Ebbaba Hameida: "El periodismo me ha ayudado a entender el mundo en el que vivo" - Ahora
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Ebbaba Hameida es una periodista española de origen saharaui. Actualmente, es redactora de RTVE, donde destacan sus trabajos sobre migraciones y los derechos de las mujeres. Desde mayo de 2020, es miembro de la junta directiva de la sección española de Reporteros Sin Fronteras. Sus vivencias personales, su sensibilidad a la hora de contar lo que ocurre alrededor del mundo y su especial relación con Cruz Roja y la Media Luna Roja son lo que nos lleva hoy a conocerla un poquito más a través de esta entrevista para AHORA.
¿Quién es Ebbaba Hameida más allá de periodista?
Yo creo que es una periodista que ha nacido en un campo de refugiados, es saharaui, también es española, es italiana… Creo que soy una persona que ha vivido a caballo entre tres países y que ha nacido en un contexto que me ha marcado mucho. Nací en los campos de refugiados saharauis, por mi enfermedad tuve que salir, me he criado muy lejos de mi familia y, más allá de la periodista de Radio Televisión Española, soy una mujer que ha nacido en un contexto musulmán-árabe y, sobre todo, una saharaui marcada por un conflicto.
¿Por qué decidiste estudiar periodismo?
Yo creo que he estado durante muchos años, sobre todo en la etapa del instituto, teniendo que contar mi historia una y otra vez. En aquel momento, me asombraba mucho ver que la gente no sabía ni dónde estaba el Sáhara en el mapa. No entendía por qué desconocían esta realidad. Y yo creo que a costa de contarla tantas veces me decanté por el periodismo.
Por aquel entonces, también tenía muy romantizada la radio, y la sigo teniendo. Me acuerdo mucho del papel que jugaba la radio en la sociedad saharaui, también para los nómadas. Era la voz que siempre acompañaba a mi abuelo. Sin embargo, luego estudié periodismo y me di cuenta que todo lo que me ha aportado a mí la carrera, así como el ejercicio de esta profesión, en ubicarme en el mundo. También me hizo darme cuenta de que mi conflicto no era un conflicto aislado, que existen otros conflictos en el mundo, que existen otras realidades, que hay muchas personas que son vulnerables a lo largo y ancho del planeta, incluso en las sociedades más desarrolladas, y en países también más democráticos.
El periodismo me ha ayudado mucho a ubicarme, a entender el mundo en el que vivo.
Tu trayectoria se ha centrado mucho en las migraciones y en los derechos de las mujeres. ¿Por qué te especializas en esos campos?
Yo creo que las migraciones han llegado a mí de una forma muy orgánica. Quizás por el idioma, por el hecho de hablar árabe y estar en contacto con personas que provienen de Marruecos, por ejemplo, o de Sudán; me resultaba más fácil. Había una barrera menos que romper como periodista.
Me sorprendía mucho cómo al principio llamaba la atención mi forma de contar las migraciones, y no sé si es porque mi vida también ha sido atravesada por esas circunstancias diferentes, con muchos privilegios sí... pero quizás esa empatía de poder ponerme más en el lugar del otro me hacía contar las cosas de manera distinta. Luego descubres que simplemente son las normas del periodismo y que cualquier persona puede tener esa empatía y contar esas historias que marcan las fronteras y las políticas migratorias.
Y así, poco a poco, iban llegando a mí estos temas. Empezaron a mandarme a Ceuta, Melilla; de hecho ahí trabajamos con compañeros y compañeras de Cruz Roja y al final te me acabé especializando.
Cuando terminé la carrera, hice un máster en investigación y me metí a hacer una tesis doctoral sobre la identidad de las mujeres en países musulmanes. A mí, como mujer, mujer migrante, el haber nacido también en una sociedad árabe-musulmana me ha ayudado mucho. Esa investigación ha contribuido a definir mi propia identidad y a intentar entender el porqué de muchas cosas. Al final, he crecido a caballo entre dos mundos opuestos que chocan entre sí.
Hice un marco teórico en el que entrevisté a muchísimas mujeres. El tema de la mujer es algo intrínseco y creo que es algo que siempre está, un tema transversal que está muy presente en mis trabajos. Basta con saber mirar y saber que la realidad de las mujeres es distinta, más si estamos hablando de conflictos o migraciones.
Las mujeres siempre sufren más las consecuencias y hay que saber dedicarle un espacio, una mirada especial. Y eso intento.
Acabas de cubrir el conflicto de Ucrania, ¿qué es la guerra para ti?
Creo que la guerra es el porqué de muchas cosas, el porqué de todo. Además, cubriendo la guerra sobre el terreno ves lo peor y lo mejor del ser humano, y eso también recuerdo que me lo comentó un compañero de la televisión. Me dijo: “En una guerra vas a ver lo mejor y lo peor”. Y, efectivamente, compruebas que está lo mejor de las personas: la solidaridad, el apoyo, el personal voluntario, ese trabajo que se hace a nivel de organizaciones y de sociedad civil que es impresionante; pero también ves lo peor y ese “peor” son las causas de muchos males que golpean al planeta, son los porqués que hacen que las personas huyan, pero también son los porqués de que haya muchos niños sin acceso a la sanidad, a un alimento digno, a una educación… Son las violaciones de todos los derechos, más la masacre de absolutamente todo lo que puede tener el ser humano, la pérdida de familiares...Y es el derrame de sangre injustificada.
