Cómo prevenir el consumo de pornografía en la infancia y juventud - Ahora

8 años. Esa es la edad estimada con la que niños y niñas se inician en el consumo de pornografía en la actualidad. “La pornografía está al alcance de los más pequeños, no porque la busquen, sino porque la pornografía les encuentra”, expresa Lucía Martínez, técnica de Cruz Roja Juventud en Cuenca, y responsable del taller para prevenir el consumo de pornografía que se ha impartido recientemente en el Colegio Rural Agrupado “Retama”, en la localidad de Fuente de Pedro Naharro (Cuenca), con el objetivo de informar y orientar a padres y docentes sobre esta problemática. 

La pornografía entraña graves riesgos para el desarrollo emocional, psicológico y social de niños niñas. La exposición temprana a este contenido explícito puede afectar negativamente su visión de la sexualidad, promoviendo actitudes deshumanizantes hacia los demás. También genera confusión sobre relaciones afectivas y sexuales y distorsiona la comprensión de la intimidad y el consentimiento.  

“Cuando hablamos con jóvenes sobre primeras relaciones sexuales nos damos cuenta de que las tienen sobrevaladoras. Sus expectativas están basadas en el porno y si no se cumplen se piensan que es por culpa suya”, indica Lucía Martínez. Si reparamos en los roles que propone la pornografía, todo se agrava: “Los chicos piensan que tienen que cumplir el rol de los chicos en el porno; y las chicas, que tienen que satisfacer a los chicos con comportamientos que les gusten, dejando de lado el propio placer”. 

Consejos para prevenir el consumo de pornografía 

“Detrás de la pornografía hay empresas que van a intentar lucrarse y captar a gente lo antes posible. Lo hacen por ejemplo con videojuegos, son las temáticas más vistas en las plataformas de porno”, expone Lucía Martínez. Con esto en mente, la solución no pasa por la prohibición, pero sí hay que saber qué ven niños y niñas: “Se puede utilizar el control parental, aceptar según qué aplicaciones…”.  

“Que no sea un tabú hablar de sexo"

Nada sirve, sin embargo, si no hay una comunicación fluida entre padres e infancia. “Que no sea un tabú hablar de sexo, porque si los niños y niñas preguntan y los padres no quieren contestar o se niegan a hablar de estos temas, van a descubrirlo de otra manera. Por ejemplo, a través del porno. Cuanto antes se hable de sexo y se naturalice, mejor. El porno es el peor educador sexual que hay”, puntualiza la técnica de Cruz Roja Juventud con convicción. 

Abordando la sexualidad con naturalidad 

Una manera de luchar contra este consumo de la pornografía en la infancia es hablar de la sexualidad de forma más natural. “Muchas veces digo que los niños y niñas no van a ir a preguntar directamente porque les da vergüenza: deben ser lo padres quienes empiecen la conversación. Que hablen de porno, de relaciones sexuales, de preservativos…”, enumera Lucía Martínez y matiza algo que considera muy importante: “Entendamos que los preservativos no son solo para que la chicas no se queden embarazadas, también hablamos de ITS (Infecciones de Transmisión Sexual) y ETS (Enfermerdades de Transmisión Sexual. Parece que la educación sexual que se sigue enseñando es la de poner un preservativo y prevenir el embarazo, pero hay mucho más… placer femenino, zonas erógenas, métodos anticonceptivos”, insiste.  

Si la educación sexual de las aulas todavía no abarca todas estas cuestiones, organizaciones como Cruz Roja se ponen al servicio de colegios e instituciones que requieran tratar estos temas. “Podemos ser algo alternativo o complementario a los centros escolares: alguien a quien recurrir para hablar de todo esto”.  

También la cultura es a veces un buen recurso en este sentido: “Para más de 16 años, yo siempre recomiendo la serie Sex Education. Creo que es una muy buena herramienta para hablar de sexo y los jóvenes lo hacen de una manera muy natural. También emitieron un programa en TV3, la televisión autonómica de Cataluña, que se llama Generación Porno. Es muy interesante, porque salen psicólogos, sexólogos, gente que trabaja en la industria del porno, sexshops, madres y padres, jóvenes, educadores… y ofrece distintos puntos de vista”, concluye Lucía.