Al borde del abismo: las consecuencias socioeconómicas de la pandemia - Ahora

• Controlada la crisis sanitaria que ha supuesto la pandemia en muchos países, queda la segunda parte: el impacto socioeconómico que está teniendo a nivel global la COVID-19. Las mujeres, las poblaciones urbanas y las personas en desplazamiento se han visto afectadas de manera singular y desproporcionada por las devastadoras consecuencias socioeconómicas derivadas de la pandemia. Así se desprende del nuevo estudio publicado esta semana por la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC).

Al tiempo que hacíamos frente al desafío sanitario que ha dejado la pandemia, en Cruz Roja hemos estado interviniendo frente una crisis paralela: las consecuencias socioeconómicas derivadas de ella. La reducción del empleo y la pérdida de ingresos; el aumento de la inseguridad alimentaria; la disminución de la protección contra la violencia y la agudización de los problemas de salud mental son las consecuencias más visibles, pero no las únicas. La COVID-19 ha amplificado las desigualdades, desestabilizado a las comunidades y revertido los avances en el desarrollo logrados en los últimos decenios. Muchos países se enfrentan a un repunte de la transmisión y, en paralelo, a desastres a gran escala y a otras crisis humanitarias complejas.

En este contexto, la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (IFRC) ha presentado el Informe ‘Al borde del abismo: las consecuencias socioeconómicas de la pandemia de COVID-19’ para determinar en qué medida esas repercusiones secundarias han afectado a las comunidades, a quiénes han perjudicado más y por qué, además de analizar la respuesta de las Sociedad Nacionales. En esta reciente investigación, en el que ha participado directamente Cruz Roja Española a través de entrevistas y compartiendo informes y datos, junto a otras sociedad nacionales, aporta un panorama mundial, con particular énfasis en diez países: Afganistán, Colombia, El Salvador, España, Filipinas, Iraq, Kenia, Líbano, Sudáfrica y Turquía.

Sobre los impactos
 

La pandemia tuvo graves repercusiones económicas en todos los países del mundo y ha conllevado un retroceso en los progresos alcanzados en la reducción de la pobreza a nivel mundial. La COVID-19 ha amplificado las desigualdades, desestabilizado a las comunidades y revertido los avances en el desarrollo logrados en los últimos decenios. Las consecuencias destructivas de la pandemia van a durar años e incluso décadas, pero este impacto no solo afecta a las economías sino también a la sociedad. El informe identifica  a tres colectivos a los que ha golpeado la pandemia especialmente: mujeres, población residente en áreas urbanas y personas migrantes, refugiadas o desplazadas. La desigualdad en el acceso a las vacunas también exacerbará las repercusiones socioeconómicas y obstaculizará la recuperación. El mundo ha puesto rumbo hacia una recuperación sumamente desigual.

La COVID-19 ha amplificado las desigualdades, desestabilizado a las comunidades y revertido los avances en el desarrollo logrados en los últimos decenios

La respuesta

El papel de las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, en calidad de auxiliares de los poderes públicos en el ámbito humanitario, ha implicado que, cuando los gobiernos no han sido capaces de prestar asistencia, hayamos podido intervenir. En muchos países los sistemas de protección social flaquearon o fallaron por completo y Cruz Roja intervino para llenar este vacío. La mayoría de las Sociedades Nacionales encuestadas señalaron que tuvieron que adaptar o incrementar sus programas, especialmente en los ámbitos del apoyo a los medios de vida y a la salud mental. 

El informe señala que nunca había sido tan evidente la necesidad de adaptar la asistencia al contexto local. En un mundo globalizado, que tuvo que enfrentar restricciones a los viajes y confinamientos, la comunidad internacional se vio obligada a replantearse su modalidad de intervención. En calidad de agentes comunitarios de intervención de primera línea en los contextos locales y nacionales, las Sociedades Nacionales han ejecutado rápidamente, adaptado las operaciones o ampliado su respuesta, gracias a que ya estaban presentes en las comunidades.

Francesco Rocca, presidente de la Federación Internacional, ha señalado en la presentación: “Nuestra investigación demuestra algo que se sospechaba y se temía desde hace algún tiempo, esto es, que las consecuencias secundarias adversas de esta pandemia han perjudicado el tejido social de una manera que permanecerá perceptible durante años, cuando no decenios, en el futuro. Quienes ya eran vulnerables debido a conflictos, al cambio climático y a la pobreza, se encuentran al borde del precipicio. Muchas de las personas que antes podían resistir a las crisis son ahora vulnerables y necesitan asistencia humanitaria por primera vez en la vida”.