Infancia y naturaleza en la Bosque Escuela La Tribu - Ahora
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- El proyecto la Bosque Escuela La Tribu se alzó hace unas semanas con uno de los galardones de los Premios Impulsa de Cruz Roja. La metodología de este espacio con raíces británicas se centra en el desarrollo personal, la inteligencia emocional y la reconexión con la naturaleza.
Socializar, comunicarse, tomar decisiones o cultivar el pensamiento crítico. Estos son algunos de los preceptos que sigue la Bosque Escuela La Tribu, una suerte de colegio al aire libre (en plena naturaleza) situado en València que capitanean Laura y Alison y que imita el modelo británico de forrest school, un concepto que busca que niños y niñas, más allá del currículum académico, adquieran otras habilidades cruciales para la vida. “Identificar tus propias emociones es algo fundamental, no solo en el aula, sino en casa, cuando vas creciendo…”, pone como ejemplo Laura.
La idea, reconoce, surgió hace ya tres años, momento en que decidieron buscar asesoramiento para averiguar qué pasos debían dar. Cruz Roja Valencia fue uno de los lugares a los que acudieron. “Marta, de la oficina de Valencia, se puso en contacto con nosotras y a partir de ahí empezamos a trabajar juntas”, cuenta Laura. Asesoramiento, documentación, gestión del negocio, temas administrativos, el alta de autónomas, crear la sociedad… todo ello fueron gestionándolo poco a poco para poner en marcha su proyecto, que ha sido recientemente premiado en la categoría de consolidación con uno de los Premios Impulsa al Autoempleo de Cruz Roja. Y lo que queda por delante.
¿Qué es la Bosque Escuela La Tribu?
Alison es inglesa. Laura vivió durante algunos años en Reino Unido. Ambas compartían, eso sí, la formación en educación. Y decidieron trasladar el modelo educativo que habían visto en nuestro país vecino a España; un modelo que se centra en tres objetivos: el desarrollo personal, la inteligencia emocional y la reconexión con la naturaleza. A través de diferentes sesiones, se trabaja con los más pequeños y pequeñas en un sinfín de aspectos, aunque la idea, asegura Laura, “es intervenir lo menos posible” para permitirles mayor autonomía.
El objetivo de la bosque escuela es que los niños y las niñas exploren por su cuenta y desarrollen temas como la autoestima o la resiliencia
“Les damos tiempo para que exploren a su manera, para que hagan sus proyectos; y a partir de ahí desarrollen temas como la autoestima, la resiliencia, o el conocimiento de ellos mismos”, menciona Laura. Actualmente, la Bosque Escuela La Tribu cuenta con distintos grupos, algunos entre semana, y otros en fin de semana. “Hay desde chiquitines que vienen acompañados hasta otros que vienen solos”, apunta.
Hasta la fecha, el resultado no podría ser más positivo. “No hay conflictos, todo el mundo está ocupado, es una pasada. No tiene nada que ver con meter a 30 niños y niñas en un aula, con las luces de neón, y obligarles a sentarse o escribir… Cuando les dejas que estén de una forma más natural y respetuosa, el comportamiento es muy diferente, además del componente sensorial que tiene el estar con la naturaleza y jugar con el agua, el barro, las piedras, los palos…”, explica Laura. Y esto no acaba aquí, puesto que la idea ahora es afianzar todavía más el proyecto: “Queremos hacer una escuela infantil en el bosque, y que vengan los niños todos los días de la semana en sesiones más largas”.
Respecto al reconocimiento en los Premios Impulsa de Cruz Roja, Laura se declara emocionada. “Para nosotras es complicado, siendo mujeres, trabajando con niños; tengamos en cuenta que el tema de cuidados y educación, por algún motivo, suele quedar de lado en la sociedad… A ello se suma que trabajamos casi sin recursos, no porque no los tengamos, sino porque es parte de nuestra filosofía”. Por todo ello, añade, el premio “te da ánimos cuando la cosa flojea”.
La semilla de Cruz Roja ha sido tan decisiva en todo el proceso que Laura, a modo de despedida, revela una solidaria noticia: se ha convertido en voluntaria de la Organización. “Gracias a que Cruz Roja nos ayudó, decidí hacerme voluntaria y ya llevo un año. Estoy en un albergue de personas sin techo, en socorros y emergencias, y en salud, en la unidad móvil”, concluye.
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