La importancia del aprendizaje permanente en primeros auxilios - Ahora
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- El 11 de septiembre se celebra el Día Mundial de los Primeros Auxilios. Cruz Roja, referente en la enseñanza de estos, recuerda especialmente este año la importancia de reciclarse formativamente, y continuar aprendiendo siempre.
El 11 de septiembre se celebra el Día Mundial de los Primeros Auxilios. Cruz Roja, Organización que es referente en la enseñanza de primeros auxilios, conmemora la fecha recordando que aprender sobre estos asuntos no es un tema estanco, sino que requiere de un aprendizaje permanente. Y es que el reciclaje formativo resulta más que beneficioso, especialmente en asuntos tan importantes como los relacionados con salvar vidas.
El motivo de ello lo explica Francisco José Sánchez, del Área de Conocimiento de Educación de Cruz Roja: “Los primeros auxilios, como cualquier otro saber humano, evolucionan”. Por ello, mantener y actualizar el conocimiento y práctica en primeros auxilios resulta crucial para fomentar la confianza para actuar. De hecho, “cada cinco años el Consejo Europeo de Resucitación Cardiopulmonar (ERC) publica recomendaciones para que la aplicación de las técnicas de primeros auxilios sean más eficaces”, recuerda.
Y no solo eso, ya que “si hace mucho que hemos hecho nuestro curso de primeros auxilios, puede que apliquemos determinadas técnicas que ya no sean eficaces, y por tanto, que no produzcan el efecto deseado en la persona o personas a las que se aplican”, dice Francisco José Sánchez. Además, “aunque son técnicas sencillas, también si no se aplican, se olvidan”. Como las actuaciones en primeros auxilios no se repiten todos los días, es bueno refrescar sus conocimientos en esta materia, en cursos o simulaciones que se puedan hacer periódicamente. Cruz Roja oferta diversas formaciones al respecto que puedes consultar aquí.
“Aunque son técnicas sencillas, si no se aplican, se olvidan”
Tener habilidades y conocimientos de primeros auxilios, además, ayuda a crear comunidades más seguras y saludables. Los niños, niñas, adolescentes o personas adultas deben poder tener una educación de calidad en primeros auxilios, de modo que la formación al respecto debe ser accesible para todos y todas, desde la infancia (con primeros auxilios básicos como pedir ayuda o usar números de emergencia) hasta la adultez. Es, después de todo, un compromiso de por vida con el aprendizaje y la prestación de primeros auxilios, que nos hace más resilientes.
Y es que cada vida cuenta. Una premisa tan sencilla, pero poderosa, da valor a formarse en primeros auxilios. Cualquier persona puede necesitar asistencia médica, y tener la capacidad de salvar vidas y hacer el entorno más seguro es una posibilidad que nadie debería pasar por alto. Eso sí, hay que tener en cuenta el público. “Por ejemplo, el protocolo de una reanimación cardiopulmonar se adapta y se enseña de diferente forma si está dirigido a la población en general o si está dirigido a personal más especializado”, expresa Francisco José Sánchez.
Y también, siguiendo esta línea, es algo que se puede aplicar a las edades: “Es importante que desde los primeros años de nuestra vida estemos concienciados sobre la importancia de los primeros auxilios. Todas y todos, en función de nuestra edad y capacidad física, podemos hacer algo que ayude a otra persona en un momento determinado, a mitigar las consecuencias de un accidente o a salvarle la vida”, indica Sánchez, y pone como ejemplo “podemos aprender desde cómo avisar a los servicios médicos en caso de accidente hasta la aplicación de una reanimación cardiopulmonar utilizando la Desfibrilación Externa Automatizada”.
Las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja ofrecen cursos de primeros auxilios de calidad para empoderar a personas voluntarias y comunidades con las habilidades necesarias para salvar vidas. La educación en primeros auxilios hace una contribución a todas las sociedades al preparar a la ciudadanía a ser más autosuficiente, y ayudar a preservar la salud y seguridad de otras personas. Por último, contribuye a cultivar la empatía, la confianza propia y la disposición para actuar.
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