Una fotografía, una historia de vida - Ahora
Publicador de continguts
- Las imágenes, tanto las que guardamos en la memoria como las que tenemos en el carrete, guardan una historia, muestran situaciones concretas que hemos vivido y en ocasiones, sin saberlo, reflejan un antes y un después en nuestra vida.
El martes 19 de diciembre se ha celebrado una exposición fotográfica en el espacio Convent Garden de San Sebastián con imágenes de hechos y momentos significativos en la vida de las personas protagonistas. Personas migrantes a priori anónimas, pero con mucho que contar. Cada imagen es una historia de vida, una ventana a la esperanza de la que se ha hecho partícipe toda persona que se ha animado a visitar la exposición.
Diferentes personas se han convertido por un día en los y las protagonistas de esta exposición. Un evento cultural que da voz a realidades que existen en el mundo con el objetivo de mirar más allá, derribar prejuicios y ponerse en la piel de personas que tuvieron que dejar sus lugares de origen por necesidad y sin previo aviso. “De repente pasó todo, justo cuando la guerra me empujó a abandonar todo lo que había creado, era una persona autónoma, tenía todo lo que quería, no tenía ningún plan de salir de mi país”, apunta Alaa Eddin, uno de los protagonistas de la exposición.
Exposiciones como esta nos llevan a acercarnos un poco más a la vivencia de la persona, a entender por lo que tuvo que pasar y a las injusticias a los que muchos y muchas se tienen que enfrentar día a día para hacerse valer en un lugar que no es el suyo. “Me encontré en un lugar desconocido en el que no conocía el lenguaje buscando seguridad, perdido, deprimido, sin hogar, recibía miradas que nunca había visto, prejuicios y limitaciones”, se sincera Alaa Eddin.
Compartir sus historias a través de esta exposición es una manera de mostrar al mundo realidades que están más cerca de lo que pensamos, así como agradecer por parte de los y las protagonistas del evento la acogida que recibieron al llegar a España, a pesar de los complicados inicios. “Estudié electromecánica, salí de mi país por una oportunidad de estudios y pasado el tiempo llegué a España, desconocía el idioma y me vi en situación de calle durante 8 meses”, comenta Hamza, otro de los protagonistas de la exposición.
Hamza tiene 28 años, es de origen marroquí y llegó a España hace 5 años. Durante este tiempo con Cruz Roja en Gipuzkua ha estado en Acogida, en los desayunos para personas sinhogarismo. A pesar de esta compleja situación en la que se encontraba comenzó sus estudios en fabricación mecánica, para cuando los terminó ya no se encontraba en la calle. “Estuve trabajando un año en una empresa de mecanizados, me ayudaron mucho hasta que conseguí tener todo en regla, pero aún así, siempre he querido más, tenía ganas de tener mi propio negocio”, asegura Hamza.
Y así fue, unió fuerzas junto a su fiel compañera Cinthia y fueron dando pasitos hasta el día de hoy. Ahora Hamza puede decir que ha cumplido un sueño, se ha rodeado de grandes personas y lleva ya 6 meses con su negocio situado en el barrio donostiarra de Gros. “Miro hacia atrás y me siento orgulloso de lo que conseguido, quiero ser un ejemplo para las personas que se encuentran en la calle”, defiende el protagonista.
“Cualquier persona puede verse en una situación así”. Con esta frase tan real y sincera concluye Hamza. Historias de vida como las que quedaron reflejadas el pasado miércoles en la exposición son ejemplos de superación, integración y esperanza. “En este nuevo país fui explotado, estafado y robado, pero todo esto fue por el desconocimiento del idioma y de mis derechos. Ahora llevo 10 años en España, soy padre de tres hijas nacidas aquí en Gipuzkoa, y trabajo en el sector social. Agradezco al gobierno vasco por sus ayudas y a Cruz Roja en Gipuzkoa por sus proyectos de apoyo”, cierra Alaa Eddin.
a más gente, compártelo.