Ahí creo que los medios tenemos un papel muy importante a la hora de explicar las cosas y de contextualizarlas para evitar también los conflictos. No siempre se puede, pero es muy importante. Es muy importante señalar a los responsables políticos de estos conflictos, a las políticas que llevan a estos conflictos, a las relaciones geoestratégicas y comerciales que esconden estos conflictos y que son una consecuencia de ese derrame de sangre de civiles...
Y creo que el periodismo tiene que estar ahí, tenemos que estar. Desgraciadamente los medios no lo hacen, porque cuesta mucho dinero, pero hay que invertir en las coberturas internacionales, en coberturas de conflicto, y hay que explicar el porqué. Ahí se puede explicar todo el mapa del mundo en el que vivimos.
¿Cómo deberían colaborar ONG y medios de comunicación?
Creo que esas relaciones entre ONG y medios de comunicación pueden mejorar cuando cada uno sepa cuál es el papel que tiene y cuál es el papel del otro. Obviamente, yo como periodista, en situaciones muy adversas he admirado el papel de la ONG que me acompañaba.
Ellos y ellas, los cooperantes y su entidad estaban ayudando de forma directa, por ejemplo, a las personas que sufren el hambre en Somalia, a las mujeres que viven las consecuencias de la sequía… Sin embargo, yo no tenía ese rol. Yo iba a robar su historia, a sentarles y que me contasen su realidad. Y luego mi papel es traer esa realidad y contarla en otro contexto. Son relaciones circulares, son relaciones interdependientes.
Nosotros en muchas ocasiones tiramos y necesitamos de las ONG. Nos facilitan el testimonio, nos facilitan el rostro, el nombre y el apellido de las personas que estamos metiendo muchas veces dentro de grandes cifras y que muchas veces deshumanizamos. Ese acercamiento nos ayuda muchísimo como periodistas.
Y creo que no podemos vivir los unos sin los otros, porque también las ONG nos necesitan para dar a conocer su trabajo. Y es una relación muy importante y creo que se retroalimenta.
Luego también están esas relaciones interpersonales entre cooperante o responsable del gabinete de prensa y el propio periodista. Para mí es clave que los gabinetes de prensa de las ONG me den su feedback, porque nosotros estamos contando una realidad en la que a veces aterrizamos como paracaidistas, sin conocerla muy bien. Sin embargo, la ONG siempre ha estado ahí y tiene un contexto, unas claves, un bagaje que yo como periodista paracaidista no puedo tener. Creo que desde la prensa tenemos que tener esa humildad y reconocer también ese trabajo que se hace al otro lado.
¿Qué relación has tenido con Cruz Roja?
Mis primeros contactos con Cruz Roja fueron al cubrir la crisis migratoria de Canarias. Recuerdo que ahí fue la primera vez que hablé con Miguel Ángel y con Magdalena de Cruz Roja en Canarias, y ellos dos se coordinaron para que yo pudiese tener acceso a testimonios de personas que estaban llegando.
Nosotros como periodistas podíamos ir por fuera de las instalaciones de los campamentos de acogida que se improvisaron, pero no teníamos acceso a testimonios. Y yo me acuerdo que esa cobertura que hice, mi primera cobertura en Canarias, fue gracias también al trabajo de Magdalena y de Miguel Ángel de Cruz Roja.
Yo quería hablar con mujeres que acababan de llegar y recuerdo que Magdalena me decía: “Pues en este centro tenemos a estas mujeres de este perfil”. Gracias a ellos conocí la travesía de Amirata y pude contar lo que supone para una mujer subirse a una patera y llegar a España. O por ejemplo, me acuerdo que, en 2021, después de la pandemia, se estaban dando casos de menores que estaban siendo separados de sus padres, y ese testimonio y esa historia yo la tuve contactando con Cruz Roja.
¿Qué opinas de Cruz Roja?
Para mí Cruz Roja, aunque es verdad que por los países por los que vengo es el equivalente a la Media Luna Roja, es la primera que llega. La que siempre está, antes, durante y después.
Por ejemplo, lo vemos con la guerra en Gaza y la Media Luna Roja Palestina. También he conocido de primera mano el trabajo de la Media Luna Roja Tunecina, Argelina; que trabajan directamente con las personas migrantes que están allí, en primera línea en todos los sentidos. Hacen un trabajo encomiable.
He conocido el trabajo de Cruz Roja Española y para mí son los que siempre están, los que siempre salen. Como periodista, son los primeros a los que llamar cuando ocurre algo, son los que me dan acceso y son los que sé que están en contacto con las personas que sufren las catástrofes o las políticas migratorias. Son los que atienden a las personas que viven en situaciones de extrema vulnerabilidad.