Una comida familiar para aprender a desmontar bulos - Ahora
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- La desinformación está presente en nuestro día a día de una forma tan silenciosa como cotidiana. Llega en forma de mensaje reenviado, de comentario en una sobremesa o de publicación en redes sociales. Con las cenas familiares como escenario común para los debates, Cruz Roja quiso abordar este fenómeno durante el Congreso de Voluntariado celebrado por la Organización el pasado mes, recreando precisamente uno de esos encuentros donde los bulos suelen colarse con más facilidad.
La iniciativa partió del área de Comunicación de Cruz Roja en Andalucía. Miguel Domingo, su responsable, cuenta que la idea nació al preparar un taller para compañeros y compañeras de distintas áreas que, en el último año, han tenido que enfrentarse a una cantidad creciente de desinformación sobre la labor de la Organización. “Planteamos un espacio que todos conocemos, como una cena navideña, en la que nos encontramos con gente que aprovecha para lanzar sus bulos”, explica. A través de un ejercicio de rol, cada participante encarnaba a personajes típicos de estas reuniones como por ejemplo, la persona mayor que se informa por WhatsApp hasta el primo irónico, pasando por la voluntaria o la tía escéptica. La dinámica no se limitaba a jugar, sino que el objetivo final era reflexionar a fondo sobre por qué aparecen tantos bulos y por qué logran calar entre la sociedad.
En un podcast publicado en AHORA, Natalia Diez, coordinadora de Maldito Bulo y Maldita Migración en Maldita.es, resaltaba que los algoritmos de las redes sociales premian los contenidos altamente emocionales, especialmente los que apelan al miedo o al enfado, lo que los convierte en un vehículo perfecto para que los bulos viajen más rápido que la información contrastada. Además, destacaba también que las crisis, como emergencias recientes o episodios de alta tensión informativa, crean el contexto ideal para que se disparen narrativas falsas que afectan especialmente a colectivos vulnerables y, con frecuencia, a organizaciones humanitarias como en este caso Cruz Roja. Y es que detenernos unos segundos antes de compartir cualquier información puede evitar que un contenido falso siga creciendo.
Ese mismo espíritu impregnó la actividad impartida en el Congreso de Voluntariado de Cruz Roja. Miguel Domingo comentaba que uno de los objetivos era normalizar la frustración que muchas personas sienten cuando intentan responder a ataques en redes sociales o a alguien que reproduce bulos sin descanso. “Queríamos explicar que esa sensación de frustración es normal, y que no siempre hay que responder a los haters o a los trolls porque razonar con discursos de odio no suele llevar a ninguna parte”, señala. Pero también querían subrayar que no toda desinformación se lanza con mala intención, ya que muchas personas comparten contenidos sin ser conscientes de que son falsos. En esos casos, asegura, sí es posible razonar, dar contexto y contribuir a desmontar el rumor.
La escena que se generó en el taller era tan reconocible como útil: voces superpuestas alrededor de una mesa, comentarios que saltaban de un tema a otro, interrupciones suaves y, de repente, un bulo que todos habían escuchado alguna vez. Bulos que se repiten lo suficiente como para parecer ciertos, pero que se desmoronan cuando se analizan con calma.
En estas fechas, cuando los brindis se mezclan con opiniones dispares, la desinformación puede aparecer con más frecuencia. Pero también lo harán las oportunidades para frenarla. Y quizá la lección más valiosa de esta particular cena sea que no hace falta ser experto para combatirlo, basta con no caer en el círculo vicioso y antes de compartir, parar y preguntar de dónde sale esta información.
a más gente, compártelo.
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