Elena Requena: “Educar en sexualidades debería ser una asignatura más en los currículums escolares” - Ahora
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La salud sexual repercute de forma directa en el bienestar de las personas y es tan importante como la física, la emocional o la social, en especial en días como el Día Mundial de la Salud Sexual que se conmemora este 4 de septiembre. Elena Requena es médica de familia en Madrid, cuenta con un máster en Sexología y es experta en Psicoterapia Breve y Medicina Psicosomática. Con ella hablamos sobre salud sexual y bienestar, cómo educar en esta materia, y el papel de la atención sanitaria primaria en este contexto, entre otros temas.
¿Qué entendemos por una salud sexual y cómo puede llegar a afectar al bienestar de una persona?
Cuando preguntamos a la población por su salud sexual, lo más probable es que hagan referencia a los problemas o las patologías relacionadas con los genitales. Esta noción es muy limitada y ya desde la OMS se entiende la salud sexual como un estado que engloba el bienestar, la seguridad y la liberad frente al a discriminación y la violencia.
Según la OMS los determinantes para disfrutar de una buena salud sexual pasan por tener acceso a información integral de buena calidad sobre sexo y sexualidad, conocimiento de los riesgos que pueden correr y su vulnerabilidad ante las consecuencias adversas de la actividad sexual sin protección, la posibilidad de acceder a la atención de salud sexual y la residencia en un entorno que afirme y promueva la salud sexual.
La OMS también reconoce que los problemas relacionados con la salud sexual son de amplio alcance y abarcan la orientación sexual y la identidad de género, la expresión sexual, las relaciones y el placer.
¿Es la salud sexual un tema tabú que cuesta sacar en las consultas sanitarias? ¿Por qué?
Al haber esa falsa idea de que el sexo es sinónimo de genitales y cómo ha estado tratado este a lo largo de la historia, bien por influencias religiosas, bien por convenciones sociales, aún hay mucha gente que siente mucha vergüenza cuando viene a consulta con alguna dificultad que ellos entienden como sexual. Como decíamos, generalmente relacionada con lo genital. Por otro lado, el miedo al juicio por parte de profesionales sanitarios también tiene un efecto negativo a la hora de que las personas se sientan libres de venir a consulta y comentar qué sienten, qué dificultades tienen o qué les preocupa.
Quizá ese sea uno de los motivos, entre otros, por los que se consulten los síntomas antes de ir a la consulta médica, ¿a qué crees que se debe?
Creo que actualmente tenemos de la mano tantísima información que, en muchas ocasiones, creemos que podemos solucionar las cosas por nuestra cuenta, o ir directamente al médico pidiendo un tratamiento teniendo la certeza de lo que nos pasa. Esto puede ser bastante peligroso, ya que podemos confundir tanto al personal sanitario como a nosotros mismos.
Calmar la ansiedad que supone percibir un problema de este tipo en ocasiones nos hace dar palos de ciego e intentar buscar soluciones rápidas. Yo siempre aconsejo acudir cuanto antes a la consulta de tu médica de familia para así salir de dudas y poner en común lo que te preocupa.
¿A partir de qué edad y cómo se tendría que educar en sexualidades? ¿Quién o quienes tendrían que proporcionar esta educación en sexualidades?
Educar en sexualidades, siempre adaptada a las diferentes etapas, debería ser una asignatura más en los currículums escolares. El grueso de ella radica en la toma de conciencia del propio cuerpo, de nuestras emociones y deseos, y por supuesto de la diversidad y el respeto. Hasta hace muy poco la única educación sexual que se impartía en los centros educativos, aparte de ser muy escasa, se basaba únicamente en evitar infecciones de transmisión genital y embarazos no deseados. Esta idea es limitadísima y genera más malestar que, por supuesto, cultivo de una dimensión que está presente en todas las etapas vitales. De forma que lo ideal sería iniciarla en la primera infancia, como comentamos, siempre adaptada a la capacidad de comprensión del niño, la niña o adolescente.
Por otro lado, la responsabilidad de una buena educación sexual, no solo es competencia de la educación formal. Esta formación comienza desde casa, en familia, y se extiende a otros recursos, como profesionales de la educación social, de la sanidad y dentro del marco no formal educativo.
¿Por qué, pese a toda la información que tenemos sobre las ITS, siguen siendo un problema y se siguen dando casos, incluso registrándose un incremento porcentual en estos últimos años?
Esa falta de educación sexual por un lado y el hecho de que tengamos actualmente tratamientos disponibles para casi todas las infecciones de transmisión genital, hace que las personas relajen el uso de métodos barrera en sus prácticas eróticas. De otra parte, la forma de relacionarnos actualmente, donde muchas veces los encuentros pueden estar mediados por sustancias, o son encuentros que surgen de una forma muy espontánea condicionan el no uso de métodos barrera.
¿Qué papel juega Internet como fuente de educación sexual?
Como comentábamos antes, esa falta de educación sexual hace que nos guiemos por modelos muchas veces ficcionados de la realidad. Esto, ¿qué quiere decir? Imaginemos por un momento que nuestras referencias para relacionarnos con el otro fueran únicamente las películas de un género, por ejemplo, bélicas. ¿Cómo sería nuestro día a día? ¿Cómo actuaríamos? Eso quiere decir que no debe haber ese género cinematográfico. ¡Para nada! Es lúdico, es informativo, es entretenido, nos narra otras realidades. El problema viene cuando solo tenemos ese filtro.
