados, la seguridad, la educación y el cariño que necesitan mientras se solucionan las circunstancias que les impiden vivir con su familia. En 2022, 18.455 menores de edad estuvieron en situación de acogimiento familiar en España, según datos del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030. 

Antes de formalizar la acogida de dos menores en 2017, May y Paulo vivieron un “acercamiento paulatino”. Primero les visitaban los domingos por la tarde; después, los fines de semana y los días festivos. Así llegaron hasta diciembre de ese mismo año, momento en que se trasladaron a su casa. “Fue bastante rápido y emocionante”, reconocen. Tanto es así que, ahora, la familia ha acogido a un bebé. 

“Después de unos años, con gran esfuerzo, [los niños] han conseguido estabilidad y están integrados con normalidad en el día a día como cualquier otro niño. También, y como parte muy importante, creemos que es hora de un cambio de ‘papeles’ en su vida. Hasta ahora ellos eran los ‘ayudados’, pero creemos que es un buen momento para que sientan la fuerza que tienen, que vean que pueden ayudar y aportar, ser la parte activa”, explican May y Paulo. Tras hablarlo en casa (“en un primer momento el pequeño no quería dejar de ser el peque”) y dar algo de tiempo, se abrieron a la posibilidad de acoger a un bebé. Los cinco, en este momento, disfrutan de unas fiestas que ya se erigen como inolvidables.

"Las familias acogedoras llevan a cabo esa función de aportar apoyo a la crianza"

Es importante que sea así, puesto que la mayoría de niños, niñas y adolescentes derivados a este programa necesitan ese amparo. “Traen una historia de trauma y desprotección que precisa de entornos que proporcionen la reparación del año”, señala Mercedes Míguez, psicóloga y técnica del programa de Familias Acogedoras de Cruz Roja en Pontevedra. 

“Las familias acogedoras llevan a cabo esa función de aportar apoyo a la crianza de forma individualizada permitiendo que se puedan generar y mantener vínculos positivos, ayudándolos a construir otras formas de relación, aprender pautas educativas y habilidades para la vida diaria, facilitándoles sus relaciones sociales y creando expectativa de futuro”, añade. 

Saber decir adiós

A diferencia de una adopción, el acogimiento familiar es una medida temporal. En este sentido, Míguez recuerda que “el objetivo último es el retorno del niño, niña o adolescente a su familia una vez superadas las dificultades”. Es por ello que, para que no se pierdan los lazos afectivos, durante el acogimiento se producen contactos entre el niño o niña y su familia que se van determinando según la evolución del plan de trabajo de la familia de origen y el acompañamiento y asesoramiento de Cruz Roja de forma personalizada. 

May y Paulo saben bien que es así. A diferencia de los menores que tienen a su cargo desde 2017, que están en la modalidad de acogimiento permanente, el bebé que acaban de acoger únicamente pasará una temporada con ellos. “Entre los cuatro ayudamos a que se sienta cuidado y querido para que sea muy feliz con sus padres adoptivos, que serán su familia. Le echaremos de menos, pero estaremos muy orgullosos de nuestros peques, que han ayudado a alguien a tener una vida con papás”, exponen. 

"El objetivo último es el retorno del niño"

El duelo en la despedida es solo uno de los aspectos que se trabajan en el acogimiento familiar, pero no el único. “La intervención y el aporte de herramientas, así como talleres para que puedan manejar determinados aspectos complicados de la crianza, como la preparación hacia un nuevo acogimiento, son parte fundamental”, apunta Mercedes Míguez.  

Para May y Paulo fue muy importante la confianza que depositaron en ellos desde Cruz Roja desde el primer momento, dada “la rápida integración y el buen rollo” que habían conseguido con los peques. “Cuando les preguntábamos alguna duda a menudo nos respondían: ‘Sed vosotros mismos’”. Pese a ello, “sí que tuvimos que explicar y tranquilizar a todo el mundo cuando se enteraban de que, llegado cierto momento, lo normal es despedirse de los niños para que vuelvan con sus familias de origen o a una de adopción”, declaran. Las charlas de la Organización les sirvieron para mostrar que despedirse es motivo de alegría “porque quiere decir que se ha solucionado el problema que fuese que tuvieran”. 

Unas fiestas en familia

¿Cómo pasa una familia de acogida estas fiestas? Con muchísimo entusiasmo: “Son una de sus fiestas preferidas”, reconocen May y Paulo. “Les encantan las fiestas donde hay mucha familia reunida, comida rica, regalos, canciones, juegos familiares… Les encantan estas fechas y sentirse rodeados de personas que les quieren. Además, celebramos en estas fechas también su acogimiento permanente con un día especial”, indican, volviendo por un momento a ese invierno de 2017 que ya se antoja más lejano.

Ese entusiasmo es contagioso, y por eso May y Paulo admiten que estas fiestas se vuelven mágicas. “Revives las ilusiones de tu infancia a través de sus ojos, cuando creías haber perdido el sentido de la inocencia, ¡bam! Lo recuperas de golpe gracias a ellos”, dicen. 

“Estas fechas para algunos colectivos son complicadas”

“Estas fechas para algunos colectivos son complicadas”, evidencia, por otro lado, Mercedes Míguez. Por eso es tan importante que algunas familias lleven a cabo las fiestas y se integren con total naturalidad a los y las peques en las rutinas y fiestas familiares. “Eso hace muy felices a los niños que disfrutan al igual que el resto de niños que pueda haber en esa familia. En otros casos los niños acogidos pasan parte de estas fechas con alguno de sus progenitores o con ambos y la otra parte con la familia acogedora”, incide.

En esas circunstancias, en las que existen cambios en el entorno, “han de tenerse en cuenta las entregas y las recogidas en los puntos de encuentro familiares. Pueden vivirse situaciones duras, en que los acogedores comprenden y aportan calidez y calidad a la situación”. “En estas fechas los profesionales siempre les hacemos llegar una felicitación e intentamos visitar a la mayor parte de familias posibles para dar herramientas de empoderamiento parental y de atención emocional”, concluye Mercedes Míguez. 

El desarrollo de la medida de acogimiento familiar para la protección de menores en situación de riesgo es responsabilidad de las Comunidades Autónomas y Cruz Roja, que gestiona este programa de Familias Acogedoras de la Xunta de Galicia, así como también lo hace en otras comunidades autónomas. Para más información sobre este tema en cualquier punto de España se puede contactar con el Multicanal SerAcogedorA - Cruz Roja.