Actualmente disponemos de una cantidad de información prácticamente infinita. Y no siempre toda información es información veraz o de calidad. Identificar o proporcionar fuentes fiables como forma de educación sexual, también forma parte de una buena salud sexual.
En esos modelos que vemos en redes sociales, solo se suele exponer un tipo de relación, unas corporalidades específicas, siendo muy complicado encontrar otras realidades en un primer vistazo.
La sexualidad de ciertas personas como infancia, mayores, personas con discapacidades, con enfermedad crónica…; ¿crees que se deja en un segundo plano? ¿por qué?
Creo que el denominador común de estos grupos que mencionan es que la sociedad tiende a infantilizarlos. En el caso de la infancia, obviamente es una cuestión etaria y aun así se subestima la capacidad de esta de entender. Pero en el resto de casos, nos incomoda hablar de sexualidad en estas etapas o grupos. La diversidad del cuerpo es otro de los motivos. Los cuerpos mayores no tienen una belleza normativa, los cuerpos enfermos no pueden llevar a cabo en ocasiones prácticas normativas. Todo esto queda en los márgenes de los márgenes, de lo sexual. La sociedad prefiere mirar hacia otro lado. No olvidemos que los derechos sexuales son derechos humanos para todos y todas. Salirnos de ese marco normativo y entender la sexualidad, la erótica, como algo mucho más rico, forma parte también de la educación sexual.
En el caso de la infancia tenemos que tener en cuenta y cuidar esa curiosidad y su capacidad para entenderse y entender a otras personas. Esto favorece el autocuidado y evita situaciones de riesgo. Entender por qué el otro tiene un cuerpo diferente al suyo, cómo cuidarlo, entender la diversidad y el respeto. Son grandes retos que aportarían mucho bienestar a lo largo de la vida del individuo.
¿Por qué crees que sigue siendo importante abordar la salud sexual con la juventud?
Creo que una educación sexual integral desde la infancia contribuiría a mejorar la calidad de vida de las personas. No solo desde una perspectiva biologicista como se entiende ahora la “salud sexual”, que también. Si no desde una visión humanista. Donde el sexo sea un espacio de crecimiento, diversidad, puesta en común y respeto. Donde no nos sintamos juzgados por nuestra orientación del deseo, nuestra genitalidad o nuestro género.
Actualmente, la inmediatez, esa sociedad líquida de la que en ocasiones se habla, hace que nuestra juventud se relacione de una forma muy distinta a la de hace unos años. Esa rapidez hace que las dinámicas relacionales sean mucho más inmediatas y dejen a un lado espacio para lo reflexivo, el cuidado, tanto propio como del otro, y muchas veces el disfrute.
De ahí la importancia de tener fuentes de información fiables. Proporcionar información y formación de calidad, veraz y al mismo tiempo atractiva para las y los jóvenes.
El acceso a internet también puede formar parte de esta problemática si no se ha recibido una educación sexual integral desde edades tempranas. Encontrándonos muchas veces con niños y niñas expuestas a pornografía por primera vez con 8 u 11 años.
¿Cuál crees que ha sido el motivo por el que la mujer a lo largo de la historia no ha podido expresar su deseo y su erotismo?
A lo largo de la historia la mujer ha ido adoptando diferentes papeles en cuanto a la erótica. En un primer tiempo la mujer debía ser un sujeto rechazador del sexo, porque era lo que generalmente la religión entendía como gestos de virtud, de pureza, que nos hacían estar más cerca de lo divino. Esto fue cambiando y la mujer adoptó un papel más activo en los encuentros, un papel de amante, donde participaba del placer masculino, pero generalmente enfocado el disfrute de este. Actualmente se reivindica el papel de la mujer como sujeto que desea y disfruta. Si bien estos tres roles de los que hablamos siguen existiendo de manera simultánea en nuestra sociedad.
¿Qué crees que necesitan las y los profesionales sanitarios, tanto personal médico como enfermería, para proporcionar una atención en salud sexual adecuada?
Formación, formación y formación. Que entendamos todos y todas que esta dimensión forma parte del bienestar de las personas. Y que una buena percepción y vivencia de nuestra erótica contribuye a una buena salud integral, tanto física, como emocional y social en las personas. Estar formados y formadas y mostrar interés por la diversidad y las diferentes formas de estar en el mundo, hace que los y las profesionales se sientan en una posición más cómoda a la hora de abordar estos temas, que generan a veces una gran inseguridad en nuestro desempeño profesional.
¿Qué necesitan las y los pacientes para poder abordar su salud sexual en vuestra consulta? ¿Cómo se puede ayudar, en materia de educación sexual, desde una consulta de atención primaria?
En Atención Primaria surgen todo tipo de conversaciones con los y las pacientes. Es ahí donde el o la profesional de la salud tiene que ver la oportunidad de abordar la salud sexual de la persona en cuestión. Para eso el o la profesional debe estar en una posición de comodidad y contar con formación.
Por parte del paciente o la paciente, considero que crear un espacio seguro y cómodo, sin juicio, contribuye de manera clara a que sientan la libertad de consultar las dificultades que puedan surgir al respecto.
Por otro lado, la longitudinalidad, es decir, que siempre te atienda el o la misma profesional, es una de las grandes bazas de la Atención Primaria. Está más que demostrado que mejora la percepción de la salud, disminuye el número de ingresos y reduce la mortalidad por todas las causas. Esta longitudinalidad, aplicada a la salud sexual, funciona de la misma forma. Si tu médico o médica de familia es la misma persona por un periodo largo de tiempo, te sientes con mayor comodidad a la hora de presentarle o consultar lo que te ocurre.